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Jeremy Corbyn, el veterano anti-todo que domina de calle la campaña laborista

Rechaza la austeridad, la enseñanza privada, las armas nucleares, las privatizaciones y quiere reducir los poderes de la Reina

Jeremy Corbyn, el veterano anti-todo que domina de calle la campaña laborista afp

luis ventoso

Tras la inesperada derrota de Ed Miliband y la mayoría absoluta conservadora en las elecciones del pasado 8 de mayo se abrió un gran debate ideológico en el Partido Laborista sobre la lectura del resultado. El sector blairista culpó del descalabro al izquierdismo de Miliband, que no habría sabido enganchar a las llamadas «clases medias aspiracionales», que ya no conectan con el viejo laborismo un poco reticente ante el mundo de los negocios. Pero también hubo el análisis contrario: la derrota se debía a que el laborismo había presentado una oferta demasiado mimética con la de los tories, faltaba izquierda.

Esa controversia ideológica ha marcado la campaña en curso para elegir al nuevo líder del laborista , que se dará conocer el próximo 12 de septiembre , dos días después del cierre de las votaciones. Y salvo sorpresa mayúscula, se va a imponer el acusado giro a la izquierda que representa el ascético y anticuado candidato Jeremy Corbyn , de 66 años, diputado desde 1983 por una circunscripción del Norte del Gran Londres y que en realidad vive de la política desde los 25 años, cuando fue elegido concejal en Haringey, también al Norte de la capital.

Corbyn es lo más parecido que se puede encontrar en el Reino Unido a Syriza o Podemos. Supone un retorno al Viejo Laborismo de los años 70, que parecía arrumbado en el baúl de los imposibles tras el giro al centro de Tony Blair , que condujo a los socialistas a tres mayorías absolutas consecutivas y parecía haber cambiado para siempre la faz del partido. Blair no se corta cuando analiza la figura de Corbyn, lo acusa de vivir « en un universo paralelo » y cree que sus propuestas son «propias de Alicia en el País de las Maravillas». Cameron lo define como «anti-OTAN, anti-América y profundamente anti-empresa».

Pero la «Corbynmanía» ha calado y va llevando en volandas rumbo al liderazgo del partido. Según la última encuesta de YouGov para «The Times», Corbyn es la primera opción de voto para el 53% de los simpatizantes laboristas (la votación permite elegir tres nombres en orden de preferencia). Aventaja así en más de 32 puntos al segundo, el moderado y algo chaquetero Andy Burnham , que parecía el favorito evidente a priori. Las otras dos aspirantes son Yvette Cooper, la ex ministra de Trabajo casada con Ed Balls, el que fuera mano derecha de Miliband; y Liz Kendall, la única blairista pura en la carrera. Pero ambas tienen ya posibilidades remotas.

¿Quién es Corbyn?

¿Pero qué ofrece Corbyn? ¿Cuál es su gancho? De entrada es un tipo de porte austero, frugal. Con su barba y pelo níveos y su eterna camiseta blanca bajo la camisa evoca de entrada a un monje, o un aire un poco a lo Vicente Ferrer . En segundo lugar lo acompaña cierta aura de rebelde. Desde 2001 ha votado 500 veces en el Parlamento contra su propio partido , siguiendo los dictados de su conciencia política. Nada más ganar los comicios, el Gobierno de Cameron llevó al Parlamento una propuesta para aligerar la factura del Estado del Bienestar. Harriet Harman, la líder provisional del laborismo, ordenó votar a favor. Burnham, Cooper y Kendall obedecieron por disciplina de partido, aunque sin convicción. Corbyn se plantó y votó «no». Aquel gesto supuso un acelerón para su campaña.

Corbyn es un socialista clásico de libro, un activista contumaz, fijo en las manifestaciones contra la guerra, el apartheid (llegó a ser detenido por entrar en el recinto de la Embajada de Sudáfrica), las armas nucleares y los recortes.

En realidad lo mamó desde niño en su hogar. Nació en una pequeña ciudad del centro de Inglaterra, hijo de un ingeniero y una profesora de matemáticas, dos pacifistas que se habían conocido en la Guerra Civil española . Como estudiante tuvo las letras justas. Pasó por una escuela pública y luego lo intentó en una politécnica, pero no acabó. Se presenta como una autodidacta, que se ha cultivado leyendo y con la formación del propio partido y sus foros de debate.

Como tantos apparatchiks, no sabe lo que es tener una nómina en una empresa privada. Tras abandonar los estudios trabajó como voluntario en Jamaica. A los 25 años ya era concejal; a los 34 diputado , y hasta hoy, siempre reelecto y cada vez con más votos.

Su recetario es sencillo, en esencia se opone a todas las políticas que hoy ya constituyen una suerte de consenso en Europa. Corbyn rechaza las medidas de estabilidad presupuestaria, por supuesto («La austeridad es una coartada para reconfigurar la sociedad y aumentar la desigualdad y la injusticia. El laborismo necesita ofrecer una alternativa económica coherente»). Se opone a las privatizaciones, a la enseñanza privada de élite y a subir las matrículas universitarias. También aboga por desmantelar el arsenal nuclear británico y es un firme defensor de la causa palestina, elogios a Hamas incluidos. En su día encabezó la coalición «Stop the War» contra la Guerra de Irak.

Hace unos días propuso debilitar los poderes de la Reina, la llamada Prerrogativa Real, que quiere que sea acotada por el Parlamento. También propone que los empleados manuales, los policías y los funcionarios de prisiones puedan jubilarse nada más cumplir los 60 y quiere invertir 500 millones de libras en revertir «los recortes tories en el mundo de las artes». Corbyn defiende a la BBC y el pago del canon por ver la televisión que la sostiene. Cree que el enfrentamiento del Gobierno de Cameron contra el canal público encubre un intento de desvirtuarla y convertirla en una televisión menguada y derechista tipo «la Fox americana».

El hombre de moda de la política inglesa guarda con celo su vida privada y dice que siente «odio» por los reportajes que indagan en el entorno familiar de los políticos. «Tus aficiones, cómo pasas el tiempo… Todo eso no importa absolutamente nada». Pero el viejo luchador ha encontrado tiempo sobrado para el amor. Se ha casado tres veces y ha contado que una de las razones que lo llevaron a romper con su segunda mujer fue que ella rechazaba que hubiese enviado a sus tres hijos en común a la escuela pública. Su actual pareja es una mexicana, Laura Álvarez, que mantiene una correcta empresa de importación de café bajo la etiqueta de « comercio justo ».

Si todo va como parece, las elecciones del 2020 podría enfrentar al actual ministro de Hacienda, George Osborne , con Jeremy Corbyn. Un escenario de ensueño para los tories, convencidos de que en el siglo XXI el reino de Jeremy no es de este mundo. Pero quienes lo apoyan creen que el laborismo solo puede rearmarse volviendo a separarse del consenso neoliberal que Blair abrazó. Con gran éxito para su país, por cierto.

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