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África

Mugabe se resiste a abandonar el poder y partir al exilio como le exigen los militares

El Ejército presiona para que el dictador de Zimbabue salga del gobierno por las buenas

Vídeo: Máxima tensión en Zimbabue por la toma de control del país por el ejército ATLAS
Alba Amorós

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La capital de Zimbabue, Harare, despertó, un día más, en una calma tensa debido a la incertidumbre política tras el golpe de mano militar contra el presidente, Robert Mugabe . Las tropas siguen presentes en enclaves como el aeropuerto, las oficinas del gobierno y el parlamento. El resto del país mantiene el aliento a la espera de un desenlace que parece estar próximo pero no termina de llegar. El país sigue inmerso en un incómodo limbo político después de que su presidente, Robert Mugabe, siga resistiéndose a dar un paso atrás para que el ejército entregue el poder al exvicepresidente, Emmerson Mnangagwa. La tan esperada transición amenaza con quedar paralizada ante la negativa de Mugabe, de 93 años, a dimitir y exiliarse tras 37 años dirigiendo el país con mano de hierro . Según fuentes próximas al líder del Zanu-PF, éste querría terminar su mandato previsto para 2018.

La crisis política en Zimbabue parecía acercarse a una solución tras las intensas negociaciones de las últimas horas entre el presidente Mugabe, los militares y eclesiásticos de alto rango de la iglesia católica . Según las últimas informaciones, el líder del Zanu-PF sopesaba dar su brazo a torcer y dimitir para que el ejército entregara el poder a Emmerson Mnangagwa, exvicepresidente y hombre ligado a los servicios de seguridad del propio Mugabe. Apenas 72 horas después del golpe militar en Harare (negado por el ejército), la dictadura de Mugabe podría llegar a su fin tras casi cuatro décadas. Es cuestión de horas, dicen los expertos. La crisis se produjo por el intento de prolongar la dinastía Mugabe a través de la esposa de este, Grace . La amarga batalla librada por la primera dama y el exvicepresidente por suceder al nonagenario Mugabe ha precipitado el fin de su largo y controvertido mandato.

Líderes de la iglesia católica cercanos a Mugabe y presidentes de otros países africanos, como Jacob Zuma (Sudáfrica), aunaron esfuerzos para mediar entre los militares y el dictador , que se encuentra en arresto domiciliario. El todavía presidente de Zimbabue se habría resistido a las presiones para renunciar al cargo hasta el último momento. Uno de los elementos clave en la negociación es el futuro de la primera dama, quién parece que se encuentra también en su residencia de la «Casa Azul» (Harare). Como posibles destinos de exilio se han barajado los de Sudáfrica, Singapur y Malasia. La familia Mugabe tienen propiedades en estos dos últimos países.

Gobierno de transición

El Ejército, que ha querido dar una apariencia de legitimidad y constitucionalidad al golpe. Ve en Emmerson «El Cocodrilo» Mnangagwa el sustituto más idóneo de Mugabe. Sin embargo, durante décadas él se encargó del «trabajo sucio» de su líder y aliado desde la lucha por la independencia. A pesar de las atrocidades cometidas durante las décadas de los 70 y 80, Mnangagwa se perfila como la pieza clave para garantizar una transición estable.

Un informe de Financial Gazzette, aseguraba que Mnangagwa está «planeando un gobierno de transición que incluirá a la oposición» que ocuparía la vicepresidencia y el cargo de primer ministro. La oposición, fragmentada, no ha condenado públicamente el golpe militar. El líder del Movimiento Democrático para el Cambio (MDC), Morgan Tsvangirai, que llegó a Harare desde Johannesburgo el miércoles por la noche, habría sido el señalado como nuevo primer ministro.

«Se espera que Mnangagwa forme un gobierno de transición de cinco años, tras el que el país celebraría elecciones», señala el informe, que presume de tener fuentes muy fiables. Su mandato, que estaría bendecido por el ejército, incluiría la restauración del estado de derecho y la estabilización de la economía.

La posible toma de posesión de Emmerson Mnangagwa en los próximos días -algunos se atreven a aventurar que podría ser hoy mismo- ha sido recibida con cautela por la población. Con su mano de hierro, Mugabe se ha convertido en una figura no cuestionada y la mayoría de la población nunca ha conocido a otro líder. No son pocos, tampoco, los zimbabuenses que miran a Mnangagwa con recelo por la dureza con que actuó en la lucha por la independencia. Sin embargo, se respira cierta esperanza para una población castigada por el desempleo, por los abusos de poder y una economía en declive que solo beneficia a una pequeña élite.

Cuestión de horas

Según las últimas informaciones el presidente Mugabe habría pedido estar «unos días más en el poder» cuando los altos mandos del ejército le habrían dicho que su tiempo se acaba. El veterano de guerra Chris Mutsvangwa, un aliado Mnangagwa, dijo que ellos «resolverían el asunto mañana mismo» si el presidente no da un paso atrás.

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