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El Valladolid pierde ante el Granada y el próximo año jugará en Segunda

Los blanquivioletas fueron incapaces de vencer a los andaluces (0-1) y firman un año para olvidar

El Valladolid pierde ante el Granada y el próximo año jugará en Segunda f.hera

paco izquierdo

No hubo milagro. Finalmente, tal y como dictaba la lógica, el Real Valladolid dio ayer con sus huesos en Segunda división. Y lo hizo, además, de la manera más dolorosa. Ante su público, con el campo lleno y siendo incapaz ni siquiera de ganar su partido ante el Granada. Porque, una vez más, un despiste en una jugada de estrategia, provocó que Mitrovic, en propia meta, anotara el único gol del partido y que a la postre dio los tres puntos y la salvación al equipo andaluz.

Y es que aunque los resultados que necesitaban los pucelanos tampoco se dieron –vencieron Osasuna y Getafe-, su juego fue de deficiente para un partido en el que se jugaban la vida. Tanto que en ningún momento parecieron capaces de poner en aprietos a un rival que, con muy poco, se llevó la victoria de Zorrilla.

El reflejo de lo sucedido durante toda la temporada en la que los blanquivioleta, salvo en los partidos jugados en su estadio, fueron siempre incapaces de sobreponerse a resultados adversos, casi siempre por la falta de calidad más que por la de actitud. Un hándicap importante con el que ha convivido la plantilla y su entrenador, durante toda la campaña.

¿Solo ellos son los culpables? Evidentemente no. Cuando un equipo desciende de categoría, no se puede solo señalar a un culpable sino que hay que analizar todo lo acontecido durante el año. Una temporada en la que, desde su inicio, ya se vio que iba a ser complicada.

Plantilla mal diseñada

En la pretemporada ya se vio que el Valladolid no iba a tener una año tan apacible como en el anterior ejercicio. El club, tras la marcha de Miroslav Djukic, apostó por mantener el bloque y completar la plantilla con jugadores desconocidos. Llegaron Osorio, Bergdich, Alcatraz y Heinz. Cuatro jugadores de los que casi nadie conocía sus virtudes o defectos y que en ningún momento se hicieron con la titularidad. Es más, uno de ellos Heinz, dejó de contar para el entrenador, Juan Ignacio Martínez, desde la segunda jornada de Liga en la que mostró todas su carencias para competir en Primera división.

Así, solo Mariño y Rossi, los otros dos fichajes, parecieron tener la confianza del técnico. La misma que alcanzó Mitrovic quien tras su llegada en el mercado de invierno se convirtió en titular indiscutible. No así Jeffren, quien pese a recalar como revulsivo para el equipo y un jugador importante, su lesión en el primer partido que jugó provocó que posteriormente su presencia fuera casi testimonial.

Jugadores franquicia desaparecidos

Asimismo, tres de los jugadores más importantes en la campaña 2012-13, -Víctor Pérez, Oscar y Ebert- no pudieron ayudar. Los dos primeros lesionados y el segundo, con su cabeza fuera de Valladolid, apenas entraron en la primera vuelta del campeonato y su ausencia, para un equipo como el castellano, fue una losa importante. Tanto como para que, hasta acabar esa primera entrega de la Liga, el equipo solo sumara 16 puntos.

Muy bien en casa, un desastre fuera

Pese a todo, el compromiso de los jugadores y su sacrificio en el césped hizo que Zorrilla, se convirtiera en un campo muy complicado para sus rivales. Es más, ante su afición, el equipo logró números de equipo de primer nivel consiguiendo, por ejemplo, derrotar al Barcelona o empatar ante el Madrid.

Una trayectoria que, sin embargo, fue todo lo contrario fuera de casa. En sus desplazamientos los pucelanos solo obtuvieron un triunfo, contra el Rayo Vallecano y seis empates. Pero lo que es peor, en ocho de sus doce derrotas recibieron cuatro goles en cada encuentro. Un cambio de personalidad en el que JIM fue el máximo culpable ya que fue incapaz de convencer a sus jugadores de la necesidad de mostrar mucho más oficio para poder puntuar.

Desastre en Sevilla

Así, las jornadas fueron pasando y pese a todos los problemas el equipo llegó a la penúltima jornada con todo de cara para lograr la salvación. Jugaba en el campo del Betis, colista y ya descendido. Un triunfo o el empate le hubieran valido para depender de si mismo en la última jornada. Hasta tres veces los pucelanos se pusieron por delante en el marcador, pero un cuarto gol casi cómico, desde más de 40 metros y en el descuento, les hizo cosechar una nueva derrota (4-3) que hizo que en el último partido necesitara ganar y que se dieron resultados en otros campos. Algo que no sucediío y que provocó que, finalmente, después de dos temporadas en la elite, el equipo regrese a la división de plata del fútbol nacional

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