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Matteo Renzi dimite y desafía a la minoría del Partido Democrático con un nuevo congreso

El ex primer ministro será de nuevo candidato a la secretaría del PD. Renzi advirtió a la minoría del partido de que está al borde de la escisión: «No al chantaje»

Imagen de archivo de Matteo Renzi REUTERS/Alessandro Bianchi

ÁNGEL GÓMEZ FUENTES

Matteo Renzi ha dimitido como secretario general del Partido Democrático, las más grande fuerza política de centro izquierda en Europa, que vivió este domingo su día más dramático en sus diez años de historia, encaminándose hacia la escisión, que, de confirmarse en las próximas horas o días, conllevará un daño para el gobierno de Paolo Gentiloni y la imagen de Italia.

El ya ex secretario general del PD, el exprimer ministro, Mateo Renzi, anunció formalmente su dimisión, en la asamblea nacional del partido celebrada en un hotel de Roma ante más de 1.000 delegados y parlamentarios. Renzi anunció que será de nuevo candidato para guiar el partido y desafió a la minoría del PD que le había pedido retrasar el Congreso del partido y apoyar al gobierno Gentiloni hasta el final de la legislatura, en febrero 2018. Matteo Renzi no cambió un milímetro su hoja de ruta: El congreso se celebrará en la fecha que decidirá en esta semana la Dirección nacional del partido, es decir, dentro de cuatro meses tras la dimisión del secretario, según los estatutos. Después habrá elecciones primarias en el PD, en las que Matteo Renzi parte como favorito, confiando en que los comicios generales se realicen en el mes de septiembre.

El largo debate en la asamblea nacional produjo el esperado choque frontal entre la mayoría que encabeza Renzi y la minoría de izquierdas de PD. Se volvió a reflejar lo que ha sido una constante desde el referéndum del pasado 4 de diciembre sobre la reforma constitucional, que Matteo Renzi perdió estrepitosamente: Celos, rencores antiguos, cálculos políticos y despiadada lucha por el poder. Con un dato añadido que agrava la situación: Se puso en marcha lo que es una característica de la izquierda italiana, su eterna confrontación y división, hasta el punto de que alguien dice que hoy la izquierda italiana es una Polinesia, dada su fragmentación. Las palabras que más resonaron en el día decisivo fueron «escisión», «chantaje», «muros», «eliminación» y «disidencia». Es decir, si se confirma la escisión se habrá producido no por cuestiones ideológicas, sino por una lucha de poder y fuertes resentimientos personales.

«No al chantaje»

Matteo Renzi comenzó la asamblea defendiendo su línea y con un directo ataque a sus adversarios, que claramente habían pedido en los últimos días su cabeza, subrayando que debía dar un paso atrás definitivo y no presentarse a la reelección. De forma indirecta, Renzi acuso a la minoría de chantaje: «No se puede pedir a una persona de no ser candidato porque solo esto evita la escisión. Tenéis el derecho de derrotarnos, no el de eliminarnos», gritó Renzi, añadiendo: «Escisión es una de las peores palabras, peor solo está la palabra chantaje».

La asamblea nacional se abrió con el himno nacional. Un gran contraste con la concentración de la minoría del PD contra Renzi reunida el sábado en un teatro de Roma : «Revolución Socialista», era el lema de la manifestación, en coincidencia con el título del libro escrito por Enrico Rossi, presidente de la región Toscana, que será uno de los adversarios de Matteo Renzi en las primarias. Para que no hubiera dudas del espíritu de los congregados, la reunión comenzó cantando «Bandiera Rossa» (Bandera Roja), una canción popular utilizada como himno por los socialistas y que en especial cantan los comunistas italianos. Con el ondear de alguna que otra bandera roja con la hoz y el martillo, además de Enrico Rossi, otros dos gran protagonistas de esa manifestación fueron Michele Emiliano, presidente de la Región de Apulia, y Roberto Esperanza, exjefe del grupo parlamentario del PD. Los tres pretendían disputar a Renzi la secretaría del partido. Fueron bautizados por algunos como los tres tenores, en recuerdo de «Domingo, Pavarotti y Carreras», en un ambiente surrealista y con escenografía antigua que muchos creían superada en el PD.

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