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RELIGIÓN

El Vaticano aparta al arzobispo de Zaragoza por una sospechosa indemnización

Ureña alegó «motivos de salud» para dejar el cargo, pero el trasfondo radica en un pago de más de 100.000 euros que hizo a un joven diácono

El Vaticano aparta al arzobispo de Zaragoza por una sospechosa indemnización f. simón

ABC

El pasado día 12, Manuel Ureña hizo pública de forma sorpresiva su renuncia como arzobispo de Zaragoza, función que desempeñaba desde el año 2005. Alegó «motivos de salud», pero ahora se ha sabido que, en realidad, fue un cese fulminante ordenado desde el Vaticano.

Los detalles fueron abordados este martes en privado por el Consejo de Consultores, según ha revelado el diario regional Heraldo de Aragón, que detalla la sospechosa indemnización que desencadenó la contundente reacción del Vaticano.

Según estas informaciones, Ureña decidió personalmente pagar más de 100.000 euros a un joven diácono que ejercía en la localidad zaragozana de Épila y que el propio arzobispo había determinado que no iba a ser ordenado sacerdote.

El abono de esa abultada cantidad de dinero, según las explicaciones que habría dado Ureña tras destaparse el caso, correspondían a una supuesta indemnización para que el joven pudiera reenfocar su trayectoria profesional como seglar.

Sin embargo, Heraldo indica –citando fuentes eclesiásticas– que si bien es cierto que este tipo de indemnizaciones suelen producirse en casos similares, ni el importe ni la forma son las que adoptó personalmente Ureña. Entre otras cosas, porque ese tipo de decisiones financieras le corresponden al económico de la Diócesis o Archidiócesis correspondiente, algo que no habría ocurrido en esta ocasión.

El abono total habría ascendido a 105.000 euros, de los que 45.000 fueron a para a Hacienda y el joven recibió así, libres de impuestos, 60.000 euros. Además, en estas informaciones se apunta a que adicionalmente Manuel Ureña habría complementado esas cantidades con otro pago extra de 15.000 euros abonado de su bolsillo al joven.

Este pago fue formalizado el 6 de noviembre por un acuerdo entre las partes y, tras tener conocimiento de él otros miembros del Arzobispado de Zaragoza, lo comunicaron al Vaticano, que se dirigió de inmediato a Ureña para que diera explicaciones. Los argumentos no convencieron a la Santa Sede, que le conminaron a abandonar inmediatamente el puesto de arzobispo.

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