La rebelión contra la Lomce

Canarias es una de las autonomías que ha encabezado la rebelión contra la Ley Orgánica para la mejora de la calidad educativa, Lomce. Como bien dice el sabio refrán, el burro delante para que no se espante. No es casual que esta área esencial tan politizada, con un vergonzoso fracaso escolar sostenido , estaba antes gestionada por el PSOE y hoy por CC, que en estos afanes son intercambiables, aunque cada partido lleve hasta las nóminas públicas a sus elegidos para ese caro honor, que en muchos casos son ilustrísimos «desertores de la tiza».

Si antes se alzaban contra Wert, ahora es contra Méndez de Vigo, el caso es mantenerla y no enmendarla, pues al fin y al cabo las víctimas son los niños y no ellos, que a río revuelto solo pueden mejorar su situación personal. Y eso, visto lo visto, parece importarles muy poco a CC, PSOE, lo que queda de IU con sus marcas afines y a los sindicatos de profesores, que se encargan de jalear a los educandos para que llenen las calles con sus algarabías basadas en tópicos, lugares comunes y evidentes falsedades . Lo importante es vaciar las aulas ese día.

Basta oír las explicaciones que dan esos chicos a los medios de comunicación durante sus “manifas” callejeras en todas las islas, recordando que son solo jóvenes en formación básica, aunque parezcan expertos pedagogos muy concienciados , para darse cuenta del nivel de manipulación y tergiversación al que han sido sometidos por algunos de sus profesores.

Si algo caracteriza a las personas sensatas es que cuando advierten que una cosa no funciona, lo propio es cambiarla y no empecinarse solo en buscar enemigos exteriores. Los desatinos que asolan la educación pública y privada en España, aunque no tengan su único origen en la Logse de Rubalcaba y Álvaro Marchesi, abanderado y adalid de la secta pedagógica, sí es indudable que se potenciaron con esa nefasta ley que pretenden perpetuar con ligeros retoques cosméticos.

El desastre real lo demuestra la elocuencia de las cifras, pero el PSOE e IU se niegan a aceptarlo, mientras que los nacionalistas se aprovechan de la cobardía, complicidad o pusilanimidad de los sucesivos gobiernos para consolidar un desastre cuyas principales víctimas son los niños y jóvenes . Como decía un reputado escritor refiriéndose a cómo esos partidos aspiraban a (de)formar a los alumnos, “los queremos burros, pero progres”.

A mi entender con gran sentido común, el preámbulo I de la Lomce dice que “el alumnado es el centro y la razón de ser de la educación. El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas, con pensamiento propio ”. Pero estos principios básicos y, creo, que poco discutibles, se olvidan en cuanto la política y sobre todo los sindicatos de profesores que presionan a aquellos entran en acción. Primero lo laboral, después el resto.

La aberración llega a tal extremo que, por ejemplo, en la universidad la docencia está considerada como un mal necesario y penoso. Se prima la llamada investigación sobre todo lo demás y en especial sobre la docencia, disminuyéndola o liberando de ella al profesorado con la menor excusa. Basta leer la mayoría de los títulos de las presuntas investigaciones, para sumirse en un marasmo entre la incredulidad, la decepción y el horror .

Un ejemplo ilustrativo de estas prácticas cotidianas son las investigaciones made in Errejón y su mentor, pagadas por todos. Se oye mucho hablar en Canarias de la I+D en sus universidades, mucho menos de la otra “i”, de innovación, pidiendo mucho más dinero público para sostenerla, pero nadie responde con claridad qué tipo de I+D+i se persigue, más allá de aquella que engorda, con frecuencia muy artificialmente, el historial de los beneficiados . ¿Utilidad pública real o utilidad privada financiada por los contribuyentes? ¿“To be or not to be”... vergüenza?