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Hariri retira su dimisión como primer ministro de Líbano a petición del presidente

El primer ministro dimisionario ha regresado finalmente al Líbano después de una misteriosa odisea que lo ha llevado en las últimas semanas por Riad, París, El Cairo y Chipre ante el desconcierto de sus compatriotas

Saad Hariri, primer ministro dimisionario de Líbano REUTERS
María Iverski

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El primer ministro libanés, Saad Hariri, ha anunciado hoy en Beirut que renuncia por el momento a presentar su dimisión por petición del presidente Michel Aoun. El político suní asegura que Aoun le ha pedido tiempo para realizar un periodo de consultas, una petición a la que ha accedido Hariri.

En una intervención retransmitida por la televisión, el primer ministro ha pedido a todas las fuerzas políticas libanesas que se mantengan al margen de otros conflictos regionales y ha mostrado su deseo de que se abran nuevas vías de diálogo mientras pospone su decisión de dimitir.

El anuncio se ha producido durante la celebración del día de la Independencia en Líbano y horas después de la llegada de Hariri a Beirut, poniendo fin así a la misteriosa odisea que lo ha llevado en las últimas semanas por Riad, París, El Cairo y Chipre tras su inesperada renuncia el pasado 4 de noviembre desde Arabia Saudí. Hariri aterrizó en Beirut el martes por la noche para dirigirse a la céntrica Plaza de los Mártires y rezar ante la tumba de su padre asesinado en 2005.

La crisis diplomática libanesa ha vuelto a agitar el tablero estratégico de Oriente Medio. El escenario resulta, cuanto menos, inquietante con el presidente Aoun y el grupo chií Hizbolá reprochando a Arabia Saudí el haber forzado la renuncia del primer ministro y haberle retenido estas semanas; con la sorprendente entrevista del jefe del Estado Mayor del Ejército israelí mostrando su disposición a compartir información de inteligencia con Arabia Saudí en contra de Irán; con la absoluta toma de poder del príncipe heredero saudí tras una purga sin precedentes de sus rivales o el objetivo de Donald Trump de suspender el acuerdo nuclear americano-iraní firmado por Barack Obama. El propósito de debilitar a Irán y a su aliado libanés Hizbolá parece evidente. ¿Pero cuál será la posición final de Hariri?

Posibles escenarios

El aplazamiento momentáneo de cualquier decisión por parte de Hariri condena ahora al país a la apertura de un periodo de consultas que se prevé largo y que constituye una práctica habitual en un Líbano profundamente dividido. Frente al bloque de Hariri, respaldado por Arabia Saudí, y que cuenta con el apoyo de sectores cristianos, se alza la coalición encabezada por Hizbolá, aliada de Irán, y que incluye, entre otros, al partido político del cristiano Aoun.

Fue el acuerdo entre Hariri y Aoun el que permitió en diciembre de 2016 la constitución de un difícil gobierno después de una parálisis política que mantuvo al país mas de dos años sin presidente. Pero tras las agrias críticas de Hariri hacia Hizbolá , a los que acusa de desestabilizar la región y de querer tomar el control de la misma, y a los que al mismo tiempo necesita para componer un nuevo gobierno, resulta complicada la perspectiva de un acuerdo entre ambos grupos.

Otra posibilidad, quizás la menos peligrosa para el futuro a corto plazo del Líbano, sería que Hariri se echara atrás definitivamente en su propósito de abandonar el cargo de primer ministro. En su única entrevista concedida tras su dimisión, el político planteaba la opción de anular su decisión en el caso de que Hizbolá dejara de participar en otros conflictos regionales, respetando así la «política de disociación» que impera, en teoría, en el país del cedro y por la cual Líbano ha intentado no verse contaminada directamente por la tragedia siria. Una pretensión difícilmente sostenible cuando es bien sabido que desde hace seis años Hizbolá lucha activamente en territorio sirio apoyando al régimen de Bashar al Assad y cuando también se les acusa de colaborar con los rebeldes chiíes en Yemen en contra de Arabia Saudí. El veterano Hassan Nasralá, líder de Hizbolá, ha recogido el aguante y declarado al más puro estilo negociador libanés: «Estamos abiertos a todo diálogo y discusión».

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