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ciencia política

En el punto de mira

La corrupción y la situación política en España ponen «de moda» unos estudios capaces de aportar luz sobre la realidad

En el punto de mira r.ordoñez

cristina rosado

En los debates y tertulias de radio y televisión, o en las páginas de opinión y análisis de la prensa, cada vez son más los expertos en Ciencia Política que acaparan la atención informativa para explicar las incógnitas con que la realidad social y política nos asalta cada día. Los continuos casos de corrupción, Cataluña y su amenaza de independencia o la crisis económica, entre otros temas, han despertado el interés por los estudios universitarios dedicados a desmenuzar y comprender tanto avatar «tormentoso».

En Castilla y León, únicamente las Universidades de Burgos y Salamanca imparten estos estudios de Grado y en los últimos cursos, el interés de los alumnos por seguirlos se ha acentuado. Lo cuenta el director del Área de Ciencia Política de la Facultad de Derecho de la Universidad de Burgos y profesor del Grado de Ciencia Política y Gestión Pública, Leonardo Sánchez, quien comenta que aunque, «la confianza de los ciudadanos en las instituciones está bajo mínimos», también observan que «hay un interés de mucha gente en que esto hay que cambiarlo y en los últimos meses, y tras la irrupción de Podemos tras las elecciones europeas como un fenómeno nuevo, hay más inquietud y preocupación» por saber qué claves se están dando para que la sociedad española y la política vayan por estos derroteros.

Santiago Bello, coordinador de este Grado en la UBU, que este año ha duplicado su número de alumnos de nuevo ingreso, asegura que «los estudiantes están muy participativos» y que aunque no todos se dediquen a la política en el futuro, esta carrera les da «una visión más amplia sobre qué se puede hacer al respecto» de asuntos como la corrupción. Frente a esto, la coordinadora del Grado de Ciencia Política y Administración Pública en Salamanca, Elena Martínez Barahona, dice no estar tan segura de si el «efecto Podemos» o el hartazgo de un sector de la población por la corrupción en medio de la crisis económica ha suscitado más interés por estos estudios, que en el caso de Salamanca, son recientes. Lo que sí constata es que hasta recientes fechas, se han dado varias generaciones «desactivadas» para opinar políticamente fruto de los 40 años de dictadura vividos en España, y que la situación está cambiando, que la gente «empieza a ver que la política nos afecta» y que empieza a interesarse por «saber quiénes son los políticos, estudiar las llamadas puertas giratorias», etc. «Es un discurso manido decir que yo soy apolítico. No. Cuando sales a la calle, ya eres político; todo es política», afirma Martínez Barahona.

Para Manuel Alcántara, catedrático de Ciencia Política en la USAL y autor del libro «El oficio político», «la política no es ajena al ser humano y en momentos como los actuales, con crisis, con la situación en Cataluña, con los casos de corrupción, el interés por la ella ha crecido y esto azuza el interés de los chicos inquietos».

Todos coinciden en que «la universidad tiene mucho que decir» en estas cuestiones porque es donde se investiga sobre el devenir de la política y sus dirigentes, y porque «es el lugar adecuado donde decir a nuestros alumnos que hay determinados comportamientos que no pueden darse porque suponen una pérdida de confianza para la población que no se puede permitir si se quiere que funcionen las instituciones», como señala Santiago Bello, y que esta carrera, muy versátil y multidisciplinar, «puede aportar muchas ideas y claves», según Leonardo Sánchez.

Además, junto a materias como el derecho, la historia o la economía, la cultura cívica y política y la ética, están presentes en estos estudios, algo que puede servir a aquellos que en un futuro quieran dedicarse a la política o al trabajo en la gestión de lo público. «Un conocimiento vasto es fundamental», a juicio de Leonardo Sánchez, que añade entre ese conocimiento el saber más humanístico: «Tienes que haber leído a los clásicos, conocer las ideas de quienes han pensado el mundo y lo han ido construyendo con su reflexión». Por eso, a Manuel Alcántara, le parece «un desastre» que se dé menos peso a las Humanidades en la educación frente a otros conocimientos.

Menos «dedo»

Quien se muestra más cauta es Elena Martínez Barahona, que considera que criticar a nuestros representantes porque «no están formados» es «un argumento elitista; la representatividad es otra cosa, les pedimos algo que no exigimos a otras profesiones, pero sí que es cierto que si tienen un equipo técnico bien formado será algo beneficioso; cuantos más técnicos bien preparados tengan y cuenten con profesionales bien formados, menos «dedo» habrá, y ahí viene nuestra contribución».

Y es que este debate entronca con una de las posibilidades que ofrece esta titulación, formar asesores que puedan contribuir a un buen desempeño en la actividad de los políticos. En este sentido, Santiago Bello explica que en clase abordan temas de actualidad y casos reales «para ver qué se puede aportar al sistema político», y asuntos como la «transparencia» y los valores éticos en la gobernanza de las instituciones. Y alude a que tal vez, «si algún corrupto hubiera pasado por nuestras clases, quizá lo hubiera pensado dos veces al tener determinado comportamiento, que a corto plazo puede tener un beneficio, pero a largo, no debe tolerarse porque es muy peligroso para el Estado». Continúa reflexionando que «un buen asesor de un político debe saber dónde marcar las líneas rojas que son de imposible traspaso».

Alcántara, como sus compañeros docentes, considera además, que esta disciplina puede contribuir a «un conocimiento riguroso de la realidad, a desmenuzar muy bien lo que pasa y a buscar explicaciones causales», pero que en España «faltan estudios sobre los políticos; sabemos muy poco de ellos, quién está detrás de quién».

No obstante, todos estos profesores universitarios insisten en que las salidas profesionales de estos estudios son variadas. Alcántara sostiene que «cuando tomas una muestra de los políticos, el número de los que han estudiado Ciencia Política es relativamente bajo» y que la carrera es tan «versátil» que permite formarse de cara a trabajar en la Administración, en la diplomacia, pero también en el mundo empresarial, donde «la figura del politólogo está muy bien vista» por sus conocimientos de derecho, economía, etc.

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