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La expresidenta Kirchner convierte su comparecencia judicial en un mitin político

«Si pudieran borrar la letra K del diccionario, lo harían», dijo a la salida de su cita con el juez ante una masa de seguidores

La expresidenta se dirige a sus seguidores frente al Palacio de Justicia de Buenos Aires AFP

CARMEN DE CARLOS

El principio que asegura, no hay mejor defensa que un ataque, lo aplicó en toda su extensión Cristina Fernández de Kirchner en su cara a cara con el juez federal Claudio Bonadío . La ex presidenta presentó un escrito donde negó todo, se expuso como una víctima del actual Gobierno de Mauricio Macri y del Poder Judicial, descalificó al magistrado, al que acusó de prevaricación y se comparó, en su infortunio judicial, con personajes como Juan Domingo Perón y Juan Hipólito Yrigoyen, ex presidente y referente histórico de la Unión Cívica Radical (UCR).

Blindada por miles de militantes concentrados en los Tribunales de Justicia, la comparecencia de Cristina Fernández se convirtió en un espectáculo por momentos peligroso. Imputada en el denominado caso de “venta de dólar a futuro” , a precios inferiores a los del mercado en la recta final de su gobierno, los militantes se colaron por los pasillos de tribunales, llegaron hasta el despacho del juez y en otra planta colgaron una pancarta enorme en la fachada del edificio. Con la Policía, prácticamente de testigo de piedra, buena parte ocupó parcialmente las escalinatas de la entrada, antes y durante la "visita" de la imputada al despacho de Bonadío. De allí salió la ex presidenta pletórica a pronunciar un mitin como en los tiempos donde el poder era ella, hace apenas cinco meses.

Con tribuna para hablar a la masa Fernández de Kirchner , tras declarar, volvió a la escena política bajo la lluvia. Una de sus primeras frases fue: “Me pueden citar veinte veces mas, me pueden meter presa pero no van a lograr que me calle y diga lo que pienso”. “No es el único caso de una ex presidenta perseguida”, dijo y como en el texto que presentó al juez, esbozó un resumen de la historia argentina y de los golpes de Estado, como si hubiera sido, en cierto modo, derrocada. Mientras los suyos coreaban consignas políticas y gritaban “Macri basura vos sos la dictadura” la viuda de Néstor Kirchner pronunciaba frases como “si pudieran prohibir la letra K del abecedario lo harían”.

La habilidad de “Cristina”, como coreaba la masa, para transformar una imputación judicial en un acto político donde sacudió sin descanso al Gobierno de Macri, quedó de manifiesto pese a la prudente distancia del peronismo no kirchnerista que, como el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey , consideró las movilizaciones una forma de presión a la justicia y a la misma hora acompañaba a Macri en un acto en su provincia.

Ataque como defensa

Cristina Fernández de Kirchner arremetió en la tribuna, como en el texto judicial, contra el presidente. Lo hizo en un esfuerzo por abrir el ventilador de la corrupción “buscaban la ruta del dinero K y se encontraron con la ruta del dinero M”, dijo en alusión a las sociedades descubiertas en Panamá de la familia Macri.

Algunas de sus observaciones, por escrito, mencionaban el “ejercicio abusivo del poder jurisdiccional” para imputarla. “Mi convocatoria a declarar es un prevaricato” del juez le dijo al magistrado en una clara amenaza de denuncia. “La resolución dictada resulta contraria a la ley y fundada en hechos absolutamente falsos”, se defendió en el terreno estrictamente jurídico. “Esta hipótesis de asociación ilícita, construida capciosamente por el magistrado, es otra muestra de la arbitrariedad con que ha procedido”, insistió. Además, “revela la intención del Gobierno (de Mauricio Macri) con la colaboración imprescindible del Poder Judicial de “plantar” (inventar), a quien suscribe, una causa penal que me prive de la libertad”. En el mismo tono desafiante y también por escrito dijo: “no les tengo miedo. Afrontaré este proceso y cualquier otro que quieran fabricarme”.

Ya en el tuétano de la acusación expuso que la venta de dólares a futuro que le costó a las arcas del Estado millones de dólares, “fueron llevadas a cabo legítimamente por las autoridades del Banco Central de la República Argentina”. En cuanto al desconocimiento actual sobre las personas que se enriquecieron con esas maniobras presuntamente fraudulentas, se quejó porque ni siquiera fueron, “citados a este proceso”.

Por último y tras atribuir las pérdidas por la operación a la devaluación del Gobierno de Macri, censuró “la intención de tornar justiciables hechos de contenido estrictamente político”. Dicho esto, y mucho más, el recital de reproches se terminó sin “bises” pero con canciones, ovaciones y aplausos, muchos aplausos de sus leales. Eran, sin duda todos los que estaban, todos los que le quedan.

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