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Guerra al Estado Islámico

Los civiles de Tikrit huyen ante la llegada de las milicias chiíes

Irán y Estados Unidos colaboran en la primera gran operación de asalto al califato

Los civiles de Tikrit huyen ante la llegada de las milicias chiíes reuters

mikel ayestaran

El cerco sobre Tikrit se estrecha y los civiles huyen con lo puesto. Según Naciones Unidas más de 28.000 personas habrían abandonado la ciudad iraquí desde que el lunes el primer ministro, Haider al-Abadi, anunciara el inicio de una ofensiva para retomar el control ocho meses después de la llegada del grupo yihadista Estado Islámico (EI). Con aproximadamente 250.000 habitantes, el lugar donde nació el ex presidente Sadam Husein es de mayoría suní y mientras la población permaneció en sus casas tras el asalto del EI en junio, ahora se va por temor a las fuerzas leales a Bagdad, donde la gran mayoría de combatientes son milicianos chiíes. Los civiles saben lo que ocurrió tras la llegada de estas milicias a la vecina provincia de Diyala, donde les acusan de cometer varias masacres y quemar viviendas, y por eso buscan refugio en ciudades como Samarra o Kirkuk. Los responsables paramilitares niegan estas acusaciones.

Haider al-Abadi pidió a los 30.000 hombres que participan en esta primera gran operación de asalto al califato «respeto a los civiles y a sus propiedades», pero los mandos de las milicias claman venganza por los más de mil chiíes asesinados por el EI en la base militar de Speicher. «Estamos entre el martillo y el yunque. Seremos quemados por el fuego del EI o de las milicias», confesó a la agencia Reuters Omar al-Tikriti, un hombre de 32 años que logró escapar de Al-Alam, localidad de la periferia de Tikrit. Según los relatos de los desplazados que ha logrado reunir esta agencia la llegada del EI en junio fue recibida con buenos ojos porque suponía el fin de la política sectaria de Bagdad –donde el gobierno está en manos chiíes, que forman parte de la secta mayoritaria, desde la caída de Sadam Husein- pero poco a poco el apoyo fue disminuyendo debido a la brutalidad de los métodos aplicados por los yihadistas en su gestión del día a día y a su incapacidad de ofrecer servicios.

Cooperación entre Washington y Teherán

La primera gran operación contra el EI se desarrolla sin bombardeos de la alianza que lidera Estados Unidos, según ha confirmado el Pentágono, pero con una fuerte presencia de Irán, que ha enviado a la línea del frente al general de la Guardia Revolucionaria Qassem Suleimani. A diferencia de lo que ocurre en el lado sirio del califato, en el iraquí Washington y Teherán tienen un aliado común, Bagdad, y un enemigo, el EI. El jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, reconoció esta misma semana que la participación de la república islámica «puede ser positiva» y el general Lloyd Austin, comandante del Mando Central, declaró que «la presencia iraní es la progresión lógica de lo que han venido desarrollando al este del país».

De las palabras de los mandos estadounidenses se desprende la existencia de una colaboración entre las dos potencias, enfrentadas desde 1979 hasta que la llegada del presidente Hasán Rohani ha posibilitado el diálogo nuclear y las conversaciones directas. El analista Hayder al-Khoei, del ‘The Royal Institute of International Affairs’, asegura en su último artículo de opinión que “ hay cooperación secreta, Bagdad usará la información de la inteligencia estadounidense que seguramente será compartida con los mandos iraníes que están sobre el terreno para asesorar a las fuerzas iraquíes”.

Gira de Kerry

El rol asumido por Irán y la buena marcha de las negociaciones nucleares, a pesar del discurso del primer ministro israelí Benyamin Netanyahu ante el Congreso, suponen un cambio en el orden geoestratégico de la región. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, viajó hasta Riad para tranquilizar a Arabia Saudí, el contrapeso suní a Irán en la zona, y aseguró que “incluso en un momento en que estamos comprometidos en las negociaciones sobre su programa, no le quitaremos los ojos de encima a Irán y a cualquier posible acto desestabilizador en la región”. El ministro de Exteriores saudí, príncipe Saud al Faisal, Faisal, transmitió a Kerry su malestar porque «Irán se está apoderando» de Irak y puso Tikrit como «un excelente ejemplo de los que nos preocupa».

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