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Estalla la «guerra comercial» total entre EE.UU. y China

Washington grava importaciones por valor de 200.000 millones de dólares y Pekín responde con más tarifas y propaganda

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump AFP

Pablo M. Díez

Hoy era la Fiesta del Medio Otoño en China y, más que un lunes, parecía un plácido domingo de avenidas sin atascos, paseos por los parques y reuniones familiares para tomar los tradicionales «pasteles de la luna». Pero, a las doce del mediodía (doce de la noche en Estados Unidos), estalló una nueva andanada de la guerra comercial con Estados Unidos: la imposición de aranceles sobre importaciones chinas por valor de 200.000 millones de dólares (170.000 millones de euros) . No por esperada, pues la medida se anunció la semana pasada, dolió menos al régimen chino, que ya tenía preparada su respuesta.

Además de gravar con tasas de entre un 5 y un 10 por ciento importaciones de artículos estadounidenses que suman 60.000 millones de dólares, Pekín publicó solo una hora después un « Libro Blanco» sobre la guerra comercial. Difundido por la agencia estatal de noticias Xinhua y titulado «Hechos sobre la disputa comercial entre China y EE.UU. y la posición de China», el régimen intenta ganar la batalla de la opinión pública con los 36.000 caracteres de dicho documento.

«Desde que la nueva administración tomó el poder en 2017, bajo el eslogan de “América primero” ha predicado sin pudor el unilateralismo, el proteccionismo y la hegemonía económica, intimidando a otros países con aranceles», denuncia dicho «Libro Blanco», que acusa a EE.UU. de ser un «matón comercial».

Cancelación del viaje a EE.UU.

Al tiempo que el documento critica con dureza la política del «América primero» del presidente Trump por «dañar considerablemente» las relaciones bilaterales y amenazar al sistema multilateral de comercio, China se muestra dialogante para dejar en evidencia la cerrazón de la Casa Blanca. «La cooperación es la única opción y solo una cooperación mutuamente beneficiosa puede llevarnos a un futuro mejor», asegura el «Libro Blanco», que será explicado mañana martes en una rueda de prensa en Pekín por siete viceministros que participan en las negociaciones con Washington. El sábado, justo después de que EE.UU. le impusiera sanciones por comprar armamento a Rusia, China suspendió el viaje que el viceprimer ministro Liu He tenía previsto efectuar esta semana a Washington para retomar el diálogo.

Dentro de la guerra de la propaganda, Pekín también compró el domingo cuatro páginas en el principal periódico del Estado de Iowa, granero electoral de Trump, para explicar el impacto de la guerra comercial a sus agricultores, sobre todo a los productores de soja cuyas exportaciones a China se ven encarecidas con aranceles. Publicado por el «Des Moines Register», dicho suplemento especial había sido elaborado por el periódico oficial «China Daily« y aseguraba que el conflicto era «fruto del sinsentido» del presidente Trump. Mientras uno de estos «publirreportajes» contaba que China se veía ahora obligada a importar soja de Latinoamérica en lugar de comprársela a EE.UU., otro recordaba el cariño del presidente Xi Jinping por Iowa. En 1985, cuando China aprendía lo que era el capitalismo y Xi empezaba a ascender en el Partido Comunista, allí se pasó dos semanas haciendo un curso sobre modernización agrícola y alojado con una familia del pueblo de Muscatine.

Tan lejanos aquellos días como los de la visita de Trump a Pekín en noviembre, donde alardeó de su amistad con Xi Jinping, las espadas están en alto entre las dos principales potencias económicas del mundo. Con aranceles del 10 por ciento, que subirán al 25 por ciento el 1 de enero si la «guerra comercial» persiste, la nueva lista que entró en vigor ayer afecta a una amplia gama de importaciones chinas, desde carne hasta artículos electrónicos pasando por muebles y ropa.

La respuesta de China

Por su parte, Pekín aplicará tasas del 5 por ciento a 1.600 importaciones estadounidenses, incluyendo ordenadores y ropa de marca, y del 10 por ciento a otros 3.500 artículos, como carne, trigo, vino, productos químicos y gas natural licuado.

Desde que Trump desató esta guerra en julio para equilibrar su balanza comercial, que sufre un déficit de 375.000 millones de dólares (318.000 millones de euros), los aranceles estadounidenses han gravado ya importaciones chinas por valor de 50.000 millones de dólares (42.500 millones de euros). Tras esta segunda ronda de hoy, Trump ha amenazado con más tasas si China responde, como así ha ocurrido. Para su siguiente «fase tres» , promete gravar importaciones chinas que suman 267.000 millones de dólares (227.000 millones de euros), lo que incluiría casi todas las compras que EE.UU. hace a la «fábrica global».

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