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La Policía británica identifica a dos de los terroristas del atentado

Khuram Butt, de 27 años, padre de familia con hijos. El otro atacante era Rachid Redouane, de 30 años. Fueron abatidos a tiros por la policía tras matar a siete personas y herir a otras 48

MET POLICE
Luis Ventoso

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Imposible pensar que un país, por flemático que sea, iba a resistir impertérrito tras tres crueles atentados yihadistas en solo diez semanas, el último a cinco días de unas elecciones generales, con siete muertos y 48 heridos , 18 de ellos muy graves. El clima del país ha cambiado. Lo resumían ayer gráficamente las barreras preventivas de hormigón y metal que se han levantado aceleradamente para separar las aceras de la calzada en los puentes de Westminster, Waterloo y Lambeht , tres de los más de treinta de la capital.

La ejemplar tregua política que se observó tras las matanzas de Westminster y Mánchester saltó ayer hecha añicos. El Brexit, la razón de ser de los comicios del jueves, ha pasado a nota a pie de página. May y Corbyn se enzarzaron a cuenta del terrorismo. Ella lo acusó de haber confraternizado en su día con el entorno del IRA y de «abdicar de todo liderazgo». Él le reprochó que en sus seis años como ministra del Interior recortó la plantilla de la policía en 20.000 agentes (la cifra exacta son 18.991 en Inglaterra y Gales, según datos del Gobierno).

Preguntado en un plató de televisión sobre si May debería dimitir por ello, Corbyn respondió: «Verdaderamente, porque lo ha pedido un montón de gente responsable que está muy preocupada porque ella fue la ministra del Interior que autorizó aquellos recortes ». Demandar una dimisión así a tres días de unas elecciones resulta muy extemporáneo, casi absurdo. El propio Corbyn se dio cuenta de ello y a las tres horas rectificó en otra televisión. En las encuestas la ventaja de la líder tory oscila entre un punto y doce, con una media de siete en el resumen de sondeos ( Cameron ganó a Miliband por 6,5 puntos ).

También ha cambiado el tono de la comunidad musulmana británica. Su mayor organización ha pedido por primera vez que no se oficien oraciones fúnebres por los terroristas. Además, el policía de origen paquistaní Mak Chishty, el mahometano de mayor graduación de Scotland Yard, ha demandado rodeado de compañeros de fe que «los musulmanes hagan más para evitar estos ataques». Hay preocupación entre los musulmanes moderados. Algunos recorren las calles de Londres con camisetas en las que reza: «Soy musulmán, pregúntame lo que quieras».

Investigado en 2015

Lo que no ha cambiado son los fallos de seguridad. La historia del asesino de Westminster y el suicida del Mánchester arena se repite con uno de los asesinos del Puente de Londres: hubo al menos dos avisos de vecinos a la policía contra el cabecilla del grupo, Khuram Shazad Butt , de 27 años, y no se le vigiló. Su radicalismo era notorio en su barrio de Barking, en el Este de Londres, donde ayer continuaron las redadas. El MI5 lo investigó en 2015, pero lo dejó correr.

El Gobierno alega que la tarea es ingente: se vigila a tiempo completo a 3.000 sospechosos , pero hay 20.000 más fichados. Desde 2013 se han evitado 18 ataques terroristas, cinco desde el de Westminster del 22 de marzo.

La policía ha identificado a los tres asesinos del sábado y ha facilitado dos nombres. El segundo es Rachid Redouane , de 30 años, también vecino de Barking, y que podría ser marroquí o libio.

Khuram Butt, conocido también como Abz, había sido denunciado dos veces: por una ama de casa de su barrio, que lo acusó de intentar lavar el cerebro a su hijo con sus ideas salafistas, y por un conocido que llamó a la «línea caliente» antiterrorista, escandalizado por sus palabras proyihadistas y su consumo en YouTube de vídeos de predicadores radicales. Además había sido expulsado de una mezquita del Este de Londres por cuestionar hace dos años las elecciones.

Pero lo que tiene perplejo al país es que el año pasado Channel 4 emitió un documental titulado « Los yihadistas de la puerta de al lado », fruto de dos años grabando a un grupo. En una escena, Butt aparecía con otros individuos ataviados con túnicas y enarbolando una bandera negra del Daesh en pleno Regent’s Park, uno de los parques céntricos y elegantes de Londres, donde se levanta una de las mayores mezquitas del país. La policía los interrogó pero no halló la bandera. Quedaron libres.

Hijo de paquistaníes que llegaron buscando asilo, Butt estaba casado con otra originaria de Paquistán y acababa de ser padre de su segundo hijo. Forofo del Arsenal -cometió el atentado vestido con su camiseta- hasta hace tres años no era especialmente piadoso. Una vez más, descubrió el fervor salafista en una mezquita de barrio. Trabajó vendiendo pollo frito en un KFC , en el metro, y últimamente como instructor de taekwondo y pesas en un gimnasio musulmán que separa estrictamente a hombres y mujeres. No hablaba con el sexo contrario por motivos religiosos y en vísperas del atentado invitó a una barbacoa a algunos vecinos, que lo encontraron «eufórico».

El terrorista vivía en un piso de protección oficial y percibía ayuda social, al igual que el de Westminster. El suicida de Mánchester recibió un crédito de estudios, a pesar de que había dejado la universidad, y se cree que le pudo ayudar a costear el atentado. Algo no funciona en Inglaterra.

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