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Entrevista a Juan Verde

«El Partido Demócrata no se va a “podemizar” nunca»

Juan Verde, asesor canario del Partido Demócrata de Estados Unidos, analiza en una entrevista con ABC la crisis interna de la formación, los errores de la campaña de Hillary Clinton y lo que se espera con la nueva presidencia de Donald Trump

F.J. Calero

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El Partido Demócrata ha sufrido tres grandes derrotas : la Presidencia, el Senado y el Congreso. En un sistema tan presidencialista como el de Estados Unidos, a la formación de centro izquierda hoy -fundado en el siglo XIX por el presidente Andrew Jackson , catalogado entonces como burro, actual símbolo «demócrata»-, no le queda nada más que esperar años duros y una larga travesía en el desierto en busca de un nuevo liderazgo. Ante una posible catarsis, Juan Verde , asesor canario del Partido Demócrata de Estados Unidos, analiza en una entrevista con ABC la crisis interna de la formación, los errores de la campaña de Hillary Clinton y lo que se espera con la nueva presidencia de Donald Trump .

¿Qué va a pasar ahora con el Partido Demócrata?

Desde luego, los resultados de las últimas elecciones fueron sorprendentes: no esperábamos una derrota. Veníamos siguiendo de cerca todas las encuestas a nivel nacional y solo una de 19 nos daba por perdedores. Nuestro propio modelo daba una victoria rotunda y la duda era por cuánto ganaríamos. Dicho esto, es el momento idóneo para reformar el partido desde dentro, ya somos un grupo que pedimos desde dentro una renovación completa, que se le dé más espacio a la gente joven y las minorías que no han jugado un papel importante en el núcleo del partido. Somos un partido de minorías y de cara a nuestra base de votantes los hispanos deben ser más importantes. Lo que ha pasado en EE.UU. con el fenómeno Trump, Podemos aquí, Le Pen en Francia, incluso en Grecia, es todo muy similar: una señal inequívoca que la forma tradicional de hacer política ha muerto. No podemos hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados distintos. Espero que en los próximos cuatro años tengamos esos cambios que esperamos.

¿Da por perdido el voto de la clase trabajadora, la población rural y menos favorecida en EE.UU.?

No, para nada. Es muy buena pregunta. Uno de los errores graves fue precisamente no entender que habíamos sido siempre el partido de la clase obrera y de los más necesitados, y lo que hemos visto es una señal inequívoca del electorado, que nos ha penalizado y ya no nos ve como tal. Tenemos que volver a las raíces y los valores más puros. No creo que seamos un partido de extrema izquierda ni socialista, sino de centro izquierda y tenemos que estar más cerca del pueblo que se ha visto afectado por los cambios económicos de los últimos años. Lo que sí ha habido durante mucho tiempo es un Partido Demócrata cuyos líderes han sido hombres blancos, anglosajones y mayores que no representaban a las minorías demográficas.

¿Se va a «podemizar» el Partido Demócrata para llegar a esos votantes?

No, no nos vamos a «podemizar». Sería erróneo compararnos con Podemos, que es más comparable a Trump: nosotros ni somos ni seremos nunca un movimiento populista. Los temas complejos y difíciles que afectan hoy a la sociedad norteamericana no pueden ser reducidos a un mínimo denominador común y explicarlos de forma simple y con promesas que no son factibles. Para mí, eso es el populismo. Y Trump lo hace sin preocuparse en lo que significa para el pueblo norteamericano. No queremos jugar esa carta. Debemos volver a identificarnos y escuchar a la gente que siempre nos ha votado.

¿Cuáles son esas reformas internas que debe acometer el Partido Demócrata desde ya?

En parte, lo primero es que debemos tener un partido que refleje la realidad demográfica del país. Creo que es muy sencillo para alguien que no tiene interacción con la gente decir las recetas y los nuevos rumbos económicos del país sin tener una comunicación directa con los ciudadanos. Esto es pretencioso y poco viable. Lo primero que debemos hacer es cambiar el liderazgo del partido, que sea más incluyente, no solo buscar al hombre mayor, blanco y anglosajón.

¿Otro Obama?, ¿un Obama latino?

El Partido Demócrata no necesita un solo Obama latino, sino toda una nueva generación de hombres y mujeres que representen a la sociedad en su conjunto

El Partido Demócrata no necesita un solo Obama latino, sino toda una nueva generación de hombres y mujeres, representantes, por ejemplo, de la comunidad gay y otras realidades que representen a la sociedad en su conjunto. Eso por un lado. En segundo lugar, es extremadamente importante ofrecer soluciones que tengan que ver con esa población que se ha visto afectada: la clase obrera. Una cosa es que Trump ofrezca creación de empleo y otra, que nosotros solo dijéramos que esos empleos no van a volver sin ofrecer alternativas. Tenemos que ser honestos y decir que puede que no vuelvan esos empleos, pero aportando soluciones y propuestas pragmáticas.

¿Cree que con Bernie Sanders como candidato demócrata el resultado habría sido distinto por su perfil 'antiestablishment'?

Sí, bueno. Por un lado, es muy fácil ser entrenador de un equipo de fútbol el lunes por la mañana cuando ya se sabe el resultado. Si atendemos a los resultados de las elecciones, puedo decir que tiene usted razón, cosa que no hubiera defendido bajo ningún concepto hace dos semanas, entonces creía que teníamos a la mejor candidata. Es de sabios reconocer los errores. En este análisis postelecciones podemos concluir que hemos visto un voto antisistema de protesta y que con un candidato como Sanders se podría haber atraído; que es más fácil convencer en ese caso para que voten a un candidato como él. Pero este es un ejercicio que no te lleva a buen puerto. Ya no podemos volver atrás y las decisiones se toman en función de la información que tienes.

¿Los errores de Hillary y su entorno han llevado a la nada al Partido Demócrata?

Bajo ningún concepto diría que el Partido Demócrata se haya quedado reducido a la nada. Mucha gente como yo estamos entusiasmados con lo que se avecina: cuatro años para crear no solo un partido nuevo, sino una nueva forma de hacer política. Es algo único y te lo dice una persona que lleva treinta años en el Partido Demócrata, y que ha vivido cinco campañas presidenciales y 14 campañas políticas en EE.UU.. Hoy te digo que tenemos una oportunidad fantástica para empezar de nuevo e iniciar una nueva forma de hacer política: no enlatada, no predecible, la gente quiere una inyección de frescura, legitimidad e ilusión. Si la pregunta es si estos cuatro años serán una andadura en el desierto con un panorama asolador, diré que sí. Estados Unidos tiene un sistema muy presidencialista donde hay tres componentes controlados por los republicanos: Senado, Congreso y Casa Blanca. Muchos dicen que Trump se enfrentará a su propio partido para sacar adelante lo que quiere y te digo que no, que lo tendrá más fácil. Es un escenario bastante preocupante.

¿Borrará de un plumazo el legado de Obama?

Quiero equivocarme, me duele mucho tener que decir que es posible, pero si soy sincero conmigo mismo, te digo que es muy probable que eso ocurra. No destrozará por completo el legado de Obama, sino lo más importante de sus ocho años. Primero, el reemplazo de Scalia en el Supremo. Esos puestos son vitalicios y tres jueces tienen más de 82 años y cinco, más de 75 años. Uno más puede fallecer o jubilarse y eso marcaría el rumbo ideológico del país durante los próximos 30 y 40 años. La siguiente camada tiene 50 años. Es preocupante porque puede sentar las bases para que se deshaga el tema del aborto. Igualmente, es muy probable que ocurra respecto a la senda de un sistema de sanidad pública. También con el Medicaid, que existía de antes y está dedicado a la subvención y ayuda a los pobres. El portavoz del Congreso ha dicho claramente que lo intentarán desmantelar. Otra cosa es el rumbo de política exterior. Está en juego la posibilidad real de que lo que ha sido una estructura real de alianzas termine cambiando: podría ser el final de un sistema que ha aportado estabilidad al mundo. Y por último, yo teniendo un apellido como verde, referido al cambio climático, está en juego lo que va a pasar con el Acuerdo de París del año pasado, cuando por primera vez se firmó un acuerdo vinculante y EE.UU. pasó de ser un problema a abanderado de la lucha contra el cambio climático con Obama.

Se dice que Mike Pence tiene un perfil más ultraconservador y que Trump seguirá una línea más pragmática.

Hay dos escenarios posibles. Uno, el del señor Trump que se modera y trata de irse al centro, y dos, en el que intenta cumplir sus promesas electorales. Los primeros indicios, por los nombramientos que ha hecho, apuntan a este último. Con respecto al cambio climático, me gustaría que siguiera el rumbo global pero ha dicho que va a poner como equivalente al ministro de medio ambiente a un negacionista. O que si se nombra a Newt Gingrich como secretario de Estado se refuercen las relaciones bilaterales de EE.UU.. Ahora bien, qué mensaje le damos a Rusia, un país que tiene pretensiones territoriales que entran en conflicto con la UE. El nacimiento de la II Guerra Mundial se hizo bajo circunstancias muy similares con un país que también tenía pretensiones territoriales. O antes en la Gran Depresión, cuando EE.UU. dio un vuelco hacia el aislacionismo y proteccionismo, permitiendo la subida de movimientos extremistas en Europa.

«He visto a Hillary muy preocupada»

¿Cómo ha visto a Hillary Clinton estos días?

Estuve con Hillary Clinton el día de las elecciones. Tuvimos una reunión posterior y la vi preocupada. Con la edad que tiene ella era su última oportunidad de liderar el país y acercarlo más a ese modelo de que Obama se quedara corto. Claro que está decepcionada porque no pudimos ganar, pero en particular la vi sobre todo preocupada por lo que puede suponer su victoria.

Si fuera asesor de Donald Trump, ¿qué le recomendaría ahora?

Desde luego, no sé si soy la fuente más objetiva... Pero le recomendaría prudencia, calma, que entienda que hay una curva de aprendizaje real. Para bien o para mal, él viene de fuera y no conoce el sistema político, y antes de comprometerse a lo que va a ser su Administración, debe dedicarse a ver qué hay en juego. Antes de decidir cuál va a ser la política con Rusia que se tome el tiempo de escuchar los «briefings» de la CIA, del departamento de Estado y Defensa, y que entienda bien la situación antes de adelantarse a una decisión. Vendrá con muchas ganas de tomar las riendas a partir del 20 de enero.

¿Qué fue más decisivo: llamar deplorables a los votantes de Trump o el FBI?

Creo que nuestra opinión, en el tema de los deplorables fue un comentario por el que pidió perdón. La inmensa mayoría de las personas, según nuestras encuestas, lo vieron como lo que era: un error humano. Por otro lado, sí que nos hizo daño el tema del FBI. Un daño muy significativo y que fue un tema político con objetivos electorales. El director del FBI empezó su carrera trabajando para un senador republicano, fue fiscal en contra de los Clinton en el caso de los Whitewater, trabajó en el equipo del fiscal que llevó el caso de Monica Lewinsky. Si tenía dudas por qué no esperó a estudiar los emails para emitir una opinión sobre el caso. Achaco a eso en parte el resultado de las elecciones. Aun así, Hillary lleva en el voto popular más de 1,2 millones de votos de diferencia con respecto a Trump. Eso nos dice hoy por hoy que la mayoría de los estadounidenses se identifican más con Hillary que con Trump.

¿Debe cambiar el sistema electoral?

Tiene que cambiar, es uno de los temas en los que estamos trabajando. Es la segunda vez que nos pasa. Ya ganamos el voto popular en el año 2000 con Al Gore y hoy la victoria es más contundente. Nosotros reconocemos al presidente y queremos que le vaya bien a este señor. No desearle bien sería como no querer que le vaya bien al piloto que lleva tu avión. Este sistema tenía sentido en el siglo XIX, no hoy.

¿Irá Hillary a la cárcel?

No va a encarcelar a Hillary Clinton, como muchas de las promesas que hizo en campaña y que no puede cumplir.

¿Puede impulsar a Marine Le Pen en Francia la victoria de Trump?

Me preocupa el tinte populista de ambos, pero vienen de idiosincrasias muy distintas. No son extrapolables.

¿Es Trump el nuevo Reagan?

Ojalá sea como Reagan, a quien, dentro de sus excentricidades, lo podemos ver y juzgar hoy como alguien moderado. Ojalá este señor sea la mitad de moderado que Reagan, que siempre se rodeó de gente muy buena, escuchando opiniones distintas antes de tomar una decisión.

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