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Una serie de ataques vuelve a cobrarse la vida de decenas de niños en Sudán del Sur

Entre las víctimas del asedio se encuentran menores de apenas siete años

Una serie de ataques vuelve a cobrarse la vida de decenas de niños en Sudán del Sur

EDUARDO S. MOLANO

En el país más joven del mundo, el futuro vuelve a quedar sepultado entre fusiles. Decenas de niños han sido asesinados, al menos doce violados y otros secuestrados en una serie de ataques llevados a cabo en el estado de Unity, en Sudán del Sur, en un período de dos semanas, según denuncia el Fondo para la Infancia  de las Naciones Unidas (Unicef) .

Entre las víctimas del asedio, cometido presuntamente por milicianos alineados con el gubernamental Ejército Popular para la Liberación de Sudán (SPLA), se encuentran menores de apenas siete años de edad.

La nueva matanza camina de forma paralela al avance de las tropas rebeldes de Riek Machar en Malakal, la capital de la región septentrional del Alto Nilo, un estado petrolífero de interés capital.

Sin embargo, no es el primer caso donde la violencia se ceba con los más pequeños. Recientemente, Naciones Unidas denunciaba el secuestro de al menos 89 menores de edad que preparaban sus exámenes en la comunidad de Wau Shilluk, también en el Estado del Alto Nilo, durante un asedio de esta localidad ocurrido los días 15 y 16 de febrero. El suceso apenas se propagó como un suspiro en el mundo social, a pesar de que muchos de ellos apenas contaban con doce años de edad.

Entonces, el dedo acusador señaló también a una milicia alineada con el Gobierno de Sudán del Sur y capitaneada por el líder local Johnson Oloni, que se serviría de ellos para su incorporación al frente como niños soldado.

Las raíces del conflicto

El origen de este aumento de jóvenes en conflicto se remonta a diciembre de 2013, cuando el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir (dinka), acusó a su histórico rival político, el exvicepresidente Riek Machar (nuer), de planear la toma del poder por la fuerza, lo que degeneró en una guerra inter-étnica en ciertas regiones del país.

La organización Human Rights Watch  documentaba cómo en la noche del 15 de diciembre de 2013 las fuerzas del orden detuvieron en Juba, la capital, a cientos de hombres nuer (como Machar) y los condujeron a una dependencia policial del barrio de Gudele. Al día siguiente, según testigos, hombres armados comenzaron a disparar de manera sistemática a través de las ventanas del edificio y mataron a entre 200 y 300 personas. Desde entonces, la ONU calcula que ambas facciones han reclutado a 13.000 menores de edad.

Como gesto político, a mediados del año pasado, eran retirados los cargos de traición contra los principales inculpados por la presunta asonada, tales como  Majak D'Agoot, extitular de Defensa; Pagan Amum, histórico secretario general del Movimiento Popular de Liberación de Sudán; Ezekiel Lol Gatkuoth, antiguo embajador en Estados Unidos; o Oyai Deng Ajak, exministro de Seguridad Nacional.

Pese a ello, en un conflicto cuyo interés es principalmente económico, las matanzas continúan.

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