Chelsea Clinton hace campaña por su madre con un vestido de 1.500 dólares

En la campaña presidencial de 1992, Bill Clinton decía a sus votantes que elegirían a «dos por el precio de uno». Hillary tuvo una presencia política clave en la carrera de Clinton desde sus tiempos como gobernador de Arkansas. «Billary» era el término que usaba para denominar a esta pareja de poder.

En las elecciones de 2016, la dinastía Clinton intentará asaltar otra vez la Casa Blanca y todo apunta a que, en lugar de dos, serán tres, ya que su hija Chelsea cobrará una relevancia especial.

La hija única de los Clinton es una persona diferente a la veinteañera que hizo apariciones esporádicas durante las primarias de 2008, en las que su madre cayó derrotada ante Barack Obama. Ahora tiene 35 años, está casada, ostenta un doctorado y tiene un papel decisivo en la Fundación Clinton , de la que es vicepresidenta. Aporta además un activo clave para la campaña de Hillary: le ha dado una nieta. Charlotte, que ahora cuenta seis meses, será una baza para combatir la imagen fría y distante de la candidata, para congraciarse con las clases medias a las que quiere favorecer. Clinton ha repetido que quiere que todas las nietas de EE.UU. tengan las mismas oportunidades que Charlotte. El anuncio de su candidatura, el pasado fin de semana, coincidió con las primeras fotos públicas de su nieta, empujada en un cochecito por sus padres.

Chelsea acaba de desembarcar en la carrera electoral con una foto en portada de la revista «Elle» y una entrevista en la que apuesta por la elección de una mujer para la presidencia de EE.UU. (y no se refiere a Elizabeth Warren, la senadora por Massachussets a la que algunos sectores del partido demócrata reclaman que lance su candidatura a la Casa Blanca). «Cuando te preguntas sobre la importancia de tener una mujer presidente, sí, totalmente, es importante, por razones simbólicas. Y lo símbolos son importantes», asegura. «Uno de los valores fundamentales de este país es que somos la tierra de la igualdad de oportunidades. Pero cuando la igualdad no incluye a ambos sexos, ahí hay un desafío fundamental que la llegada de la primera presidenta -cuando sea que eso ocurra-, ayudará a resolver», añade.

No está tan claro si una Chelsea posando en «Elle» con un vestido Gucci de 1.500 dólares y un brazalete Cartier de 7.000 dólares refuerza el mensaje de Hillary de trabajar para «el estadounidense de a pie». Pero ni estos detalles, ni el apartamento de casi diez millones de dólares que habita en Manhattan, ni el multimillonario «hedge fund» que dirige su marido -con muchas aportaciones provenientes de fortunas relacionadas con los Clinton, según «The New York Times»- parecen ser un obstáculo para que Chelsea tenga un papel clave en la campaña. Un artículo de «Politico», basado en dos docenas de entrevistas con fuentes cercanas a los Clinton, asegura que Chelsea «está preparada para ser una figura central en la campaña y, si su madre llega hasta allí, en la Casa Blanca».