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Multitudinaria manifestación en Seúl para pedir la dimisión de la presidenta Park

Decenas de miles de personas protestan por el tráfico de influencias de su amiga Choi Soon-sil, apodada la «Rasputina» de Corea del Sur por pertenecer a un oscuro culto religioso

Manifestación en contra de la presidenta de Corea del Sur EFE
Pablo M. Díez

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La capital de Corea del Sur vivió anoche una de las manifestaciones más multitudinarias de su historia democrática. Decenas de miles de personas – 45.000 según la Policía y 200.000 a tenor de los organizadores – tomaron el centro de Seúl para pedir la dimisión de la presidenta Park Geun-hye, informa la agencia Yonhap. Para evitar incidentes, unos 20.000 policías antidisturbios vigilaron la marcha, que desfiló alrededor del Ayuntamiento de Seúl y por la avenida que llega hasta el cercano Palacio Real.

En el cargo desde 2013, y con poco más de un año de mandato por delante, Park se ha visto salpicada por el escándalo de tráfico de influencias de su amiga Choi Soon-sil, descubierto por una televisión surcoreana. Debido a sus cuatro décadas de estrecha amistad, Choi conocía secretos de Estado, corregía los discursos de la presidenta y se aprovechaba de sus contactos para «convencer» a las mayores multinacionales del país de que hicieran «donaciones» a dos fundaciones que ella misma dirigía. Detenida esta semana para ser interrogada por corrupción, la Policía sospecha que así se habría embolsado hasta 80.000 millones de won (casi 63 millones de euros). Pero lo que más ha airado a los surcoreanos es que Choi pertenece a un oscuro culto religioso que, fundado por su difunto padre, parece ejercer un embrujo chamánico sobre la presidenta Park desde su juventud. Entre la indignación y las burlas, Choi Soon-sil ya ha sido apodada la «Rasputina» de Corea del Sur.

Aunque la presidenta Park niega tal influencia, ha pedido perdón y ha intentado ganar tiempo remodelando su Gobierno para calmar a la opinión pública, que sigue pidiendo su dimisión. Su popularidad se ha hundido y, según la última encuesta de Gallup, solo el 5 por ciento de los surcoreanos apoya su gestión, el índice más bajo jamás alcanzado por un presidente surcoreano. Numerosos líderes de la oposición, entre ellos el alcalde de Seúl, Park Won-soon, reclaman su cabeza, pero la presidenta se resiste y, con lágrimas en los ojos, se ofreció a colaborar con la investigación en un discurso televisado a la nación el viernes.

Una familia marcada

De 64 años, la presidenta surcoreana es hija del dictador Park Chung-hee , quien dirigió con puño de hierro este país asiático durante 18 años, desde el golpe de Estado que le aupó al poder en 1961 hasta que en 1979 fue asesinado a tiros por el jefe de sus propios servicios secretos, Kim Jae-kyu. Más trágica aún fue la muerte de su madre, Yuk Young-soo, asesinada en 1974 por un pistolero japonés de origen norcoreano que trató de atentar contra el presidente Park mientras daba un discurso en el Teatro Nacional de Seúl. Su bala erró el tiro pero acabó impactando en su esposa , que fue sacada del escenario moribunda mientras él continuaba su alocución.

Traumatizada por la muerte de su madre, la joven Park Geun-hye fue entonces consolada por Choi Tae-min, un oscuro líder religioso que había sido monje budista, luego se pasó al cristianismo y acabó fundando la Iglesia de la Vida Eterna (Yongsaenggyo), considerada por muchos una secta. Con este culto que mezclaba el budismo, el cristianismo y el «cheondoismo», la religión local que afloró en Corea a principios del siglo XX , el pastor se erigió en el mentor de Park, quien desde entonces es muy amiga de su hija, Choi Soon-sil, y parece hallarse bajo su alargada sombra.

Precisamente, cuando el dictador Park Chung-hee fue abatido por el jefe de sus servicios secretos, este citó como uno de los motivos del magnicidio la influencia del «corrupto» Choi Tae-min sobre su hija. En los años 90, los propios hermanos de Park Geun-hye denunciaron ante el entonces presidente surcoreano, Roh Tae-woo, que el pastor la estaba manipulando para quedarse con el dinero de una fundación en memoria de sus difuntos padres. A tenor del periódico «Korea Times», se rumorea que Choi Tae-min, quien estuvo casado seis veces, incluso tuvo una «relación impropia» con Park Geun-hye a pesar de su diferencia de edad.

Tras la muerte del líder religioso en 1994 a los 82 años, Park continuó su amistad con su hija, quien se ha convertido en una de sus más fieles confidentes. Tal y como consta en los cables diplomáticos revelados por Wikileaks en 2007, la Embajada de Estados Unidos en Corea del Sur informó a su Gobierno de estas habladurías acerca «del completo control que tenía el difunto pastor sobre el cuerpo y el alma de Park en sus años de formación». Aludiendo a su mística figura, la legación estadounidense incluso lo llamaba el «Rasputín coreano», un apodo que los medios han desempolvado ahora para referirse a su hija.

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