El Gobierno prevé dar un año a Garoña para revertir su cese

Esta noche, a las 24.00 horas, Garoña se apagará. Tras más de 42 años de vida, la planta burgalesa cesa su actividad después de un disparatado año en el que la empresa propietaria Nuclenor , participada por Endesa e Iberdrola, ha mantenido un notorio pulso con el Gobierno por la reforma energética, que ha pillado en medio a la central. Eso sí, las puertas de las instalaciones -que lleva en parada desde diciembre por la entrada en vigor de un impuesto que veía «perjudicial»- no se cierran con cerrojo. El Ejecutivo central pretende modificar la normativa para posibilitar que se reanude la operatividad dentro de doce meses.

El Gobierno confirmó ayer que ha firmado el cese de la planta pero que se trabaja en «que pueda» revertirse en el futuro «si es posible», o más bien si las eléctricas y el Ministerio de Industria están de acuerdo, ya que en materia de seguridad más de un informe ha dejado claro que no hay «ningún» problema. Así, se han iniciado «las modificaciones normativas necesarias para contribuir» a que Garoña vuelva a estar operativa, según explicó ayer la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría , quien insistió en que esa puerta se abre dado que las razones son meramente «económicas».

Esas «modificaciones» se enmarcan en el proyecto de Real Decreto para la gestión responsable y segura del combustible nuclear gastado y los residuos radiactivos, que el Ministerio de Industria ha sometido a información pública, y que contempla que las centrales que se vean en este supuesto económico -o que cieren por motivos ajenos a la seguridad nuclear o la protección radiológica- puedan solicitar la renovación de su licencia de explotación antes de un año de la declaración de su cese, ya que hasta entonces no se consideraría definitivo. El plazo coincide con el tiempo que la empresa pidió a Industria para decidirse y solicitar la prórroga. Con este reclamó se pretendía evitar al punto que esta madrugada se alcanza y que, según argumentó el Ministerio, no fue posible por cuestión de plazos.

«No renuncia»

Por su parte, Nuclenor, afirmó que en este periodo de transición «no tomara decisiones irreversibles para la operación de la central». En este sentido, apuntó que «no renuncia a la posibilidad de solicitar una renovación en caso de que las condiciones así lo permitiesen». De momento, el lunes el millar de trabajadores acudirán a sus puestos para mantener la central de cara a los dos posibles escenarios, el de clausura y del retorno. Una labor, que ayer el Comité de Empresa señaló que será idéntica a la desarrollado desde que se paró el reactor.

Levantada en 1971, Garoña es hasta esta madrugada la central nuclear más antigua de España en activo. A partir de ahora se abre nuevamente un camino de incertidumbre, como el que ha reinado en estos últimos meses en los que el tira y afloja de la empresa ha dejado en más de una ocasión en jaque al Gobierno, que había conseguido salvarla de la fecha de caducidad que le puso el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y que curiosamente hoy, al final, se cumple.

La historia interminable de esta planta firmó un nuevo capítulo con la llegada de Mariano Rajoy a La Moncloa, quien posibilitó la ampliación de la vida de Garoña . La empresa sólo tenía que dar un paso, pedir esa prórroga, pero no lo hizo porque las medidas fiscales del Gobierno hacían al proyecto «no rentable» . Comenzó allí la crónica de un cese anunciado, que se encauzaría aún más cuando decidió Nuclenor frenar el reactor. Finalmente, se pidió al Gobierno más tiempo para considerar si seguía adelante e Industria accedió pero nunca se concedió y se firmó el cese. Pero el final aún no está escrito, y ambas partes insisten en que «es reversible».