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Trump reduce pero no logra suprimir la regulación bancaria de la era Obama

La nueva ley que reforma la Dood-Frank será un alivio para la banca mediana

Donald Trump firma la nueva ley en la sala Roosevelten de la Casa Blanca Efe
Manuel Erice Oronoz

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La profunda reforma financiera que pretendían Donald Trump y un sector de la mayoría republicana se ha quedado por el camino. A pesar de que el presidente proclamó este jueves «el fin de la era de las regulaciones bancarias» durante la firma de la nueva ley, el texto aprobado por el Congreso se aleja notablemente de su pretensión inicial. Un revés a su objetivo de dinamitar las medidas de control que impuso Barack Obama en 2010 para salvar un sector herido de muerte por la crisis financiera y para evitar futuras debacles.Ayer Trump quiso emitir el mensaje opuesto.

Como es santo y seña de su mandato, presumió de haber acabado sustancialmente con la obra de su antecesor, en este caso, la esencia de la llamada ley Dodd-Frank . Aunque no pueda hablarse de un fiasco como el fallido intento de desmontar el Obamacare , su afirmación dista mucho de la realidad. Además de mantener la agencia de protección de los consumidores frente a productos financieros abusivos, la norma que suscribió Trump sigue reservando al Gobierno Federal la potestad de cerrar los bancos en dificultades. El espíritu intervencionista se mantiene vigente.

La reforma legal afectará sustancialmente a las entidades medianas y pequeñas , para las que se suprimen las principales regulaciones. Pero la gran banca, la que fue causante de la burbuja financiera hace ahora diez años, cuando Lehman Brothers abrió el camino del desastre, seguirá sometida a un control muy similar.

Raro consenso

La tramitación de la nueva ley, fruto de la negociación entre republicanos y demócratas , es una norma final mucho más cercana a la que se encontraba en vigor. Como asegura el excongresista Barney Frank, principal promotor de la norma que sirvió a Obama para atajar la sangría financiera, «el 90% de las reglas se mantienen intactas».

En uno de los pocos casos que se han registrado este mandato, la mayoría de congresistas validaron en la Cámara de Representantes un consenso bipartidista, con 258 votos a favor y 159 en contra. Fruto del cual, se mantienen los poderes de emergencia gubernamentales, así como las restricciones derivadas de ellos.

La gran banca, que seguirá obligada a cumplir con la exigencia de dotar provisiones cada ejercicio, en prevención de futuras dificultades financieras. Además, serán sólo las grandes entidades financieras las que se vean obligadas a someterse a los llamados test de estrés, que realiza periódicamente la Reserva Federal. La nueva ley eleva de 50 a 250 millones de dólares en activos el mínimo para someterse a las pruebas. En la práctica, el número de bancos llamados a pasar examen se reducirá de 38 a los 12 de mayor volumen en Estados Unidos.

La reformada norma también supondrá una ayuda para el margen de las pequeñas entidades financieras a la hora de promover nuevas actividades inversoras con fondos privados. Los bancos con menos de 10 millones de dólares en activos quedarán exentos de las restricciones que impone la llamada Volckler Rule .

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