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La decadencia del transporte público griego

La falta de presupuesto para pagar repuestos y servicios técnicos deja en la ruina a los sistemas de trenes, autobuses y aviones

La decadencia del transporte público griego

begoña castiella

La foto es impactante: el primer ministro griego Alexis Tsipras en vuelo hacia Riga (Letonia) sentado junto a su más cercano colaborador, el ministro de Estado Níkos Papás y otros miembros del gobierno. Lo hace en un C130, originalmente acondicionado para transporte militar. Y uno de sus ministros, Efklídis Tsakalótos, el interlocutor del Gobierno con la Unión Europea y el FMI cuando no está Varufakis, se come un bocadillo de aspecto casero.

Ya no hay vuelos lujosos para el Gobierno griego: los tres aviones oficiales están en tierra por falta de repuestos. Lo mismo que múltiples autobuses, ambulancias, patrullas de policía y coches de bomberos. Y todo por la misma razón: falta de presupuesto para reparaciones y compra de repuestos desde 2010, año del primer rescate.

Las estadísticas sorprenden: los transportes públicos en la región de Ática se han visto reducidos a la mitad en los últimos cinco años, y hasta finales de 2016 se retirarán de circulación 500 autobuses y trolebuses de los 2.387 que están vigentes. La media de estos vehículos es de 11 años de vida útil y muchos superan el millón de kilómetros recorrido. Desde 2010 se ha reducido el personal técnico de la Compañía de Transportes Públicos OSY, así como la compra de repuestos y nuevos vehículos. Se necesitan, por ejemplo, 292 autobuses articulados cada día, pero ahora mismo circulan solo 235.

La policía tiene pocos coches patrullas, motos y autobuses en buen estado: el 20% están fuera de uso por falta de reparaciones y repuestos. En el cuerpo de bomberos, más del 20% de los 3.000 vehículos no puede circular. En todos estos cuerpos, los técnicos utilizan repuestos de los coches inmovilizados para reparar los que circulan. Peor es el caso de las ambulacias en toda Ática, donde vive la mitad de la población griega. Cien ambulancias están inmovilizadas y la mayoría de las 650 que circulan lo hace desde el 2000 y 2003. Algunos vehículos lo hacen desde 1984, y los más modernos son 100 regalados en 2009 por la Unión de Armadores Griegos. Este parque móvil tan antiguo hace que cueste casi dos millones de euros el conservar y reparar las ambulancias que circulan y que no bastan para atender a todos.

La situación de los trenes es aún peor: desde 2010 falta personal y el servicio técnico es pésimo. La compañía pública de ferrocarriles TRAINOSE denuncia que del total de los trenes disponibles sólo se utiliza el 40% o menos. La ironía del caso es que la empresa era una de las que el Gobierno anterior quiso privatizar. La actual administración ha dejado en claro que eso no ocurrirá.

Con la falta de liquidez actual del Estado griego , el problema más grave no son los autobuses ni los aviones. «En los hospitales ahora sí que nos estamos quedando sin gasas y algodón, sin guantes ni jeringuillas», dice Nikos S., cirujano en un gran hospital público de Atenas. «Todos hablan de que este gobierno está pagando nuestros sueldos y las pensiones. Lo que no está haciendo es pagar a los proveedores del Estado, y eso tendrá graves consecuencias sobre los ciudadanos. Ahora nuestros proveedores no nos fían nada». Los políticos socialistas y conservadores recuerdan incesantemente que durante su Gobierno de coalición se consiguió pagar a todos los proveedores, desde gasas y medicamentos hasta carreteras, algo que el gobierno actual de Syriza no ha hecho desde que llegó al poder a finales de enero.

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