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Trump, de menos a más en su bautismo internacional

La gira de nueve días del presidente se tensó solo en su recta final en suelo europeo. Repasamos el día a día de su viaje

Los Trump, embarcando en el Air Force One en la base de Sigonella, Sicilia REUTERS
Javier Ansorena

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El cómico satírico británico John Oliver bromeaba en su último programa en la televisión estadounidense con que en la era Trump «cuatro días equivalen a 150 años», ante la avalancha sin precedente de noticias, filtraciones y escándalos. Esa es la sensación que también deja la recién concluida gira internacional de Donald Trump, la primera de su mandato, nueve días de viaje que han dado para mucho y que se han agriado en su recta final. El comienzo en Oriente Próximo fue más simbólico y ceremonial, pero ha acabado con tensiones en Bruselas y Sicilia con temas candentes como la OTAN y el cambio climático .

Arabia Saudí: Trump fue recibido con pompa en Riad, donde incluso se prestó a bailar, con cierta incomodidad, en ceremonias tradicionales. Tenía motivos para celebrar: selló un acuerdo para la venta de 110.000 millones de dólares en armamento a Arabia Saudí y se colocó como un dique en el freno a Irán en la región. En su discurso ante líderes islámicos, dejó de lado el discurso buenista de sus antecesores y exigió su implicación para la derrota del «islamismo extremista».

Israel y Palestina: La parada de Trump en Tierra Santa tuvo más de simbólica que de sustancial. Se convirtió en el primer presidente de EE.UU. en rezar en el Muro de las Lamentaciones y visitó Belén de la mano de Mahmud Abás, el presidente de Palestina. Pero no ofreció pistas sobre su cacareado plan para conseguir la paz entre israelíes y palestinos. Con todo, la imagen más repetida fue el manotazo que le dio su mujer, Melania, en un acto oficial.

El Vaticano: El balance de su visita al Papa Francisco I fue positivo, sobre todo por las fricciones entre ambos durante las elecciones presidenciales. Su estancia en el Vaticano, repleta de gestos y buenas palabras por parte de Trump, fue una de las más placenteras de la gira: «Ha sido el honor de toda una vida», dijo tras su encuentro con el Sumo Pontífice. La visita sirvió también para que Melania Trump revelara que es católica -Trump es presbiteriano-, algo que no se conocía.

Bruselas : Con su llegada a Bruselas, el tono de la gira cambió. Trump optó por un tono duro en su reunión con los líderes de la OTAN, a quienes abroncó con su exigencia de mayores contribuciones a la alianza militar. El talante agresivo del presidente de EE.UU. se materializó en un empujón a su homólogo de Montenegro -repetido hasta el infinito en las redes sociales- para colocarse en la primera fila de una foto de familia.

Sicilia: El cierre de la gira en la reunión del G7 en Sicilia mantuvo el tono tenso de Bruselas. Trump no ofreció compromisos sobre el Acuerdo de París ni sobre un cambio de su política comercial proteccionista. Y dejó frases para la historia: «Los alemanes son malos, muy malos», dijo para quejarse sobre su pujante exportación de coches al mercado estadounidense.

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