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Cinco historias de esperanza tras el devastador terremoto en Katmandú

Los equipos de rescate trabajan contrarreloj para sacar con vida de debajo de los escombros a miles de personas. Algunas de ellas han vuelto a ver la luz. Son pequeños milagros después de la catástrofe

Cinco historias de esperanza tras el devastador terremoto en Katmandú

abc.es

Además de la urgencia por aportar los últimos datos sobre fallecidos, heridos o desplazados, como consecuencia del terremoto de Katmandú, también hay un gran afán, o necesidad, por narrar aquellas historias dramáticas que han tenido un final feliz y se han convertido en un mensaje de esperanza. Historias de vida que compensan tanto dolor, devastación y muerte.

Pemba Lama

Hace unas horas, los medios de comunicación seguían casi en directo el rescate de Pemba Lama, un adolescente que llevaba cinco días sepultado bajo los escombros. «Un chico de 15 años ha sido extraído de los escombros de una pensión llamada Pensión Hilton», dijo el portavoz de la policía Kamal Singh Bam a la agencia Afp. Previamente, el portal eKantipur había informado de que los equipos de rescate habían localizado a Lama el miércoles por la noche, 132 horas después del seísmo. La resolución positiva de esta operación de rescate ha supuesto una inyección de alegría para los equipos de rescate que trabajan contrarreloj.

Lo mismo debió de suceder con el rescate de una bebé de cuatro meses, Awal Awal, cuya casa se derrumbó el pasado sábado como consecuencia del seísmo de magnitud 7.8 grados, y que a día de hoy, y según el balance oficial, ha causado 5.489 muertos, 11.000 heridos y casi tres millones de desplazados. Cifras que no dejan de incrementarse.

Awal Awal

Los padres de la pequeña creyeron que debajo de las ruinas era imposible que hubiera sobrevivido. Tras varias horas de búsqueda, el llanto de Awal fue el que llamó la atención del equipo de rescate que finalmente la encontró, tras pasar varias horas bajo los escombros. Fue un soldado nepalí el que levantó con entusiasmo a la niña al cielo para que todos vieran que había sobrevivido. Era una señal, un pequeño milagro entre tanta desesperación. Trasladada al hospital, allí comprobaron que la pequeña se encontraba en perfecto estado.

Si bien el rescate de niños es el que causa una mayor conmoción, yambién hay otros casos que demuestran la capacidad del ser humano para salir adelante en las circunstancias más adversas. Así, Rishi Khanal, de 27 años, logró sobrevivir 82 horas bebiéndose su propia orina.

Rishi Khanal fue rescatado por un equipo francés

El joven relataba, tras ser rescatado, que había acudido a comer a un hotel cuando se produjo el terremoto. Algunos de los trozos del techo se desprendieron y cayeron sobre él, inmovilizándole. «Tenía alguna esperanza pero ayer me di por vencido. Mis uñas se pusieron blancas y mis labios se agrietaron... Estaba seguro de que nadie vendría a buscarme. Tenía claro que iba a morir», declaró a Ap ya desde la cama de un hospital. Rishi Khanal recordaba cómo no podía escuchar ningún sonido, y se puso a golpear los escombros para que alguien lo oyera. «Al final alguien respondió y vino a ayudarme. No había comido ni bebido nada así que bebí mi propia orina».

A pesar de la fortuna de no haber mueto, Rishi Khanal ha confesado desde el hospital que preferiría «estar muerto». Las heridas sufridas durante el terremoto han provocado la amputación de una de sus piernas, algo que le impedirá viajar a Dubai, donde tenía previsto iniciar un nuevo proyecto laboral. «¿Qué voy a hacer el resto de mi vida? Mi oportunidad para ir a trabajar a Dubai se ha esfumado y tampoco puedo continuar aquí. Tampoco tengo dinero para comprar una silla de ruedas. ¿Cómo voy a seguir viviendo y sacar adelante a mi familia?», se lamentaba el joven.

Sunita, junto a su marido Mahendra

Sunita Sitaula también ha sido otro ejemplo de la lucha por sobrevivir. Tras pasar 33 horas sepultada bajo quince metros de escombros, los de su casa, fue rescada con vida. «Aunque perdí la esperanza y pensé que jamás volvería a ver a mi familia rezaba todo el rato para seguir con vida», relató a ABC. Mientras tanto su marido, Mahendra, movía los cascotes con sus propias manos. «Pedí ayuda inmediatamente, pero no había medios adecuados para localizarla», informa Pablo M. Díez. Fue finalmente un equipo de rescate procedente de la India el que concluyó felizmente las tareas de búsqueda. «Cuando vi las luces que entraban desde el exterior entre los escombros y oí voces en hindi, supe que iba a vivir. A pesar de haberlo perdido todo, sigo viva de milagro para empezar de nuevo», señala Sunita.

Buddhiman y su prometida Sita

También el terremoto ha ensombrecido otras historias humanas destinadas a tener un final feliz. Esto es lo que le sucedió a Buddhiman Tamang, de 26 años, y a su prometida, Sita, de 22, que celebraban su boda, rodeados de 200 invitados, en el momento que tuvo lugar el seísmo.

«Estábamos justo en el momento del ritual y empezando la fiesta cuando de repente el suelo comenzó a moverse alrededor», recuerda el novio. «Las sacudidas me tiraron al suelo, y cuando me levanté me volvieron a tirar. Pensaba que iba a morir».

La novia, en cuya mano todavía se pueden ver restos del dibujo de henna que es tradición llevar durante la ceremonia nupcial, debería estar ahora disfrutando de sus primeros días como esposa, en lugar de esto ha perdido su hogar y no tiene motivos para ser feliz, a excepción, claro de está, del hecho de estar todavía viva. «Pensé que no ibamos a sobrevivir», afirma. Algunos de los invitados no corrieron la misma suerte. Al menos 15 de ellos murieron por el seísmo.

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