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Micah Johnson, el pistolero de Dallas: dejó el Ejército por una denuncia de abuso sexual

La Policía encontró en su domicilio un arsenal de armas y material para fabricar bombas

Micah Xavier Johnson REUTERS
Manuel Erice Oronoz

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La investigación del rastro que dejó el pistolero de Dallas va abriendo paso la posibilidad de que padeciera algún tipo de desequilibrio. Aunque no consta tratamiento alguno en manos de un profesional, Micah Johnson, de 25 años, tuvo que dejar el ejército por la denuncia de abuso sexual de una soldado , quien le recomendó que recibiera «ayuda para su salud mental». Fue en el año 2014, cuando se encontraba destinado en Afganistán. La soldado reclamó protección tras presentar la queja, a raíz de lo cual las autoridades militares iniciaron el proceso para dar de baja a Johnson con una «distinción no honorable».

La soldado que lo denunció por abuso sexual le aconsejó que recibiera «ayuda para su salud mental»

El abogado militar que fue asignado para la causa en representación del agresor, Bradford Glendening , declaró a «The New York Times» que «él no les gustaba», como «quedó claro cuando habló con su comandante». Finalmente, aconsejado por su letrado, Johnson renunció al derecho a una audiencia y poder mantenerse en una posición de menor rango al que ostentaba entonces: el de soldado de primera clase. Su baja del ejército se materializó con fecha de abril de 2015. Pese a su salida forzosa, recibió una medalla de reconocimiento por su servicio en el país de Oriente Medio.

Fuentes del Pentágono detallaron a Efe que el soldado Johnson estuvo destacado en Afganistán entre noviembre de 2013 y julio de 2014. Durante los seis años que estuvo en el ejército estadounidense, se mantuvo como reservista y estuvo especializado en labores de carpintería y albañilería. Sus distintos servicios los llevó a cabo dentro de las brigadas de ingeniería , según la ficha remitida por la jefa de prensa del ejército, Jennifer Johnson.

Desde entonces, a su regreso a Dallas, donde creció con su familia, comenzó a interesarse por los grupos y organizaciones afroamericanos radicales. Su progresiva tendencia al odio quedó confirmada cuando en sus últimas horas, atrincherado tras los tiroteos, confesó su intención de «matar a blancos, sobre todo a policías» . Y después, cuando la Policía halló en su casa un arsenal, con rifles, pistolas, chalecos antibalas, material para fabricar bombas y un diario en el que anotaba tácticas de combate.

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