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Nuevo revés en la Cámara de los Lores para el Brexit duro de May

Aprobada una enmienda para que el Parlamento pueda vetar el acuerdo que alcance el Gobierno con la UE

Luis Ventoso

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Los lores, la cámara no electa, repleta de ilustres jubilados y casi un florero del pasado, está cobrando un inesperado protagonismo en el proceso del Brexit. La solemne sala de las bancadas rojas, que a veces recuerda más a un distinguido club social que una instancia legislativa, se ha convertido en un inesperado bastión del europeísmo. En la noche de este martes ha provocado la segunda derrota de May en la tramitación de la llamada Ley del Brexit, al aprobar con mayoría de 98 votos (366-268) una enmienda que exige que el Parlamento tenga voz y voto el acuerdo final con la UE y pueda incluso obligar a May a volver a la mesa de negociaciones de Bruselas si no le gusta lo que ha conseguido.

El debate de la brevísima Ley del Brexit , de 137 palabras, con la que el Gobierno pide permiso al Parlamento para activar la salida de la UE, resultó un paseo militar para May en los Comunes. Allí no salió adelante ni una sola enmienda de la oposición, en parte por el euroescepticismo del controvertido líder laborista, Corbyn, que obligó a los suyos a apoyar la propuesta del Ejecutivo.

Pero al llegar a la cámara alta han comenzado las derrotas para el Gobierno, que no tiene mayoría en ella. La semana pasada los lores aprobaron una enmienda exigiendo al Número 10 que reconozca ya los derechos de residencia de los tres millones de comunitarios que viven en el Reino Unido. Este martes ha llegado el segundo revés, porque tal y como se vaticinaba se aprobó la enmienda que exige un voto final del Parlamento sobre el acuerdo que se alcance con los 27. En la sesión, sin embargo, se rechazó otra enmienda que pedía un segundo referéndum sobre la UE.

El varapalo para May debería quedar en una anécdota . El Gobierno confía en revertir el rejón de los lores en los Comunes, donde sí goza de mayoría. Podría hacerlo incluso el próximo lunes. La ley volvería entonces de nuevo a los lores, en lo que la jerga política denomina «un ping pon parlamentario».

Aunque la derrota de May es más embarazosa que trascendente, la primera ministra se lo había tomado muy en serio . Cuando comenzaron los debates en los lores, tuvo el gesto insólito de plantarse en las bancadas de la cámara alta a escucharlos, como un modo de presionar. Este martes el vigilante fue su ministro para la Salida de la UE, el eurófobo David Davis, que se tomó muy mal el revés y acusó a los lores de querer torpedear el Brexit: «Es decepcionante. Está claro que algunos aquí buscan frustrar el proceso, pero el Gobierno tiene la intención de que eso no ocurra. Nuestra idea es tumbar esas enmiendas en los Comunes».

La enmienda había sido promovida por los liberal demócratas y los laboristas. El ex viceprimer ministro Nick Clegg, portavoz liberal para el Brexit, reprochó al Gobierno que se resista al escrutinio parlamentario: «Estamos ante la Brexit hipocresía. Nos dijeron que teníamos que salir de la UE para restaurar nuestra democracia y lo primero que hacen es tratar de neutralizar al Parlamento».

El Gobierno había aceptado ya que el Parlamento vote sobre el acuerdo final con la UE, que en principio llegará dentro de dos años. Pero era un voto de «o lo tomas o lo dejas». Si el Parlamento no aceptaba el convenio presentado por May, ella retiraría al país de la UE incorporándolo al régimen arancelario general de la Organización Mundial de Comercio. Frente a esa ruptura drástica, los lores piden que haya lo que llaman un «voto significativo», que las cámaras puedan vetar el acuerdo con la UE y exigir que se busque uno mejor.

May tiene un gran aliado para su tranquilidad política. Se llama Jeremy Corbyn. Según el último sondeo del diario pro laborista «The Guardian», está a la friolera de 16 puntos de May en intención de voto. Su descrédito llega a tal punto que una voz inesperada se ha sumado a las muchas que piden su dimisión: el científico Stephen Hawking. «Considero a Corbyn un desastre. Su corazón está en el lugar correcto y también muchas de sus políticas, pero ha permitido que se le retrate como un extremista de izquierda», dijo a través de su voz artificial el afamado físico de 75 años, simpatizante laborista.

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