Las regiones del norte de Italia se niegan a aceptar más refugiados

«Los alcaldes lombardos no deben acoger a clandestinos enviados desde Roma. A quien decida recibirlos le reduciré las subvenciones», amenazó Maroni. De inmediato se le sumó el presidente de la región de Veneto, Luca Zaia, también de la Liga Norte: « La región está a punto de explotar . No hay lugar para los inmigrantes. Italia no puede soportar ni gestionar un éxodo bíblico». La iniciativa fue seguida también por el presidente de la región de Liguria, Giovanni Toti, de Forza Italia, que acaba de ser elegido gracias al apoyo de la Liga Norte. Esta derecha populista, que sigue la línea xenófoba de Le Pen, además de crear un frente contra la inmigración ha declarado una guerra institucional contra las delegaciones del Gobierno. Mientras los delegados del Gobierno afirman que «esperan los refugiados que les envíe el ministerio del Interior», el líder de la Liga Norte, Matteo Salvini, declara que están dispuestos a «bloquear las delegaciones del Gobierno».

El ministro del Interior, Angelino Alfano , ha criticado muy duramente la posición de la Liga Norte, y en particular a Roberto Maroni, al que ha recordado que el reparto de cuotas entre las regiones que se lleva a cabo en Italia lo programó el propio Maroni cuando fue titular de Interior. «Decir que este problema lo solucionen ellos es una actitud insoportable de odio hacia las regiones del Sur», ha denunciado el ministro Alfano.

Ante la avalancha de inmigrantes (casi 6.000 entre el sábado y el domingo y más de 50.000 en los últimos cinco meses), el Gobierno los está distribuyendo en las regiones que no han alcanzado el límite de la cuota asignada. A las del Norte enviará 5.000 refugiados. Y si faltara sitio o puestos en los centros de acogida, el Gobierno requisará edificios públicos, incluidos cuarteles del Ejército. El primer ministro, Matteo Renzi , ha prometido ayudas a las ciudades que acojan a inmigrantes, al tiempo que ha invitado a los presidentes de las regiones «a recuperar el sentido común y el principio de la buena administración, porque frente a los problemas, no se grita, sino que se solucionan».