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La Unión Europea da dos semanas a Londres para desbloquear el Brexit

El negociador de la UE, Barnier, advierte de que no habrá apertura de la segunda fase en diciembre si los británicos no aclaran antes su postura

El ministro británico para el «Brexit», David Davis (i), y el negociador jefe de la UE, Michel Barnier Efe

ENRIQUE SERBETO

La Unión Europea ha dado un ultimátum de dos semanas al Reino Unido para que acepte formalmente asumir sus obligaciones financieras en la separación ordenada para su salida del club, o de lo contrario no será posible acceder a sus pretensiones de iniciar cuanto antes las negociaciones sobre la futura relación. Por ahora, se constata que las sucesivas rondas de negociaciones -y ya van seis- no han avanzado lo suficiente para que los jefes de Estado y de Gobierno puedan aconsejar entrar en la segunda fase en la cumbre que celebrarán el 14 y el 15 de diciembre, lo que deja en suspense todo el proceso y lo encamina hacia un Brexit traumático.

La situación está tan bloqueada que la primera ministra Theresa May ha tenido que recordar que lo único que se puede decir con certeza es que el 29 de marzo de 2019 el Reino Unido habrá dejado de ser miembro de la Unión, lo cual es bien poca cosa si se quiere añadir algo de certeza a la maniobra más azarosa que se ha visto en la historia del proyecto comunitario, sobre todo para los británicos. Precisamente ante la acumulación de evidencias de que las cosas no van bien, May ha querido dejar claro que su intención es sacar al país de la UE, sea como sea, y que la falta de acuerdo para hacerlo no será un pretexto para evitarlo.

Puro voluntarismo

Hoy ha terminado una nueva ronda de negociaciones, esta vez de apenas dos días en lugar de los cuatro habituales, lo que es otro síntoma de que no hay gran cosa que decirse a pesar de la premura del calendario. Por ello el negociador europeo, Michel Barnier, ha pedido al Reino Unido que aclare en dos semanas su posición en cuestiones sobre los derechos de ciudadanos, la frontera irlandesa y, sobre todo, el finiquito financiero para pasar a la segunda etapa de la negociación en diciembre. Una periodista alemana le preguntó si eran ciertos los rumores sobre ese ultimátum de dos semanas, a lo que Barnier contestó con un tono tajante: «Mi respuesta es sí».

Aparte de esta constatación, la ronda de negociaciones no dio lugar a grandes avances , como reconoció al final de esta sexta ronda ante los medios de comunicación el negociador jefe de la UE. «Voy a decir que no debéis esperar de nosotros hoy, en el momento en que estamos, nada sobre anuncios o decisiones», a pesar de su «voluntarismo· para hacer avanzar las negociaciones hacia una salida ordenada de los británicos.

Desde el principio, la UE había establecido que es necesario acordar primero las modalidades de la salida de los británicos, antes de entrar en las negociaciones sobre las relaciones futuras, que es lo que Londres quiere abordar cuanto antes. Los jefes de Estado y de Gobierno han acordado que no autorizarán entrar en la segunda fase hasta que no se hayan producido «progresos sinceros y reales sobre las tres cuestiones clave». Más concretamente, sobre la espinosa cuestión del dinero.

Barnier dijo que aún están esperando la «traducción precisa» de los compromisos asumidos por May, en su discurso de septiembre en Florencia. Aquellas palabras en las que la primera ministra decía que el Reino Unido «honraría todos sus compromisos» fueron recibidas como un síntoma de aproximación a las posiciones europeas, pero el mero hecho de que desde entonces no haya habido avances significativos revela hasta qué punto las cosas están bloqueadas.

Los dos negociadores reconocieron que ha habido algunos avances en el campo de los derechos de los ciudadanos. El representante británico David Davis dijo que los europeos que decidan quedarse a vivir en el Reino Unido podrán seguir en las mismas condiciones que hasta ahora. Sin embargo, la parte europea quiere entrar en temas como la reunificación familiar, la exportación de los beneficios de la seguridad social y, sobre todo, el rol del Tribunal de Justicia de la UE , que para Bruselas ha de ser la instancia suprema en el caso de la interpretación de los derechos de los ciudadanos europeos. Davis contestó diciendo que es momento de que ambas partes encuentren soluciones y actúen «con flexibilidad y pragmatismo», pero que al mismo tiempo había que asumir que «dejamos la UE precisamente para recuperar la soberanía de nuestros tribunales».

En el campo político, los principales gobiernos europeos mantienen que el paso a la segunda fase de las negociaciones sobre el Brexit no puede ser automático en ningún caso y, según fuentes diplomáticas, Francia y Alemania han pedid o a la secretaría del Consejo Europeo que prepare dos textos para ser aprobados en la cumbre de diciembre, incluyendo las dos opciones posibles: que el Gobierno británico cumpla con lo que se le pide sobre el compromiso de pagar el finiquito pendiente, o que eso no suceda y entonces se proclamará que no se puede entrar todavía en la negociación sobre las futuras relaciones.

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