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Penelope Fillon, una «ama de casa» alejada de la vida política de su esposo

La esposa del candidato conservador a la presidencia de Francia está acusada de haber cobrado 500.000 euros por un empleo que no realizó

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Penelope Fillon (60 años), Penelope Kathryn Clarke, de soltera, inglesa de nacimiento, bautizada como anglicana, creció en su País de Gales natal en el seno de una familia muy acomodada y conoció a su esposo, dos años más joven, cuando eran estudiantes de Derecho.

Penelope Clarke conoció a François Fillon cuando ella visitaba Francia, para estudiar y perfeccionar el francés . Se descubrieron «almas gemelas»: conservadores, respetuosos de los valores familiares, muy alejados de cualquier «tentación mundana».

Entre los Fillon y los Clarke, cualquier signo de riqueza, llamativo, era percibido como una señal de «nuevos ricos» , evidentemente horrosa. En ambas familias prevalecía un respeto sacrosanto por la intimidad.

Casados en 1980 por la iglesia católica, una vez que Penelope abandonó el anglicanismo, los Fillon son padres de cinco hijos y residen largas temporadas en un palacete de nobles de provincias, con capilla propia, en Solesmes, departamento de la Sarthe, en la región Países de la Loire.

Cuando François Fillon comenzó una titubeante carrera política, como especialista en temas de defensa, moderadamente «euro escéptico», Penelope Fillon se instaló como ama casa en una residencia familiar de la familia de su esposo . Desde entonces, ha vivido siempre en una impenetrable lejanía del mundanal ruido parisino.

Penelope Fillon ha vivido siempre muy alejada y el margen de la vida política de su esposo, incluso cuando la pareja se instaló en la residencia oficial de los primeros ministros de Francia , en París, el Palacio de Matignon. Discretísima, de una elegancia muy «oldfashioned», Penelope Fillon solo se sumó a la campaña presidencial de su esposo hace meses, al frente de una asociación consagrada a apoyar las posiciones del candidato conservador destinadas a la familia y las mujeres.

Acusada de beneficiarse de un posible «empleo ficticio» , por el que habría cobrado 500.000 euros, como asistenta parlamentaria de su esposo, Penelope Fillon ha entrado de la manera más cruel en una actualidad inflamable para la carrera política del hombre de su vida.

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