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La primera víctima española del terremoto de Nepal entierra la esperanza de que haya supervivientes

Identificado el cadáver de Roser Palau en Langtang, la «zona cero» sepultada por un alud donde se busca a seis nacionales más

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pablo m. díez

Tras varios días esperando un milagro, ayer se confirmó la primera muerte de una turista española en el terremoto de Nepal. Mientras hacía senderismo, la catalana Roser Palau, de 37 años, falleció en el pueblo de Langtang, sepultado por una avalancha provocada por el seísmo. Mediante fotografías y huellas dactilares, su cuerpo fue identificado por agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional enviados a este popular valle turístico, que ha quedado totalmente arrasado.

«Jamás en mi vida había visto tanta destrucción», explicaba uno de los agentes que la había reconocido. El panorama que se habían encontrado a su llegada no podía ser más desolador. Muy frecuentado por montañeros venidos de todo el mundo, el antes espectacular valle de Langtang ya no es más que un espeluznante paisaje lunar de lodo y escombros. Desencadenado por el terremoto, un corrimiento de tierra desplomó una ladera, que arrastró a su paso una lengua de barro, rocas, nieve y árboles que enterró el pueblo de Langtang y cubrió unos 200 metros del cauce de su río.

Bajo varios metros de lodo han quedado sepultadas sus casas y decenas de cadáveres, muy difíciles de recuperar. De hecho, la única vivienda que permanece en pie es una bajo una roca, que se libró de la gigantesca avalancha. Además, la fuerza de la naturaleza desató una onda expansiva que llegó hasta la otra ladera y, según relató el guardia civil, aniquiló toda forma de vida en un radio de 600 metros. «Ha sido tremendo. Nos hemos encontrado cadáveres, partes de cuerpos humanos, como una mano, una cara o una oreja, y animales muertos por todos sitios», recordó todavía sobrecogido por tan dantesco escenario.

Nueve extranjeros

Aún no se sabe cuánta gente había en Lantang el día de la tragedia, pero a sus 300 habitantes hay que sumar un gran número de turistas, ya que el pueblo se ubicaba en medio de una transitada ruta de senderismo. De 60 cuerpos ya recuperados, 51 son de nepalíes y nueve de extranjeros, detalló ayer por teléfono a ABC uno de los funcionarios locales, Uddhav Bhattarai.

Tras la identificación de Roser Palau, falta por encontrar en el valle de Langtang a cuatro montañeros asturianos y a una pareja, formada por el zaragozano Miguel Ángel Pizarro y la cántabra Isabel Ortiz. Además, quedan en otra zona otros dos españoles, lo que elevaría a ocho el número de desaparecidos nacionales, cinco menos que el lunes.

Con dos perros adiestrados para olfatear cadáveres, el equipo de la Benemérita ha localizado varios puntos bajo los que podía haber cuerpos bajo tierra. El objetivo es que los soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME) desplazados a Nepal intenten sacarlos hoy miércoles para identificarlos, pero todo dependerá de la meteorología y del caos reinante en Nepal, que está dificultando las tareas de búsqueda y reparto de ayuda humanitaria.

Primera misión, abortada

Ayer mismo, la primera misión de la UME en el pueblo de Langtang fue abortada en el último momento, después de cinco horas de espera y cuando los soldados ya estaban dentro del helicóptero. Tras pasarse toda la mañana en la base aérea de Katmandú, que vio alterada su actividad por el aterrizaje del primer ministro Sushil Koirala tras un viaje de inspección, los militares españoles se embarcaron en un helicóptero de las Fuerzas Aéreas Indias que iba a llevarlos hasta Langtang. Pero su salida se retrasó porque, según comentaban los asistentes de vuelo, los pilotos estaban comiendo.

Cuando, finalmente, estaban a punto de despegar, la misión fue anulada porque el embajador español y responsable de la operación, Gustavo de Arístegui, recibió una llamada de los guardias civiles desplegados en el valle alertando de una fuerte tormenta. «Por seguridad, decidí suspender el vuelo», indicó Arístegui. Finalmente, no hubo tal tormenta y los militares de la UME, frustrados por este cambio en el último minuto, no pudieron cumplir su misión.

Mientras tanto, los nepalíes siguen sacando cadáveres de entre los escombros y ya han contabilizado más de 7.500 fallecidos.

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