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El Ebro amenaza con la evacuación de 2.600 personas en su mayor riada de los últimos cincuenta años

La punta de la crecida llega aguas abajo de Zaragoza tras haber superado los seis metros de altura en la capital aragonesa

El Ebro amenaza con la evacuación de 2.600 personas en su mayor riada de los últimos cincuenta años efe

ROBERTO PÉREZ

La crecida del Ebro sigue sin dar tregua en los pueblos aragoneses ribereños. La crecida ya es la mayor de las que han tenido lugar desde hace más de cincuenta años, no por el caudal –que los ha habido mayores– sino por la altura que ha alcanzado el río: más de seis metros a su paso por Zaragoza capital, un registro que no se daba desde la devastadora crecida del 2 de enero de 1961.

Se confirma lo que los habitantes de los pueblos ribereños llevan más de diez años advirtiendo sin resultados por parte de la Administración: que el cauce necesita limpiezas periódicas en profundidad, dragados en los tramos más conflictivos, porque de lo contrario los sedimentos y materiales de arrastre van elevando el lecho del río y estrechando su capacidad de desagüe. Las cifras de esta riada lo han demostrado con claridad: con mucho menos caudal que la gran crecida de enero de 1961, los efectos han sido similares porque el Ebro ha alcanzado prácticamente la misma altura, extendiéndose ampliamente sus aguas por los campos y comprometiendo zonas habitadas.

Tras haber anegado desde el jueves 20.000 hectáreas en Navarra y al menos otras tantas en Aragón, y haber obligado a la evacuación de más de 1.500 personas en diversas zonas residenciales -fundamentalmente en las localidades de Boquiñeni y Pradilla- ahora la preocupación se traslada a los municipios de la Ribera Baja Aragonesa, entre Zaragoza y el límite con Cataluña.

El mayor riesgo se da en estos momentos en la localidad de Pina de Ebro, que no se descarta tener que evacuar. Unos 1.60o habitantes están en estos momentos a la espera de lo que determinen las autoridades en las próximas horas, ya que la situación es crítica y la punta de la riada todavía no ha llegado.

Mientras tanto, la Confederación Hidrográfica intenta sacar el máximo partido a los embalses de la recta final del Ebro para impedir que el río se desboque e inunde los municipios de su tramo catalán.

La pasada noche, el gran embalse de Mequinerza se encontraba ya por encima del 90 por ciento de su capacidad, y todavía más llenos estaban los de Ribaroja y Flix. Los tres son esenciales para contener la avalancha que baja por el Ebro antes de entrar en suelo catalán.

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