Atentado en Francia: Daesh golpea de nuevo con un ataque que deja tres muertos y 16 heridos

Tras abandonar la cumbre europea de Bruselas para ofrecer su balance personal de los tiroteos y matanzas, el presidente Macron hizo en París esta valoración del sangriento ataque: «Sabíamos que sobre Europa, en general, y sobre Francia, en particular, existen amenazas terroristas elevadas siempre. En nuestro caso, a esa amenaza exterior se suma una amenaza endógena, una amenaza interna, nacional, íntimamente relacionada con las que llegan de Europa. Nuestra determinación es absoluta, total».

«La respuesta de nuestras fuerzas de seguridad ha sido rápida y eficaz, heroica –continuó Macron–. El comportamiento de nuestros gendarmes y comandos ha permitido salvar muchas vidas. El comportamiento de Arnaud Beltrame , el oficial que se ofreció a sustituir a una mujer, como rehén, merece el respeto y homenaje debido a los héroes. Se jugó la vida. Francia está unida ante la amenaza. Seguiremos unidos».

Horas antes de que Macron hiciese este balance personal, Daesh había presentado al terrorista Redouane Lakdim (26 años) como un «soldado» que asesinó para cumplir una misión terrorista «en nombre del islam».

Sin embargo, los asesinatos de Lakdim, entre las 11 y las 14,25, están muy alejados del comportamiento de un militar. Fueron un nuevo modelo canónico de fuga fanática, enloquecida y asesina.

Lakdim comenzó por matar a tiros al pasajero e hiriendo gravemente al conductor de un coche que robó a punta de pistola, un Peugeot 205 gris, en la periferia de Carcasona (46.000 habitantes), una ciudad de provincias del sur, con una legendaria ciudadela medieval y unos suburbios multiculturales donde vivía Lakdim con su familia desde hace años. El domicilio de la familia del criminal había sido visitado la semana pasada por una unidad policial.

Tras ese primer asesinato, Lakdim huyó por una carretera vecinal. Entre Carcasona y Trèbes, a una veintena de kilómetros, el asesino se detuvo para tirotear al miembro de una Compañía Republicana de Seguridad (CRS, anti disturbios) que se entrenaba haciendo «jogging», al que hirió gravemente.

Al llegar a las afueras de Trèbes, hacia las 11,15, Lakdim entró en un supermercado de la cadena Super U , disparando al aire y gritando con voz desencajada «¡Ala es grande..!». Armado con varias pistolas, cuchillos y algunas granadas, tomó como rehenes a todo el personal y los clientes del supermercado, y reclamó la liberación de Salah Abdeslam , uno de los terroristas islamistas que protagonizaron las matanzas de noviembre de 2015, que causaron la muerte a 140 personas.

Tras su primer asesinato en Carcasona y el ataque contra el agente antidisturbios, Lakdim fue perseguido por un equipo de gendarmes, que después pusieron sitio al supermercado. Varios comandos antiterroristas llegaron con toda celeridad, mientras dos helicópteros militares vigilaban las inmediaciones.

Siguieron varios tiroteos, tras los que se descubrieron los cuerpos sin vida de dos rehenes asesinados. En el momento cumbre de la crisis, un teniente coronel de la gendarmería de Carcasona, Arnaud Beltrame, protagonizó el acto heroico de la jornada: se ofreció al fanático para sustituir a una mujer como rehén.

Con mucha sangre fría y un temple marcial, el teniente coronel de la gendarmería estuvo a solas con el criminal entre poco antes de las 12 y las 14,25. Astuto, el oficial dejó su teléfono móvil abierto. De ese modo, los equipos que habían puesto sitio al supermercado pudieron seguir lo que estaba ocurriendo en la estancia donde se encontraba el asesino.

A las 14.25 horas gendarmes y fuerzas de intervención pudieron escuchar varias ráfagas de disparos . El oficial que dirigía las operaciones dio la orden del asalto final. La operación duró diez minutos cortos. Un militar fue herido de gravedad. Redouane Lakdim fue abatido a tiros.

Tras el elogio personal del jefe del Estado, al hacer el balance final de la crisis, Gérard Collom, ministro de Interior, insistió en que Arnaud Beltrame, el oficial que se jugó la vida, entregándose al asesino, para liberar a una mujer, merecía el «reconocimiento de la nación», cuando Francia vive siempre en estado de alarma latente.

Tras las matanzas de noviembre de 2015, que se cobraron 130 muertos y 400 heridos, Francia ha sufrido trece atentados criminales , que se han cobrado 240 muertes. Se han conseguido evitar otra treintena de atentados. En el marco del estado de urgencia nacional, los servicios de seguridad han realizado 4.457 detenciones de terroristas o presuntos terroristas. Los servicios de seguridad del Estado tienen fichados a unos 10.000 sospechosos de tentaciones radicales, islamistas. No es fácil el seguimiento personal de una nube criminal de esas proporciones.

A última hora, la Policía informó de la detención de otra persona, que «compartía su vida» con el asesino.