El Papa preside el tradicional Vía Crucis en el Coliseo de Roma

Miles de velas iluminan la noche en el Coliseo de Roma. El silencio se funde con las reflexiones del Papa Francisco que preside el tradicional Via Crucis.Ante más de 20.000 fieles el Pontífice clama contra un mundo, dice, devorado por el egoísmo. En su discurso asegura que siente: "vergüenza porque nuestras generaciones están dejando a los jóvenes un mundo fracturado por divisiones y guerras; un mundo devorado por el egoísmo". Mientras, la cruz flanquada por dos ciriales, pone rumbo al Palatino. Un recorrido por las 14 estaciones, los distintos pasajes del calvario vivido por Jesús antes de ser crucificado. Estaciones acompañadas por 14 meditaciones de estudiantes de secundaria. Detrás, la injusticia y la solidaridad como protagonistas.Mensajes en los que ahonda el papa, que lamenta que haya personas que se hayan dejado engañar por la ambición, entre las que asegura hay también ministros de la Iglesia. Sentencia que lo han hecho "perdiendo su dignidad". Palabras que contrastan con aquellas de reconocimiento para los misioneros. Ellos, asegura, retan la adormecida conciencia de la humanidad para ayudar "arriesgando la vida para servir al pobre, al marginado, al inmigrante, al invisible...". Conciencia que llama a despertar  en la conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.