Una empresa canaria crea una «app» para combatir los secuestros

Gustavo Medina, de Singular Factory, ahonda en el funcionamiento de BOIA y explica que esta trabaja en dos modos. Por un lado, una vez instalada la «app» en el teléfono móvil, el usuario establece en el mapa su «zona de confort diario», es decir, aquellos lugares en los que habitualmente se desplaza para trabajar, comer, divertirse... «Cuando activa la aplicación, esta en segundo plano [sin que interfiera el uso del móvil] verifica que no se salga de esa zona, y, si lo hace, comienza a enviar datos del dispositivo a una serie de “guardianes” que se habrán seleccionado y que también tienen la aplicación», detalla el informático. Los datos que la aplicación envía van desde la posición de la persona hasta el estado de la batería o de la cobertura, pasando incluso por grabaciones de audio de lo que ha ocurrido tras salir de la «zona de confort», grabaciones que pueden ser vitales en caso de secuestros.

El segundo modo de trabajo de esta singular «baliza» es sencillo y, en palabras de Medina, puede resumirse en la cinematográfica frase «si no vuelvo en dos horas, llama a la Policía». Consiste en una cuenta atrás que, si no se detiene, hace que el dispositivo comience a enviar la susodicha información a los «guardianes» o «centinelas». «Todo esto se hace sin que el móvil haga ningún tipo de ruido o modifique la pantalla», agrega el informático de una «app» que también es capaz de avisar a los «guardianes» de que alguien ha obligado al usuario a apagar el móvil, para ello basta con marcar el código de activación al revés.

El hecho de que una simple aplicación sea capaz de suministrar tanta información, amén de su efecto disuasorio, ya ha llamado la atención en países como México, cuyas autoridades han mostrado interés por la «app», tal como confirmó Medina. Cabe recordar que los secuestros «exprés» están, desgraciadamente, a la orden del día en el país azteca . Hace apenas un puñado de días eran los músicos del grupo «Delorean» los que sufrían una nueva modalidad: los llamados secuestros «virtuales» , esto es, aquellos en que las víctimas son engañadas por contacto telefónico para conseguir mantenerlas encerradas en un lugar, bajo amenazas, mientras los captores, con los que no hay contacto físico, piden un rescate a los familiares.