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¿Qué ocurre con Hariri?

Los medios políticos y diplomáticos respaldan la tesis de que el príncipe heredero saudí lo tiene retenido para forzar la elección de otro líder libanés suní más anti-iraní

Dos participantes en la maratón de ayer en Beirut para exigir el retorno de Hariri EFE

REUTERS

¿Dónde está el primer ministro libanés, Saad Hariri , y por qué anunció su dimisión en Arabia Saudí y no en su país?

Según el comunicado que leyó ante las cámaras y emitió el pasado 4 de noviembre la TV saudí, el líder suní libanés dimitió para evitar un «atentado inminente» -como el que acabó en su día con la vida de su padre- urdido por el partido chií libanés y su aliado iraní. Ayer, en su primera entrevista con un canal de TV libanesa, Hariri insistió en la tesis del comunicado y dijo que podría regresar pronto a su país.

Según las máximas autoridades libanesas, Hariri fue en realidad forzado a dimitir por el «hombre fuerte» saudí, el príncipe heredero Mohamed bin Salman , y se encuentra en arresto domiciliario en Riad.

En su domicilio de Riad, además del canal de TV cercano a su partido, Saad Hariri recibió en los últimos días a algunas personalidades cercanas a él y a algunos familiares. Con esos y otros testimonios, Reuters ha tratado de reconstruir la secuencia de su rocambolesca dimisión.

Hariri -que tiene importantes negocios familiares en Arabia Saudí y una larga relación con la casa real- fue convocado a Riad por el rey Salman el pasado 2 de noviembre. Desde el primer momento del aterrizaje de su avión, un día después, pudo advertir que algo no iba bien. No había recibimiento oficial en Riad, y la policía saudí confiscó su teléfono móvil.

Un día después, Saad Hariri fue informado de que sería recibido por el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, gobernante de facto del país desde que ocupó en junio ese puesto. Después de cuatro horas de espera, Bin Salman le presentó una carta de dimisión que debía leer ante las cámaras. Hariri lo hizo, y desde entonces se desconoce su situación y sus intenciones. En las conversaciones con familiares y amigos que contactaron con él fue lacónico; se limitó a decir que «está bien», y que regresará al Líbano «Inshallah», si Dios quiere. Ayer, ante la TV libanesa, fue vago al referirse a que dimitió «para proteger al Líbano»

¿Cómo interpretar el movimiento saudí para hacerle dimitir? Las explicaciones más plausibles se remontan a una visita de Hariri a Arabia Saudí, unos días antes, para entrevistarse con Bin Salman y con el jefe de la Inteligencia saudí . Ambos le exigieron que «plantara cara» al movimiento armado chií libanés Hizbolá , que ha crecido en influencia en el país y en la región con la ayuda de Irán . Hariri les explicó que no podía ni debía hacerlo «por el bien de la estabilidad interna en el Líbano», y así lo explicó a su vuelta a Beirut a sus compañeros de partido y gobierno.

El Líbano se apoya sobre tres tercios: el suní, al que corresponde la presidencia del gobierno, el chií, que preside el Parlamento, y el cristiano, que ocupa la jefatura del Estado.

Tal como se desarrollaron los sucesos el 4 de noviembre, parece evidente que tanto Mohamed bin Salman como su jefe de Inteligencia creyeron «imposible seguir negociando con Saad» después del encuentro de octubre. Algunos analistas de la región coinciden en que Riad desea el reemplazo del primer ministro libanés por otra personalidad suní dispuesta a plantarse con firmeza ante el poder de Hizbolá, y a ser más dócil a los deseos de la casa real saudí. El nombre que suena más fuerte es el del hermano mayor, Bahaa Hariri , que desde que fue desplazado como heredero político del padre mantiene malas relaciones con Saad y es completamente leal a Riad.

Las razones de Arabia Saudí son temerarias, pero claras. ¿Y las de Hariri para aceptar el trato y no contar la verdad? Su caída política coincide con la purga de príncipes y empresarios saudíes por presunta corrupción, por lo que se especula con la posibilidad de que el chantaje del palacio real saudí se relacione con los negocios de Hariri en el país, y la opción de juicio y cárcel.

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