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Supervivientes del terremoto en nepal

«Se nos acaba la comida y no vemos claro cuándo vamos a poder irnos»

Supervivientes de la tragedia narran la angustia y la experencia vivida después del terremoto en Nepal

«Se nos acaba la comida y no vemos claro cuándo vamos a poder irnos» abc

LAURA RIESTRA

Contactar con los supervivientes del devastador terremoto en Nepal es un objetivo complicadísimo. Las líneas están sobrecargadas y las casi nulas conexiones dejan conversaciones en el aire, respuestas cargadas de misterio de las que sólo se puede intuir la angustia y cómo suceden las cosas por ese castigado rincón de la tierra. De ahí que lograr saber cómo se encuentran los que han podido sobrevivir y escuchar sus voces sea la mejor de las noticias.

Las prioridades pasan ahora son las de ayudar a las víctimas, rescatar a los que han quedado aislados e intentar facilitar que los que lo deseen puedan regresar a sus casas. Es el caso de varios montañeros españoles que esperan ser evacuados, como el alpinista Carlos Soria, que se encuentra en el campo base del Annapurna. «Estamos viviendo un momento muy complicado porque nos está siendo muy difícil salir de aquí. Se nos acaba la comida y no vemos claro cuándo vamos a poder irnos. Estamos esperando un helicóptero que nos lleve a Katmandú y tomar allí un avión que nos lleve a España», explica a ABC.

En el campo base del Everest se encuentra la montañera Nuria Picas, que permanece junto a otros dos españoles y un andorrano. Todos formaban parte de una expedición al Malaku y aseguran que, pese a la gravedad de lo que han vivido, son «más optimistas». «Nos encontramos bien de salud y tenemos provisiones. Somos más optimistas hoy porque no ha habido ninguna réplica», relata Picas. Ahora, añade, se dan 48 horas para decidir qué hacer: si seguir con la expedición o volver a casa: «Es todo muy arriesgado. El país está en un caos completo, hay muchos heridos, mucho dolor. También hay que tener cuidado con la montaña, porque todavía puede haber réplicas».

Cerca de 60 españoles esperan, por su parte, en una oficina cerca del aeropuerto de Katmandú su turno para poder volver a casa. La almeriense Albertina Barceló es una de ellos. Desconoce la hora a la que podrá salir el avión con destino España y admite que está «agotada y aún en shock». «Sigo paranoica. Aún me asusto cada vez que suena el ruido de una moto o de un avión, pero estoy un poco mejor al pensar que pronto estaré fuera de esta agonía. También me tranquiliza saber que estoy con españoles, aunque me siento mal por la gente que no tiene posibilidad de salir de aquí».

Barceló es profesora, llevaba dos años en Nepal, y en el momento del terremoto se encontraba en la prueba de sonido del «Performance Day» de jazz del conservatorio de Katmandú: «Estaba arreglada para la ocasión y mis niñas del coro en el escenario y entonces se produjo el terremoto. Fue horrible. Salimos fuera del auditorio, a un jardín al aire libre y allí nos quedamos todos seis horas. Luego fui a mi casa, con mucho susto cogí algunas cosas y he estado en un descampado con mis vecinos nepalies hasta que he podido ir al consulado».

Pese a que todavía no saben cuánto le queda en Nepal, Barceló asegura a ABC que los españoles que están junto a ella sienten que les tienen en consideración: «La idea es ir desde aquí a Delhi y luego a Madrid, pero no sabemos ni horas ni cómo. Eso sí, sentimos que nos consideran y, después de lo vivido, se agradece mucho».

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