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El conflicto petrolífero de Sudán del Sur se agita

Fuentes rebeldes anuncian a ABC su decisión de que las compañías que operan en el estado del Alto Nilo interrumpan sus operaciones y evacuen a su personal de forma inmediata

El conflicto petrolífero de Sudán del Sur se agita reuters

EDUARDO S. MOLANO

Sudán del Sur vuelve a engrasar la maquinaria bélica del petróleo.

En conversación con ABC, James Gatdet Dak, portavoz del ala militar de los rebeldes liderados por el exvicepresidente Riek Machar, asegura que su grupo ha pedido a todas las empresas petroleras que operan en el estado del Alto Nilo, norte de Sudán del Sur, que interrumpan sus operaciones y evacuen a su personal de forma inmediata.

«El Gobierno utiliza los beneficios del crudo para continuar financiando la guerra», destaca a este diario. De igual modo, el portavoz rebelde asegura que sus tropas han capturado la ciudad de Melut, mientras que los combates se extienden a cinco kilómetros, en los campos petrolíferos de Paloch.

«Muy pronto los campos petrolíferos del país estarán bajo nuestro total control», destaca a este diario Gadet.

En los últimos días, el recrudecimiento de los enfrentamientos en el estado del Alto Nilo resulta notable. Sobre todo, después de que las tropas del exvicepresidente Machar confirmaran la toma de Malakal, la capital de la región septentrional.

El conflicto se remonta a diciembre de 2013, cuando el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir (dinka), acusó a su histórico rival político, el exvicepresidente Riek Machar (nuer), de planear la toma del poder por la fuerza, lo que degeneró en una guerra inter-étnica en ciertas regiones del país.

La organización  Human Rights Watch  documentaba cómo en la noche del 15 de diciembre de 2013 las fuerzas del orden detuvieron en Juba, la capital, a cientos de hombres nuer (como Machar) y los condujeron a una dependencia policial del barrio de Gudele. Al día siguiente, según testigos, hombres armados comenzaron a disparar de manera sistemática a través de las ventanas del edificio y  mataron a entre 200 y 300 personas. 

Sin embargo, en una crisis cuyo verdadero interés es económico, los enfrentamientos han afectado de forma dramática también a la producción del petróleo.

Un problema de reparto

Hasta su independencia en julio de 2011, el 98% del presupuesto de Sudán del Sur se basaba en la extracción de crudo. No obstante, y pese a encontrarse casi el 75% de las reservas en territorio sursudanés, los acuerdos de paz de 2005 estipulaban que Norte y Sur se dividieran los ingresos del petróleo a partes iguales. En este sentido, la ventaja del norte es evidente,  al servir de única ruta de exportación hacia el Mar Rojo del crudo que produce su vecino.

Y los intereses son cruzados, con numerosos actores internacionales. Ya en enero de 2012, cuando Sudán del Sur anunciaba que interrumpía sus extracciones en respuesta al «expolio gratuito» por parte de norte (las reservas se encuentran en el sur y los oleoductos que garantizan su exportación en el norte), la empresa estatal China National Petroleum Corporation controlaba el 40%  de los consorcios petrolíferos en los dos países. Y, sobre todo, las exportaciones.

A falta de datos fidedignos actuales (ambos países mienten de forma continua sobre su exportación real), en 2006 el 77,4% de las exportaciones tuvieron como destino China (más de 4.000 millones de dólares en dividendos). Europa fue entonces el tercer máximo importador (2,5%) tras Japón (8,4%).

En este sentido, recrudecido los enfrentamientos, la región del Alto Nilo es la única que venía funcionando con normalidad. Y de aquí, el Gobierno de Juba obtiene 160.000 barriles al día.

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