Alumnos «cervantinos»

Alumnos, profesores, personal no docente, miembros del Ampa, profesores jubilados, antiguos estudiantes… y así hasta llegar a más de mil personas. Todas ellas fueron las encargadas de aportar su pequeña colaboración para la elaboración de una copia manuscrita de la segunda parte del Quijote. Un trabajo con el que el Instituto de Enseñanza Secundaria Padre Isla de la capital leonesa quiso celebrar el 400 aniversario de su publicación.

Durante seis meses los participantes en esta iniciativa trabajaron para hacer frente a la tarea de reproducir el prólogo, dedicatorias, índice y los 74 capítulos en los que Miguel de Cervantes narró las aventuras de los protagonistas de la considerada como su «gran obra».

Una vez distribuidas las diferentes partes y el material necesario (plantillas, folios de un color blanco roto, bolígrafos verdes, lápiz, líquido corrector, letras capitulares y una nota con algunas recomendaciones) llegó el momento de ponerse «manos a la obra». Fue a principios del mes de marzo cuando, según Maite López, profesora del departamento de Lengua Castellana y Literatura e impulsora del proyecto, «comenzaron a llegar los primeros capítulos». El proceso fue largo, comenta, pero la respuesta por parte del millar de personas implicadas en su elaboración fue «buena», lo que facilitó que el resultado final fuera el esperado.

Con la obra completada se realizaron dos copias y el original puso rumbo a El Toboso para formar parte de la biblioteca allí existente, compuesta exclusivamente por distintas ediciones de la obra, donaciones de personajes relevantes, etc.

Como detalles curiosos, López subraya que la portada y título son un «remedo» del título de la edición de la «Segunda parte del Ingenioso cavallero don Quixote de La Mancha», dirigida a Don Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos, que es quien la costea. Se introdujeron «guiños» al Instituto Padre Isla, «pues aparece el logo que actualmente utiliza el Ampa», y a la Biblioteca-Museo Cervantino de El Toboso, uno de los destinos del trabajo.

Además, hay también un capítulo, que correspondía a los profesores jubilados, que está copiado dos veces, pues, «ya que habían hecho el esfuerzo, no se iba a dejar fuera a nadie», argumenta López. Por último, el calígrafo, ex profesor de Educación Física del centro, es manchego y tiene familia muy cerca de El Toboso, lo que añade otra singularidad más al proyecto.