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Las urnas niegan a Recep Tayyip Erdogan el poder absoluto en Turquía

Los islamistas pierden la mayoría absoluta y los kurdos entran en el Parlamento

Las urnas niegan a Recep Tayyip Erdogan el poder absoluto en Turquía afp

daniel iriarte

Aún no es media tarde cuando Kirvem echa la persiana de su tienda de comestibles en Tarlabasi, una avenida muy cercana al principal barrio kurdo de Estambul. Teme que, si el Partido Popular Democrático (HDP), de base kurda, no consigue entrar en el Parlamento, se produzcan acusaciones de fraude electoral que desemboquen en disturbios. «No me fío», dice. Su cautela es comprensible, aunque se demuestra exagerada. Cuando horas más tarde se abran las urnas, el HDP obtendrá un cómodo 12 % de los votos, lo que le permite superar holgadamente la barrera electoral, situada en el 10 %.

El resultado de las elecciones de ayer supone el mayor cambio en el panorama político de Turquía en más de una década. El gobernante e islamista Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogan ve por primera vez cómo su poder se erosiona hasta el punto de complicar sus opciones de gobierno. El AKP obtuvo un 41 %, un resultado que cabe considerar desastroso para los islamistas, no solo porque supone una pérdida de ocho puntos respecto a las elecciones anteriores, sino porque, con la irrupción del HDP como cuarto partido en el Parlamento, el nuevo reparto de escaños deja al partido gobernante con unos escasos 260 diputados, de un total de 550.

Garantizar estabilidad

No ha sido por no haberlo intentado. «El AKP es el único partido que garantiza la estabilidad, cualquier otro gobierno nos llevaría al desastre», nos dice Ahmet Torun en el momento de depositar su voto, reproduciendo los argumentos que el partido ha repetido de forma machacona durante meses. «Erdogan es quien ha hecho crecer la economía turca, quien ha puesto al ejército en su sitio, y además ahora la sanidad funciona mucho mejor», asegura.

Un argumento interesante, dado que Erdogan, como Presidente de la República y por lo tanto supuestamente imparcial, no concurría en los comicios. Pero el mandatario turco, como fundador del AKP, ha estado haciendo campaña activamente a favor de esta formación. Erdogan había llegado a pedir «cuatrocientos escaños» para el partido gobernante.

Pero esta insistencia solo ha servido para agrupar a los demás votantes en su contra. «Ha llegado el momento de que el AKP salga del poder, por todo lo que ha hecho. Es la única manera de que nos salvemos», asegura Hazel, una estudiante de 21 años que vota por el Partido Comunista, al que considera «la mejor opción para el desarrollo del país». Otros muchos militantes de izquierdas, sin embargo, han optado por el «voto útil» que, según consideran, representa el HDP.

«Yo voy a votarles porque es el único partido que representa el arcoiris de sectores sociales de lo que hoy es Turquía», dice Can. «No es cierto», le interrumpe su mujer, Sevda, que, como en ocasiones anteriores, ha optado por el Partido Republicano Popular (CHP). «Has votado por los terroristas. Esos solo apoyan a Apo», dice, utilizando el diminutivo de Abdullah Öcalan, el encarcelado líder de la guerrilla kurda del PKK.

Los presuntos vínculos del HDP con el movimiento guerrillero, sin duda, les han restado importantes apoyos entre muchos turcos, a pesar de sus intentos por superar la etiqueta de «partido de los kurdos» abriéndose a otras minorías. «Comparado con todos los demás, es el único partido democrático», afirma Mehmet Kara, de 35 años. «¿No es el HDP el que más favorece a las mujeres? En nuestro partido hay una cosecretaria general, en toda Europa no hay otro partido igual», indica.

Posibles alianzas

La estrategia de apertura, en cualquier caso, ha sido lo suficientemente exitosa como para abrirles las puertas del Parlamento. En esta situación, el AKP podría verse obligado a gobernar en minoría, si no logra formar una coalición con ninguno de los partidos opositores. El socio más probable sería el ultranacionalista Partido de Acción Nacional (MHP), que a pesar de haber basado su campaña en la presunta corrupción del gobierno de Erdogan, parecen estar considerando seriamente la posibilidad de una alianza. «Nuestro objetivo era formar un gobierno de un solo partido. Pero de acuerdo con los resultados electorales, sería correcto que nuestros centros de decisión estudien la posibilidad de una coalición», afirmó el líder del grupo parlamentario, Oktay Vural.

El presidente tiene ahora 45 días para decidir si convoca nuevas elecciones. En caso de hacerlo, estas podrían celebrarse en un plazo máximo de un año, durante el cual se mantendría el gobierno actual. La sociedad turca, en cualquier caso, ha gritado su rechazo al autoritarismo creciente de Erdogan y a su intento de controlarlo todo en Turquía.

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