Hazte premium Hazte premium

Las legislativas enterrarán desde hoy a la antigua clase política francesa

Macron espera hacerse con una amplia mayoría en la Asamblea Nacional que le permita aplicar su ambicioso programa de reformas

Los sondeos apuntan a que el partido de Macron podría hacerse con la mayoría absoluta en la Asamblea EFE

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Un total de 7.882 candidatos de extrema derecha, derecha, centro, reformistas, socialistas, comunistas, ecologistas y de extrema izquierda se disputan hoy, en primera vuelta, los 577 escaños de diputados de la Asamblea Nacional (AN, primera cámara del parlamento francés). Se anuncia un tsunami que enterrará total o parcialmente a la «vieja» clase política , con una renovación de fondo del personal político y los partidos, anunciándose un «nuevo orden». Esta primera vuelta marcará las grandes orientaciones y equilibrios del nuevo modelo político nacional. La segunda vuelta, el próximo domingo, consumará la ruptura anunciada, confiriendo al presidente, Emmanuel Macron , unos poderes absolutos que no tiene ningún líder de un Estado democrático, ni Donald Trump ni Angela Merkel.

La elección uninominal a dos vueltas y con voto mayoritario, da a estas elecciones legislativas una originalidad favorable a los ganadores y muy dura de tragar para los minoritarios . Si un candidato consigue más del 50% de los votos hoy en la primera ronda, es elegido automáticamente. A partir de ahí, pueden pasar a la segunda vuelta los candidatos que superen el umbral del 12,5%.

Si pasan tres candidatos, pueden ocurrir dos cosas. En primer lugar, que uno de los candidatos se retire, en beneficio de uno de los rivales. En ese caso, el beneficiario suele ganar. Ese comportamiento ha permitido eliminar o excluir a la extrema derecha durante varias décadas . En cambio, si los tres candidatos siguen adelante, gana el que tenga mejor resultado. En la segunda vuelta caben algunos votos perversos o esquizofrénicos.

Esa complejidad relativa tiene un añadido «perverso»: los ganadores se benefician de un «plus». Con el 30% de los votos nacionales, los candidatos del partido mayoritario pueden dar la mayoría absoluta a su líder. Los partidos minoritarios son penalizados con menos escaños.

La República en Marcha (LREM), el partido reformista de Emmanuel Macron, cuenta con una intención de voto de en torno al 30%, que puede dar al presidente la mayoría absoluta . El semanario «Le Point», el más influyente de Francia, abre su portada de este fin de semana con este titular a toda página: «Júpiter, en el Elíseo».

Elegido presidente, Macron fue una suerte de Bonaparte entrando en el Elíseo a caballo , a paso de carga. Si se confirman las previsiones, el joven Bonaparte-Macron contará con un «ejército» de diputados masivamente desconocidos . Los electores pueden conferir poderes absolutos a un «emperador» jupiterino al frente de las tropas más jóvenes y sin experiencia.

Al frente de los «ejércitos» macronianos han hecho campaña tres personalidades conservadoras , acompañadas de figuras con mucho color local. Édouard Philippe , primer ministro, ha hecho campaña a candidatos de centro y derecha. Bruno Le Maire , titular de economía y ex ministro de Sarkozy, hace campaña con el partido de Macron. Gérald Darmanin , hijo de inmigrantes marroquíes, fue portavoz oficial de Sarkozy y es ahora ministro del Presupuesto de Macron. Entre las personalidades macronianas con más «color local» se encuentra Marie Sara , exrejoneadora, sin la más mínima experiencia política, que espera eliminar a su rival de extrema derecha, fiel de Marine Le Pen, Gilbert Collard.

Históricos en la cuneta

A la derecha (19% de intención de voto) , el fantasma de la derrota (honorable o humillante) ha «retirado de la circulación» a todos los líderes históricos. Nicolas Sarkozy , expresidente, y François Fillon , excandidato, han desaparecido llamativamente. Alain Juppé , alcalde de Burdeos, ha apoyado a candidatos de derecha contra Macron y a candidatos de derecha que trabajan con Macron.

A la izquierda socialista (con el 7,5%), la histórica catástrofe anunciada puede dejar un paisaje de ruinas pobladas de muertos vivientes. Manuel Valls, gran figura del socialismo durante el último quinquenio, corre el riesgo de perder su escaño parlamentario. Benoît Hamon , excandidato oficial del PS, corre riesgo de ser eliminado, abandonado a su suerte por su propio partido , cuyas viejas glorias están por los suelos. Élisabeth Guigou , antigua ministra de François Mitterrand y vieja estrella de un socialismo difunto, ha hecho campaña con velo islámico en varias mezquitas de los suburbios de París, esperando ganarse el voto musulmán para poder sobrevivir…

Comunistas y ecologistas (2 o 3% de intención de voto) han caído en la condición de grupúsculos , sin líderes nacionales dignos de ese nombre ni figuras carismáticas de ningún tipo.

Grandes estrellas de la pasada elección presidencial, Marine Le Pen , líder del Frente Nacional (FN, extrema derecha, 18% de intención de voto), y Jean-Luc Mélenchon , presidente de Francia Insumisa (FI, extrema izquierda, 12%), esperan crecer a costa de las izquierdas y derechas tradicionales . Pero el modelo electoral puede recortar mucho sus aspiraciones, sin mermar su temible griterío populista.

Todos los estudios sociológicos, análisis y pronósticos anuncian un tsunami electoral en dos tiempos (hoy y el domingo que viene), consumando el hundimiento de la antigua clase política y la emergencia de una nueva sociedad política , más joven, menos profesional y con menor experiencia. Macron es el primer beneficiario de esa renovación generacional.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación