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Joshua Wong, líder de Demosisto: «Bajo China, Hong Kong está lejos de la democracia»

Antes de ser detenido, el cabecilla de las protestas contra Pekín denunciaba en esta entrevista con ABC la pérdida de libertades en la excolonia británica en el vigésimo aniversario de su devolución

Joshua Wong, en una protesta en Hong Kong REUTERS

PABLO M. DÍEZ

Con su cara de niño bueno, este joven de Hong Kong es uno de los mayores quebraderos de cabeza para el autoritario régimen chino. Nacido un año antes de que la antigua colonia británica fuera devuelta a Pekín, Joshua Wong se ha erigido en la voz más combativa a favor de la democracia.

Educado en un colegio protestante y concienciado desde pequeño por las desigualdades sociales, con trece años ya participaba en las protestas contra la construcción del tren de alta velocidad a China continental. Dos años después, fundaba con otros estudiantes el grupo Scholarism , que en 2012 conseguía reunir a más de 100.000 personas contra la Ley de Educación Nacional propuesta por Pekín al tildarla de “lavado de cerebro”. La retirada de dicho programa le catapultó como un precoz líder político de Hong Kong, consagrándose en el otoño de 2014 como el rostro de la Revuelta de los Paraguas, que paralizó la ciudad con multitudinarias manifestaciones reclamando sufragio universal.

Aunque aquel movimiento fracasó en sus reivindicaciones, sembró la semilla del activismo en una ciudad que, hasta entonces, pensaba más en el dinero que en la política. Buena prueba de ello es la fundación de su partido, Demosisto , y de otras formaciones que se rebelan contra el creciente autoritarismo de Pekín.

Antes de ser detenido por “desórdenes públicos” en una protesta contra China el miércoles por la noche, un arresto que se prolongó durante más de 24 horas, Joshua Wong denunció en esta entrevista con ABC la pérdida de libertades en Hong Kong.

¿Cuál es la situación veinte años después de su devolución a China?

Estamos lejos de la democracia que se prometió en aquel momento, ya que depende de Pekín. El principio de “un país, dos sistemas” (que otorga más libertad a Hong Kong que al resto de China) se ha reducido a “un país, un sistema y medio” y, en el futuro, acabará en “un país, un sistema”. Aunque se nos prometió el sufragio universal, se presenta una batalla larga porque no lo habrá en los próximos dos o tres años, sino en las próximas dos o tres décadas. Además, hay un deterioro de la situación política por el secuestro de los editores de libros críticos con el régimen y por la descalificación de varios diputados locales por la invalidez de su juramento (en el que negaron su lealtad a China). Aquello fue una falta de madurez, pero ahora se enfrentan a la descalificación otros diputados que estuvieron en la Revuelta de los Paraguas, como nuestro representante de Demosisto, Nathan Law.

¿Teme que Hong Kong pierda su libertad?

Temo que sea asimilado por China. La comunidad internacional debería respaldar a Hong Kong, donde la información fluye libre y respetamos los derechos humanos y la justicia social, porque podemos ayudar a que China sea más democrática. De hecho, Hong Kong es la única ciudad china que puede ser democrática.

¿Qué van a hacer en este vigésimo aniversario de la devolución?

Estamos preparando una manifestación por la visita del presidente de China, Xi Jinping. Si viene a demostrar su fuerza, vamos a manifestarnos y será la mayor ocasión de movilizarnos tras la Revuelta de los Paraguas. Aunque el momento no es tan fuerte como entonces, ya que nadie se esperaba aquella movilización social, la gente saldrá a la calle. Tradicionalmente, los hongkoneses han sido muy pasivos, pero cada vez hay más activismo social para conseguir la democracia.

¿Cómo se explica este cambio?

El activismo en las elecciones es una tendencia global porque la gente está insatisfecha con la política tradicional. En nuestro caso, hemos tomado la reformas del Nuevo Partido del Poder en Taiwán y hemos aprendido de Podemos la organización y la movilización social, llevando la voz de la calle a las instituciones.

¿Qué espera del nuevo Gobierno local, dirigido por Carrie Lam?

Será peor que el de su antecesor, CY Leung, porque Lam lleva treinta años trabajando para el Gobierno. Dice que quiere sanar la división social pero, al día siguiente de ser elegida, aumentó la represión. Si Carrie Lam quiere implantar el Artículo 23 de la Ley Antisubversión, que recortaría las libertades, habrá otra Revuelta de los Paraguas.

¿Cuáles son los mayores problemas a los que se enfrenta Hong Kong?

Además de la falta de democracia, tenemos el precio de la vivienda más alto del mundo. Aunque Hong Kong es un centro financiero muy importante, el Gobierno solo da subsidios hasta un límite. No hay movilidad para las nuevas generaciones y solo el 20 por ciento de los estudiantes va a la Universidad. Además, el Gobierno está manipulando la educación para lavar el cerebro a las nuevas generaciones. Pero está fracasando, ya que el 80 por ciento de los menores de 30 años está en contra de la nueva jefa ejecutiva, Carrie Lam.

En los últimos años ha aumentado el sentimiento nacionalista, y hasta independentista, en Hong Kong. ¿Qué propone su partido, Demosisto?

No pedimos la independencia para Hong Kong, sino la autodeterminación, ya que no esperamos ningún cambio en China. Pero Hong Kong sí está cambiando, como ha quedado demostrado con los diputados universitarios elegidos para el Parlamento local.

Tras el secuestro de los editores de libros críticos con el régimen, que luego aparecieron en China confesando sus “delitos” en televisión, ¿no teme por su seguridad por ser tan combativo?

Nadie puede garantizar la seguridad personal en Hong Kong pero, si no hago nada, la situación será peor en diez o veinte años. Sigo con mi vida normal y espero llegar vivo a 2047, cuando se cumple el periodo de 50 años del modelo “un país, dos sistemas”, sin tener que exiliarme. Como los demás detenidos en la Revuelta de los Paraguas por “desórdenes públicos”, tengo que pagar un precio. Si me condenan a más de tres meses, estaré descalificado y no podré presentarme para ser diputado. Además, ya conozco la fuerza de Pekín en el Sudeste Asiático porque no me dejaron entrar en Tailandia para dar una conferencia. Pero los disidentes en China lo tienen mucho peor.

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