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La mujer que decapitó a una niña rusa asegura que es una venganza por los ataques de Putin en Siria

«¿Por qué asesinan a musulmanes? Ellos también quieren vivir», ha declarado en un vídeo

RFAEL M. MAÑUECO

En Youtube y otras publicaciones digitales apareció ayer un vídeo del interrogatorio al que fue sometida la niñera Gulchejra Bobokúlova durante su comparecencia ante el juez el miércoles, en el que afirma que decapitó el pasado lunes en Moscú a Nastia, la niña que cuidaba, para vengarse del presidente Vladímir Putin por sus bombardeos en Siria.

«Me he vengado de aquellos que están derramando sangre», asegura la mujer. Según sus palabras, «Putin derrama la sangre de los sirios al haber organizado los bombardeos. ¿Por qué asesinan a musulmanes?», se pregunta, y sostiene que «ellos también quieren vivir».

La filmación está grabada con un teléfono móvil, tal vez por alguno de los interrogadores, por el abogado o por alguien que se encontraba cerca, y, al parecer, de forma oculta. Bobokúlova cuenta que siempre quiso ir a vivir a Siria y no pudo por falta de dinero . A la pregunta de si su afán era unirse a los terroristas del Estado Islámico, ella responde que «quería simplemente vivir allí en donde las mujeres pueden llevar la cara tapada (...) aquí no estaba bien».

La cuidadora llama la atención sobre el hecho de que la niña de cuatro años que asesinó «era una minusválida y tenía ataques de epilepsia» . En relación con sus propios hijos, Bobokúlova dijo que «los pueden ustedes matar a los tres, ellos no leen el Corán», a diferencia de ella misma que se declara una auténtica devota. El miércoles reconoció ante el Tribunal que ha ordenado su arresto preventivo que cometió el crimen y lo hizo por «orden de Alá».

Evitar una ola de xenofobia

Las autoridades rusas tratan a toda costa de desvincular el atroz suceso con el terrorismo islámico mientras los principales canales de televisión continúan sin darle cobertura para, según proclaman, evitar una nueva ola de xenofobia.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, volvió ayer a referirse al asunto declarando que «puede que esté equivocado, no soy un experto ni un juez, pero es evidente que estamos ante una mujer que tiene problemas psicológicos». «Diga lo que diga, es necesario tener muy en cuenta que está trastornada», añadió.

Por su parte, el líder opositor ruso, Alexéi Navalni , se pregunta en su blog si no hay que relacionar el caso de la niñera con el islam, «¿con qué entonces, con el ballet?». A su juicio, «es obvio que la comunidad musulmana rusa está tan aterrada por lo sucedido como todos los demás, pero tienen un problema en su seno con los más radicales» y cree que tendrán que solucionarlo.

Ayer se hablaba de una supuesta amiga de Bobokúlova procedente de Tayikistán de ideas extremistas y que habría podido influir en ella. Uno de los hijos de la presunta homicida ha sido detenido en Uzbekistán. Mientras, el padre de la niñera pedía ayer desde Samarcanda perdón por el crimen cometido por su hija. Según su relato, ella «fue sometida a tratamiento psiquiátrico y estuvo ingresada en un centro, pero nunca fue a la mezquita ni vistió hiyab ni leyó el Corán».

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