Diez restaurantes para comer pescado en Alicante
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Diez restaurantes para comer pescado en Alicante

La provincia cuenta con muchos y variados lugares en los que degustar buena materia prima casi recién salida del mar

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La provincia cuenta con muchos y variados lugares en los que degustar buena materia prima casi recién salida del mar

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  1. Rincón del Varadero

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    En semejante entorno, uno de los barrios pesqueros y marítimos por excelencia en Alicante, sólo puede esperarse que sus platos desprendan olor y sabor a Mediterráneo. Varadero, uno de esos sitios de toda la vida en peligro de extinción, puede vanagloriarse de disponer en sus despensas y cámaras de algo indispensable en todo restaurante marinero que se precie: género fresco, de calidad, con proveedores fiables y altos estándares de exigencia en el producto.

    Con vistas al mar, un lugar que transmite tranquilidad se convierte en el mejor espacio en que degustar buen pescado, con magníficas selecciones concretas. Entre las mejores, posiblemente, se encuentren sus gambas y sus ostras: verdaderas «delicatessen» en su perfecto punto de cocción y sal, con el potente sabor de la materia prima en su estado natural y el mimo de un lugar que, como éste, la trata con el celo y la precisión que merece.

  2. Jardín de Galicia

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    En pleno centro de Alicante, en un local anclado en cualquier tiempo pasado, el buen marisco y el saber hacer a partir de la materia prima se convierten en todo un cúmulo de delicias. El aire gallego se percibe, casi palpa, en todos y cada uno de los platos posibles, con unas opciones que responden únicamente al calendario pero con la constante de sabiduría y manejo de una materia prima de muchísimo nivel.

    Sin necesidad de atravesar toda la península en dirección noroeste, cualquiera que cruce su puerta podrá comer buen producto y bien preparado. Para acompañar, como si de la propia tierra de las meigas se tratase, los mejores Ribeiros y Albariños, carnes a la piedra y postres de lo más castizo. Menús de precio competitivo, completos en cantidad y calidad y una atmósfera auténtica que atrapa vía paladar. Centollos, pulpo «a feira», langosta o bogavante con acento norteño y solera.

  3. Salvador

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    Elche, una de las principales poblaciones de la provincia, tiene un innegable vínculo con Santa Pola. La cercanía de sus playas provoca que muchísimos ilicitanos pueblen la cercana localidad durante prácticamente todas las épocas del año, creando un flujo que, en Salvador, cobra sentido. Lo mejor de la bahía de Santa Pola tiene vía directa hasta este establecimiento, un lugar que no llamará la atención hasta que se dé el primer bocado, pero que a partir de entonces se convertirá en lugar de peregrinaje obligatorio cuando de probar buen pescado se trate.

    La selección basa su fortaleza y atractivo en la calidad de un producto que, en este local, está a la vista de cualquier comensal. Ingredientes frescos, naturales y de temporada de entre los que elegir un gran número de opciones. Buenas carnes y preparaciones, pero sobre todo buen pescado y marisco. En su «top», una delicia poco conocida como el «gallopedro», almejas de carril, quisquillas, navajas, gamba roja y mucho más.

  4. Club Náutico El Campello

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    Dónde van a tratar al pescado mejor que junto al lugar en el que nace, crece y vive. El Club Náutico de El Campello sugiere cocina mediterránea con una mezcla que ofrece platos con una doble vertiente: por un lado, la materia prima en todo su esplendor, con preparaciones sencillas que tratan de potenciar el buen sabor original de cada producto en su estado natural; por otro, ingredientes de igual calidad con finas elaboraciones, casi de autor, para dar un giro a lo más sencillo y convertirlo en algo que sorprende y agrada por igual.

    Además de grandes arroces con fondos marineros, seña de identidad de la casa, un ambiente así gana muchos enteros con la irrupción en cocina de los mejores platos pescaderos. Quisquillas servidas sobre piedras incandescentes, un maravilloso tataki de atún rojo con foie de chocolate y almendra marcona, deliciosas croquetas de gambas al ajillo y la posibilidad, tanto para los más indecisos en la elección de platos como para quienes busquen ajustar al máximo la cuenta, de elegir menús con muy buena relación calidad-precio.

  5. Mezquida

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    En Jávea, uno de los paraísos de la provincia para probar lo mejor de las lonjas locales, se encuentra un restaurante en el que comer cualquier cosa que salga del mar se convierte en un gran placer. Sin desmerecer a sus buenísimos arroces y carnes, el punto fuerte de su carta se encuentra en la sección marinera, en unos productos traídos expresamente día tras día desde las aguas saladas del Mediterráneo y preparados de la mejor manera posible.

    Gastronomía autóctona, basada en la pureza de su producto y en la buena mano de su personal entre bastidores. Cuatro comedores y una amplia terraza crean un ambiente perfecto para la relajación, con aires rústicos y clásicos, mucha piedra y mucho verde. En su bodega, grandes selecciones, algunas de ellas poco conocidas pero sorprendentes por su calidad, en cualquier variedad de vinos, cavas o espumosos. Un acierto en todos los aspectos.

  6. La Ponderosa

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    Un lugar en un entorno marítimo, con una marcada especialidad en pescados y mariscos complementada por arroces con fondo marinero al nivel del mejor maestro del lugar. La Ponderosa aprovecha su magnífica ubicación para añadir una gran belleza paisajística a cada uno de sus platos en un ambiente tranquilo, sosegado y agradable.

    Los pescados, una de las banderas indiscutibles de la casa, se presentan con exquisitas preparaciones, guarniciones y acompañamientos que potencian su frescura y un sabor que deja poso en la boca de cada comensal. Historia tras cada plato y tras un salón que se ha hecho grande a partir de lo más simple, y a la vez más complicado: sacar lo máximo de cada ingrediente a partir de la gastronomía más sencilla y clásica.

  7. El Rey de las Sardinas

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    Cuatro paredes, un tejado que pide a gritos que no llueva demasiado y unas cuantas mesas y sillas sobre la misma arena de la playa: de sobra. En Arenales del Sol, una de las más reclamadas playas de la provincia en periodo estival, una pequeña casita desafía las leyes urbanísticas y el oleaje para, sin acercarse lo más mínimo a la pretensión modernista, asar sardinas una tras otra como un engranaje en cadena.

    Un olor tan característico como llamativo, que con el simple acompañamiento de una bebida refrescante de cualquier tipo se convierte en un plan improvisadamente delicioso. Con arena hasta los tobillos y el bañador todavía algo húmedo, nada como una ración de sardinas a la brasa, bien saladas y frescas, para salir del paso mirando fijamente a los ojos a la bandera azul que corona la orilla del mar.

  8. Pesca al Peso

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    Un lugar, cuanto menos, peculiar. En la antesala del casco antiguo de la ciudad, Pesca al Peso se viste de pescadería para, con un pequeño patio de mesas frente al mostrador, ofrecer a la vista los productos elegibles. Frescura máxima garantizada, calidad en el género y variedad en una buena y sabrosa gama de materia prima que, tras ser seleccionada, se preparará de una manera deliciosa.

    Un proceso divertido y sencillo que consta de seis pasos. En primer lugar, cada cual elige el pescado o marisco que quiera. Acto seguido, los empleados lo pesan y valoran. Después, el propio comensal elige cómo quiere que se lo preparen. En el cuarto paso habrá que elegir las bebidas y posibles acompañamientos. El quinto y más complicado consiste en aguardar pacientemente la llegada del plato ya listo y, por último, a disfrutar.

  9. Nesfor

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    Un lugar dinámico, divertido, con un ambiente muy agradable y una oferta gastronómica que invita a repetir. Nesfor tiene una personalidad culinaria propia, que otorga a la mejor materia prima de mercado y temporada un toque particularmente sabroso, resultante de la buena cocina y la cariñosa elaboración.

    Por su entorno, su oferta marinera es siempre sinónimo de calidad y buen sabor. Pese a que también preparan con gran destreza prácticamente todo tipo de recetas, desde carnes hasta tapas y arroces, el poso mediterráneo se percibe en cada plato basado en productos marítimos. Además, una cuenta de lo más ajustada será una agradable sorpresa que invitará siempre a volver. Las vistas al Montgó están incluidas en el precio.

  10. El Puerto

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    Un restaurante, posiblemente, que se ha dado a conocer a los amantes de la gastronomía por la maestría en sus arroces. Sin embargo, El Puerto presenta una variada, extensa y cargada de calidad selección de pescados y mariscos en su carta, con la frescura por bandera y la obligación de, una vez probado, reconocer la calidad del producto.

    En un entorno idílico, frente al puerto de la ciudad salinera y las aguas mediterráneas, la casa cuenta en su haber con deliciosas opciones como la dorada salvaje, lecha, lenguado menier, langostinos al cava, vieiras, gambas rojas de la bahía y un espectacular rodaballo, entre otras cosas. Vale la pena repetir en este restaurante una y otra vez hasta haber probado cada una de las opciones, todas ellas deliciosas, antes de decidir cuál es la mejor.

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