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Ramón Pérez-Maura

No nos hagamos trampas al solitario

No hay mejor camino hacia la paz en el mundo que ver finiquitado el régimen de los ayatolás

Ramón Pérez-Maura

Hacerse trampas al solitario es de idiotas. Donald Trump ha podido romper el acuerdo nuclear con Irán porque era un acuerdo de Barack Obama con terceras partes. No era un acuerdo de Estados Unidos. En Estados Unidos, los tratados con terceras partes lo son cuando los ratifica el Senado. Y Obama nunca sometió este acuerdo a esa Cámara porque sabía que no se lo hubieran aprobado. Por eso Trump hizo campaña con él y anunciando su derogación cuando ganara. Pero claro, en Europa seguimos pasmados de que haya un político que cumple lo que promete en campaña electoral. Verdaderamente asombroso.

El mejor ejemplo de auténtico desarme nuclear lo dio a principios de la década de 1990 el régimen racista sudafricano de Frederik de Klerk: dio la orden de destruir toda materia cuestionable y autorizó a los inspectores de Naciones Unidas a ir donde quisieran y cuando quisieran. Por más que la Alta Representante europea, Federica Mogherini, esté encantada con la marcha de las inspecciones en Irán, parece legítimo preguntarse por qué no se autoriza a los agentes de la Agencia Internacional de la Energía Atómica a visitar algunas bases militares sospechosas. Y por más que a Mogherini le dé igual, a mí me parecen extremadamente relevantes las pruebas presentadas por Israel de las pasadas mentiras de Irán a los inspectores de Naciones Unidas. Aunque hay que reconocer que esas mentiras de Teherán le han llevado a conseguir una de las mayores hazañas de la historia de la diplomacia de Oriente Medio: la actual alianza (tácita) entre Israel y Arabia Saudí. Dos enemigos irreconciliables hace una década, van hoy de la mano en muchos aspectos.

No se presten a engaño: las sanciones a Irán perjudican a todos, empezando por las empresas norteamericanas que tienen contratos en vigor. Y, como es lógico, Estados Unidos no va a permitir que además de que sus empresas se vean dañadas, otras empresas se aprovechen de ello. Como es lógico, se sancionará a quien no respete el embargo que promueve Washington. E igual que Irán fue, comercialmente, el país más beneficiado con el acuerdo de 2015, también Irán va a ser el más perjudicado con el abandono norteamericano del mismo.

Vivimos rodeados de mucha gente deseosa de manifestar su favor por este régimen iraní que es un notable violador de los Derechos Humanos. Un régimen en el que, cuando se quema una bandera de otro país en la tribuna del Parlamento, el presidente no llama al orden: sólo mira arrobado y pide que procuren no quemar la Cámara entera. Quienes así piensan, harían bien en recordar que lo que pretende el presidente de los Estados Unidos es un acuerdo que garantice la no proliferación nuclear de este régimen. Él pretende renegociar el acuerdo, no una escalada militar. Y, como dijo Trump al «pueblo largamente sufriente de Irán» al anunciar la retirada del acuerdo, «el pueblo de los Estados Unidos está con vosotros». No hay mejor camino hacia la paz en el mundo que ver finiquitado el régimen de los ayatolás. Manifiéstese quien esté en contra de ese objetivo.

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