POSTALES
La URSS ha muerto ¡Viva Rusia!
Se están poniendo las bases de la Europa del siglo XXI, con una Rusia que vuelve a ser la gran potencia del Este y exige que se la trate como tal
¿ES bueno o malo el acuerdo alcanzado en Ginebra sobre Ucrania? Si pensamos que no dice nada sobre la anexión de Crimea, ni sobre los 80.000 soldados rusos ante la frontera oriental, listos a cruzarla, nadie puede estar satisfecho. Pero vistas las alternativas, tenemos que reconocer que era lo máximo de podía alcanzarse. Porque las alternativas, la alternativa mejor dicho, era la guerra civil, que no iba a beneficiar a nadie, empezando por la propia Ucrania, pues quien se impondría con casi total seguridad sería Rusia, dada su ventaja estratégica. O sea, tenemos que contentarnos con el mal menor y ver lo positivo del acuerdo, que es el desalojo de los edificios oficiales ocupados por las milicias sublevadas en la Ucrania oriental, mientras el gobierno de Kiev se compromete a iniciar reformas constitucionales que darán a aquellas regiones mucha más autonomía de la que hoy tienen. Hasta dónde llegará ese desalojo y esa autonomía es algo que nadie sabe, siendo como es la clave del compromiso.
Un compromiso que rechazan los extremos de ambos bandos, los ucranianos pro-rusos sobre todo, que se niegan a abandonar los edificios ocupados hasta que haya elecciones, que seguro ganarán. Que cedan dependerá de Putin, ya que su ayuda será crucial para que logren unirse a Rusia. De entrada, Putin ha dicho que no está interesado en esa anexión, dando a entender que, una vez asegurada Crimea como base de su flota en el Mediterráneo, se contenta con impedir que la OTAN no se acerque más a las fronteras de su país y en no disturbar la economía global, que podría causar grave daño a la suya. Y los analistas creen en su palabra..., de momento, por ser lo que más le conviene. Pero ¿y si trata de ganar tiempo, mientras digiere Crimea y afianzan las autonomías de lo que él mismo ha llamado Novorossiya, «la nueva Rusia», la Ucrania suroriental, para quedarse con ella más adelante? Nadie puede predecirlo, pues posiblemente ni él mismo sepa si se darán las condiciones para dar ese zarpazo.
De lo que no hay duda es de que, hoy por hoy, nadie quiere una guerra en y por Ucrania, excepto los extremistas ucranianos, que dependen de la ayuda exterior. Y mientras Obama y Putin no se la presten, no la habrá. Pero igualmente claro es que se están poniendo las bases de la Europa del siglo XXI, con una Rusia que vuelve a ser la gran potencia del Este y exige que se la trate como tal, no como aquella Unión Soviética que se caía a pedazos. Busca incluso un área de influencia en su torno, no un cerco inamistoso. Algo que sólo la potencia militar norteamericana puede frenar, ya que los europeos, obsesionados con nuestro Estado de bienestar, habíamos olvidado. Se habla de maniobras de la OTAN en Polonia y los Estados Bálticos. La tensión se traslada a la frontera Este. Esperemos que se quede en eso, en maniobras.
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