las merindades
Empresarios en el campo
La riqueza turística, agroalimentaria y cultural de esta comarca la convierten en un filón que necesita «promoción»
La comarca de Las Merindades, al norte de Burgos tiene las ventajas y los inconvenientes de un territorio situado en el límite de la provincia, pero también en el límite de Castilla y León. Se trata de una comarca de una gran riqueza paisajística y ambiental, con una superficie mayor que la provincia de Vizcaya y una dispersión poblacional preocupante. Su reto es aprovechar esa riqueza. Su principal debilidad, la dificultad de promoción y comunicaciones.
Uno de los que mejor conoce la realidad económica de la comarca es José Luis Ranero, el gerente del Ceder-Merindades, un grupo de acción local que lleva años intentando rizar el rizo para la creación de empresas en la zona. Asegura que los fondos de las ayudas que han canalizado, sobre todo europeas, nunca han sido muy abundantes. Han sido programas de cinco a seis millones de dotación presupuestaria pero para ejecutar en siete años. De hecho, varios ayuntamientos de la zona disponen de presupuestos bastante mayores.
Como ha ocurrido con los otros grupos de Castilla y León, el recorte de fondos les pilló a mitad de programa, con muchas inversiones ya realizadas. Tuvieron que apañarse con 3,5 millones. El recorte de 1,5 millones la falta de fluidez en la llegada de los fondos de la administración han colocando a los grupos y emprendedores de la zona en situación complicada, aunque el «apoyo vital» de la Diputación de Burgos les ha permitido sobrevivir, tratar de cerrar el programa Leadercal y preparar un programa para los próximos años.
La crisis económica ha traído otro problema, la falta de emprendedores natos. El perfil ha cambiado y ahora aparecen proyectos de personas que optan por emprender como única salida. Eso obliga a prestar especial cuidado para analizar los proyectos porque «ser empresario tiene que ser algo voluntario, no forzado a la espera de conseguir una oportunidad laboral por cuenta ajena», explica Ranero.
Si algo define a las merindades es su enorme potencial turístico enorme. Se trata de una zona de montaña atravesada por el río Ebro, con cuatro espacios naturales declarados, cerca del 40% del territorio amparado por figuras de protección y más de 75 elementos románicos de primer nivel repartidos por la comarca, además de varias rutas y museos. Aunque el turismo se ha visto afectado por la crisis, en el último año el turismo rural empieza a notar una mejoría y la demanda de plazas se ha estabilizado.
La prueba del atractivo turístico de la zona son las variaciones poblacionales que se producen en momentos puntuales del año, como la Semana Santa y, sobre todo, el verano. En esos momentos se pasa de 24.000 a 120.000 habitantes, aunque el potencial hostelero de la zona aún tiene capacidad para una acogida mayor.
Alimentos, marca de garantía
A nivel empresarial, la industria fundamental de Las Merindades es la de transformación agroalimentaria. Son pequeñas empresas, la mayoría familiares dedicadas a la fabricación y envasado de embutidos, quesos, patatas o la lechuga de Medina, amparada por una marca de garantía. A partir de ahí, la oferta industrial está muy atomizada, en muchos sectores, antes ligados al mundo de la construcción, aunque ahora ya no tanto. La comarca cuenta con una gran variedad de empresas, aunque su denominador común es su pequeño tamaño, que en la mayoría de los casos limita su capacidad de presencia al ámbito local.
Sin embargo, la principal dificultad reside en el mapa administrativo, organizado en 27 municipios, pero con casi 480 núcleos de población y la dispersión de población hace que cualquier puesta en marcha de estrategias contra el despoblamiento o el desarrollo industrial sean complejas y necesiten acciones paralelas en infraestructuras, carreteras y conexiones ADSL imprescindibles para que un territorio tan variopinto como el nuestro pueda avanzar. Para Ranero, lo que realmente hace más falta es la promoción, porque la zona tiene todo lo necesario, incluida la proximidad a cinco capitales de provincia, situadas a menos de 80 kilómetros. Considera que cuando alguien va a un alojamiento de turismo rural no le preocupa demasiado que alguna carretera no esté en el mejor estado. La riqueza natural también alcanza a los productos hortofrutícolas de la zona en la que hay una gran variedad de cultivos.
La tecnología en el mundo rural
En medio de un panorama marcado por el aprovechamiento del entorno natural y la atomización empresarial, en 2008 se creó la Fundación Open Smart Rural en un intento de combinar los recursos tecnológicos con la oportunidad que ofrece el medio natural de la comarca. En 2012 presentaron sus primeros logros, sobre todo un sistema cartográfico que permite identificar parcelas e inmuebles pero, sobre todo, ayuda a la geolocalización de todo tipo de establecimientos, servicios o recursos.
El presidente de la Fundación, Martín Ruíz, asegura que el proyecto ha avanzado a nivel técnico hasta ser reconocido entre los primeros 40 proyectos del Instituto de Massachuset en España en 2013, lo que les ha dado la posibilidad de financiación específica que ahora intentan canalizar para su comercialización.
Reconoce la dificultad de acometer un proyecto de esta envergadura desde una zona rural donde incluso hay todavía zonas con problemas de cobertura de telefonía móvil o donde no llega la banda ancha para el acceso a Internet. También es complicado acceder a apoyo de las administraciones, pero la flexibilidad del proyecto, que permite ir ampliando las zonas incluidas y el hecho de que no hay nada parecido para el medio rural les hace confiar en poder «salir al mercado» en 2015.
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