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economía

El aeropuerto «fantasma» de Huesca se traga cada día 9.000 euros de fondos públicos

Cerrarlo definitivamente costaría ahora más de 75 millones de euros. Inaugurado en 2006, su construcción costó 40 millones y ya suma más de 20 millones en pérdidas acumuladas

El aeropuerto «fantasma» de Huesca se traga cada día 9.000 euros de fondos públicos fabián simón

roberto pérez

El Aeropuerto de Huesca es un ejemplo de despropósito económico, en el que cada año se volatilizan varios millones de euros de fondos públicos, los que tiene que soportar la empresa estatal Aena para mantenerlo abierto. Si se cerrara, habría que liquidar la deuda que acumula. Y ésta alcanza ya los 75,32 millones de euros, una cuenta al debe que sigue subiendo hora a hora. De hecho, cada día que pasa deja unas pérdidas de más de 9.000 euros.

Los años pasan sin que la Administración encuentre salida a unas instalaciones económicamente ruinosas, que ofrecen un aspecto de inquietante soledad día sí, día también. Moderno, coquetamente diseñado, limpio, en perfecto estado de revista. Pero falta lo fundamental: aviones y viajeros. Hace tiempo que los viajeros se convirtieron en especie en extinción en este aeropuerto que se inauguró en 2006. Fue flor de un día, optimismo pasajero. El Estado se gastó 40 millones de euros en construir un aeropuerto para el que los políticos auguraban un prometedor futuro. Pero en él no ha habido más que presente incierto, que en poco tiempo se tornó en ruinoso.

Hasta febrero de 2011 se sostenía con los vuelos de Pyrenair, compañía que nació pensando en transportar turistas aficionados al esquí que acudieran al Pirineo aragonés. Pero las cuentas no salían, ni de lejos. Así que en febrero de 2011 Pyrenair suspendió vuelos. Ni con subvenciones, porque subvencionar la nada era imposible. Cuando, ese mismo año, se le preguntó al que era presidente de Pyrenair, Hugo Puigdefábregas, la respuesta era tan breve como nítida: «Podemos volar, pero ¿con qué pasajeros?».

Pérdidas acumuladas

Desaparecidos los vuelos de esta compañía, el aeropuerto oscense cayó en picado hacia el erial. Se le intentó sacar partido con vuelos a Baleares para el verano. De algo sirvió, algo se movió, pero insuficiente para siquiera lavar la cara de unas cuentas de resultados que son un agujero negro: el Aeropuerto de Huesca ha dado pérdidas desde que se abrió, los números rojos acumulados ya superan ampliamente los 20 millones de euros. Si para el año 2016 sigue abierto, cumplirá diez años con un balance desolador: no es que ni de lejos se haya amortizado ni un euro de lo que costó construir este aeropuerto, es que lo que se habrá ido en pérdidas en diez años será el equivalente a haber construido otro aeropuerto idéntico, de otros 40 millones de euros.

Un grupo para pensar

A finales de 2011, para capear el entuerto, se puso en práctica una de esas fórmulas recurrentes: crear un «grupo de trabajo» con representantes de múltiples instituciones públicas para discernir sobre el asunto y buscar alternativas. El Gobierno aragonés y la empresa estatal Aena iban en cabeza y animaban a sumarse al Ayuntamiento de Huesca, a la empresa de las estaciones de esquí Aramón y a todo el que tuviera algo que aportar.

El consejero aragonés de Obras Públicas, Rafael Fernández de Alarcón, decía en tonces que el objetivo era «consolidar algunas posibilidades que en este momento existen» en el aeropuerto oscense. Tres años después no se sabe dónde están —ni dónde Los gastos superan los 3 millones al año; los ingresos, solo 140.000 eurosestaban— esas «posibilidades», así que de «consolidar» el supuesto potencial de esas instalaciones, ni asomo. Lo que se han consolidado han sido las pérdidas y las escandalosas —por raquíticas— cifras de actividad de ese complejo: 3,31 millones de euros de pérdidas en 2013 –a razón de más de 9.000 euros por día–; 3,73 en 2012, 4,47 millones en 2011; otros 4,36 en 2010, 4,19 millones de euros en 2009... La cuenta en rojo suma y sigue en un aeropuerto que, además de estar encadenando esas pérdidas multimillonarias y de haber costado 40 millones al construirlo, ya acumula unas deudas de 75,32 millones de euros. Y éstas también suman y siguen.

Sin viajeros

Los datos son demoledores. La cifra de negocios del Aeropuerto de Huesca fueron de tan solo 140.000 euros el año pasado. Y, de ellos, los que se ingresaron estrictamente por «servicios aeroportuarios» fueron únicamente 40.000. Sin embargo, los gastos de explotación ascendieron a 3,37 millones de euros, y eso que Aena ha tratado de reducir al mínimo la estructura. Aún así, el año pasado los gastos de personal de este desangelado aeropuerto sin viajeros ascendieron a 650.000 euros. Y eso es solo una pequeña parte de lo que cuesta mantenerlo abierto.

Sus escuálidos ingresos se comprenden con echar un vistazo rápido al número de pasajeros: 197 de enero a mayo de este año; 273 viajeros en todo el año pasado. En 2013, la media no llegó ni a un usuario por día y abundan las semanas que pasan totalmente en blanco. Ese es el panorama de este aeropuerto cuyo futuro está por ver ahora que el Gobierno ha decidido privatizar el 49 por ciento de Aena.

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