Dónde se fabrica a los líderes del mundo
José María Aznar, en la presentación de su Instituto Atlántico de Gobierno - efe

Dónde se fabrica a los líderes del mundo

Aznar ha alumbrado el Instituto Atlántico de Gobierno para que sus brillantes alumnos se breguen en Relaciones Internaciones y se curtan en lecciones de cómo dirigir la «res pública». Es una más de las factorías de supremos gestores del planeta

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  1. La inspiración que Aznar halló para el Instituto Atlántico de Gobierno

    José María Aznar, en la presentación de su Instituto Atlántico de Gobierno
    José María Aznar, en la presentación de su Instituto Atlántico de Gobierno - efe

    Los esfuerzos del equipo de comunicación que ha dado a conocer este febrero de 2015 el nuevo órgano alumbrado por el expresidente del Gobierno José María Aznar se centran en diferenciarlo de FAES. El que fuera jefe del Ejecutivo con el PP mantiene la presidencia honorífica de ese «think tank» o laboratorio de ideas, la Fundación de Análisis y Estudios Sociales, tarea que compaginará a partir de ahora con el timonel también del Instituto Altántico de Gobierno (IADG).

    Este organismo lleva constituido desde julio de 2014 y es un centro que impartirá enseñanza universitaria adscrita a la Rey Juan Carlos de Madrid. Aznar bebe para su inspiración de las fuentes de la Universidad americana de Georgetown donde impartió clase. Como se ha venido informando desde su puesta de largo hace pocos días, en la sede del Instituto en el centro de Madrid se impartirá desde el próximo mes de septiembre un máster de liderazgo con un coste de 18.000 euros para aquellos 45 brillantes alumnos con ansias de bregar en la escena pública, las relaciones internacionales, los conocimientos de los entresijos institucionales y la gestión administrativa. El «leitmotiv» del curso especializado es perfeccionar el razonamiento crítico y diseñar las estrategias más adecuadas en la resolución de los problemas, así como desarrollar habilidades comunicativas. Todo ello se verá cumplimentado en el currículo merced a las lecciones de una cohorte de ilustres empresarios del Ibex-35, catedráticos, intelectuales y exmandatarios latinos que Aznar ha tenido a gala aglutinar para que den lo mejor de sí ante los estudiantes.

    Este centro tiene la pretensión de formar a futuros dirigentes del país, sin olvidar el supuesto de que ya se forjan grandes líderes en las aulas universitarias provenientes de distintas disciplinas. Además, las Facultades de Ciencias Políticas están a la orden del día en todos los Estados; no obstante, en una mirada derredor se observa cómo empiezan a germinar en paralelo estos graneros de personas con ambición de ser los futuros dominadores del planeta. Aunque con mucha distancia unos de otros (los hay eminentemente universitarios o académicos, públicos o privados...) les invitamos a acercarse a algunas de esas «fábricas» de presidentes o mandatarios en Reino Unido, Uganda, Estados Unidos, China, Alemania, Venezuela, Francia y Bélgica. Se los dan a conocer nuestra pléyade de corresponsales: Luis Ventoso, Eduardo S. Molano, Emili J. Blasco, Pablo M. Díez, Leandro Uría, Ludmila Vinogradoff, Juan Pedro Quiñonero y Enrique Serbeto.

  2. Reino Unido: ¿cómo ser primer ministro? Fácil: primero a Eton y luego a «Oxbridge»

    En 1935, investidura de «doctoris honoris causa» en la prestigiosa Universidad de Oxford en Gran Bretaña
    En 1935, investidura de «doctoris honoris causa» en la prestigiosa Universidad de Oxford en Gran Bretaña - archivo histórico abc

    Responder a dónde se forman los líderes que dirigen la política británica no es nada complicado: primero un buen colegio de pago de elite (Eton o Harrow casi siempre) y luego, a Oxford o a Cambridge, informa desde la capital londinense el corresponsal de ABC Luis Ventoso.

    Cierto que hay excepciones. John Major, el hombre llano que sucedió a Margaret Thatcher en el número 10 de Downing Street, era hijo de un artista de music-hall y ni siquiera pasó por la universidad. Todo lo más que completó Major fue un curso de banca por correspondencia. Pero es una rareza. Solo diez primeros ministros no han ido a la universidad y solo tres de los licenciados han escapado del duopolio Oxford-Cambridge, conocido como OxBridge. Las dos legendarias instituciones de origen medieval forman a los patricios que dirigen a un país donde las clases sociales están mucho más marcadas que en España y se retratan hasta por el acento. Su prestigio aguanta el paso de los siglos y en el ránking de las mejores universidades del mundo del año pasado Oxford fue la tercera y Cambridge, la cuarta.

    El último original que escapó de OxBridge fue el primer ministro laborista Gordon Brown, que se licenció en Historia por la Universidad de Edimburgo. Pero su predecesor, Tony Blair, se graduó en Oxford, donde montó hasta su propio grupo de rock, los Ugly Rumours. Margaret Thatcher, hija de un tendero, también pasó por Oxford, gracias a una beca. Se licenció en Química y fue así la primera mujer y la primera científica en el cargo de primer ministro (y solía aclarar que la enorgullecía más lo segundo que lo primero).

    David Cameron es un ejemplo de libro. Acudió a Eton, al igual que su padre y su hermano mayor, y luego se graduó en Filosofía, Economía y Políticas en Oxford. Cameron fue miembro del Bullingdon Club, una bronca asociación de estudiantes donde los niños bien de clases altas se divertían destrozando el mobiliario y la vajilla (que luego pagaban puntualmente con el dinero de papá). Boris Johnson, el alcalde de Londres, que aspira ahora a suceder a Cameron al frente del Partido Conservador, también es un oxoniense alistado en su día en las hordas del Bullingdon. Y por las mismas aulas, (¡cómo no!) pasó el hombre con el que se va a jugar Cameron las elecciones, el controvertido líder laborista Ed Miliband, que estudió lo mismo que su rival, en el Corpus Christi College de Oxford (aunque es ateo) y luego enriqueció su currículo con un máster en la London School of Economics.

    En realidad Oxford golea: 27 primeros ministros frente a 14 de Cambridge, incluidos el actual y, pase lo que pase en las elecciones del 7 de mayo, el próximo.

    Educación en selectas escuelas privadas

    El fenómeno de cómo la educación elitista abre puertas para colocarse bien en la vida adulta no se circunscribe solo a la política. Dos tercios de los británicos más influyentes han pasado por exclusivas escuelas privadas. De las aulas del colegio Eton, fundado en 1440, han salido 19 primeros ministros del Reino Unido, entre ellos David Cameron. Por allí pasaron también Keynes, los príncipes Guillermo y Enrique, el creador de James Bond y hasta George Orwell, que acudió becado. También el actor de moda en el Reino Unido, Eddie Redmayne, el oscarizado que ha deslumbrado en la piel de Stephen Hawking. Redmayne fue compañero de promoción y amigo del Duque de Cambridge y jugaban en el mismo equipo de rugby. Matricularse en Eton cuesta más de 30.000 euros al año.

    Harrow, la otra alternativa de la crema, abrió en 1572 y ha dado ocho primeros ministro. En su cantera figura Winston Churchill, aunque fracasó allí estrepitosamente, el arrebatado romántico Lord Byron, el Rey Hussein de Jordania o Benedict Cumberbatch, el actor que actualizó a Sherlock Holmes. Acudir a Harrow se va por encima de los 35.000 euros anuales.

    De los 54 jefes del Ejecutivo que ha habido desde 1721, 41 pasaron por Oxford y Cambridge

    La tercera vía se llama Winchester, el más antiguo de los linajudos colegios privados, con más de 600 años, donde estudió el historiador con pulso de novelista Antony Beevor.

    Instituciones como Eton y Harrow nacieron para formar a la clase dirigente de una potencia imperial. La sorpresa es que disuelto el imperio, el efecto Eton sigue funcionando. La biblia de la etiqueta inglesa, Debrett’s, elabora desde hace 250 años listas de influyentes. En su última relación de los 500 británicos más relevantes, dos quintos han estudiado en colegios privados de elite. Para ver el peso que siguen teniendo esos centros hay que añadir que suponen solo el 7% del alumnado británico.

    La movilidad social que se abrió en el Reino Unido en los años sesenta se está reduciendo. Cuesta más llegar arriba desde abajo. Los especialistas conceden que Eton y Harrow ofrecen una mejor educación, por tres motivos: menos alumnos por aula, un profesorado excelente y una alta exigencia. Además existe un gran orgullo de pertenencia, una autoestima que lleva al alumno a pensar que su futuro será estar arriba, sea cual sea su profesión. El 30% de los estudiantes que completan el nivel A, que da paso a la Universidad, vienen de las escuelas privadas, pese a ser muy minoritarias.

    Acudir a esas escuelas supone además entrar en un club restringido y tejer una red de contactos. Conocen a otros alumnos de grandes familias, con padres en posiciones relevantes, y esas relaciones acaban facilitando algo crucial: garantizan que al menos tendrás la primera entrevista para puestos codiciados del mercado. El resultado es un modelo de éxito endogámico, un círculo de padres que fueron a Eton y envían allí a sus hijos, que a su vez mandan a los nietos. Contra quienes hablan de un coto cerrado, las escuelas privadas señalan, y es cierto, que mantienen un amplio programa de becas para favorecer la meritocracia.

  3. De la Universidad ugandesa de Makerere a Estados Unidos

    La web de la Universidad de Makerere, en Kampala, la capital ugandesa
    La web de la Universidad de Makerere, en Kampala, la capital ugandesa - http://mak.ac.ug/

    Establecida en 1922, la Universidad ugandesa de Makerere fue la cuna histórica de los líderes de la post-independencia africana. De sus muros han salido mandatarios como Julius Nyerere, primer presidente de Tanzania, en el poder entre 1964 y 1985; Milton Obote, quien dirigió Uganda entre 1966 y 1971; así como el keniano Mwai Kibaki (2002-2013) o el actual dirigente de la República Democrática del Congo, Joseph Kabila. Y su actividad panafricana no se limitó a la política, con grandes literatos también entre sus alumnos, como el eterno aspirante al Nobel Ngũgĩ wa Thiong'o, informa Eduardo S. Molano, corresponsal en Accra.

    De forma paralela, en Nigeria, otro centro -la Universidad Ahmadu Bello, en el estado de Kaduna- ha alimentado la política local, caso del expresidente Umaru Musa Yar'Adua.

    Sin embargo, la mayor parte de los dirigentes elegidos en este siglo optaron para su formación por centro educativos más allá de las fronteras regionales. Éstos son los casos de Uhuru Kenyatta, mandatario de Kenia, quien estudió en el Amherst College de Massachusetts; el marfileño Alassane Ouattara, en la Universidad Drexel de Philadelphia; el malauí Peter Mutharika, en las universidades de Londres y Yale; o el togolés Faure Gnassingbé, en la Sorbonne parisina y la George Washington University estadounidense.

  4. Estados Unidos: formar gobernantes en el reino de los «think tanks»

    El campus de la Escuela de Gobierno de Harvard
    El campus de la Escuela de Gobierno de Harvard - harvard kennedy school

    Emili J. Blasco, corresponsal de ABC en Washington, informa de que en Estados Unidos hay una gran competencia entre sus universidades más prestigiosas para atraer a las personas con mayor capacidad de liderazgo en el ámbito público. La Harvard Kennedy School of Government es quizás la de más larga tradición en la formación de gobernantes. Fundada en 1936 y situada en el campus principal de Cambridge, junto a Boston, por sus aulas han pasado muchos altos funcionarios de las administraciones estadounidenses. No obstante, el alto nivel de escuelas e institutos especializados de otras universidades permite que la carrera política pueda buscarse en Estados Unidos desde diversos centros de formación.

    De siempre, la Escuela de Gobierno de Harvard, bautizada en 1966 con el nombre del presidente Kennedy, ha contado entre sus alumnos a líderes con proyección en políticas públicas. El último nombramiento para el equipo de Barack Obama, el nuevo secretario de Defensa Ashton Carter, ha salido precisamente de entre el profesorado de esa escuela. Además de otros miembros de gabinetes presidenciales, senadores y embajadores, el centro ha sido «alma mater» de estudiantes extranjeros, un buen número de ellos de Latinoamérica, como es el caso de los presidentes mexicanos Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón, quien forma parte del claustro. Por sus aulas también han pasado quienes han sido presidentes de Bolivia (Eduardo Rodríguez) y Costa Rica (José María Figueras), así como primeros ministros de Canadá (Pierre Trudeau), Singapur (Lee Hsien Loong) y Hong Kong (Donald Tsang). El secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, también es exalumno.

    Otras universidades de Estados Unidos con facultades focalizadas en la formación de dirigentes para los asuntos públicos son la Georgetown, de Washington, en cuya School of Foreign Office, fundada en 1919, estuvo José María Aznar como profesor invitado. El expresidente del Gobierno español se vinculó después a la School of Advanced International Studies (SAIS), de la John’s Hopkins, también en Washington. En ese centro ha dirigido la Iniciativa de la Cuenca Atlántica, dentro del Centro para las Relaciones Trasatlánticas.

    Otras aulas de relieve son las de la George Washington University, con sede igualmente en la capital estadounidense. Su Graduate School of Political Management atrae a personas de todo el mundo, especialmente del continente americano. Su máster de comunicación política, sobre dirección y gestión de campañas electorales, cuenta con una gran reputación, dada la abundante experiencia estadounidense en mercadotecnia electoral. Los cursos que tienen lugar durante las campañas presidenciales de EE.UU. son de amplio seguimiento.

    El notable número de «think tanks» estadounidenses supone además otra vía de llegada a altos puestos gubernamentales: cuando un nuevo presidente llega a la Casa Blanca muchos de sus asesores salen de esos centros, y a ellos se retiran altos cargos de la Administración saliente, a la espera del siguiente cambio de color presidencial.

  5. China: una escuela de cuadros para forjar el espíritu comunista

    El presidente de China, Xi Jinping (en el centro), dirigió la Escuela Central del Partido Comunista
    El presidente de China, Xi Jinping (en el centro), dirigió la Escuela Central del Partido Comunista - PABLO M. DÍEZ

    Pablo M. Díez, corresponsal en la capital china, informa de que al oeste de Pekín, cerca del Palacio de Verano y lejos de la plaza de Tiananmen y del complejo gubernamental de Zhongnanhai, se alza un enorme edificio fuertemente vigilado que hasta mediados de los 80 no aparecía en los mapas porque era un secreto de Estado. Se trata de la Escuela Central del Partido, que es la más importante de las 2.800 instituciones repartidas por toda China para formar y adoctrinar a los funcionarios del régimen. Al ser la Escuela del Comité Central del Partido Comunista, de sus aulas han salido los más altos mandatarios del país y ha sido dirigida por varios presidentes de China: Mao Zedong, Hua Guofeng, Hu Jintao y el actual, Xi Jinping.

    Cada año, por ella pasan unos 1.500 cuadros de rango medio y alto, que ya trabajan a nivel provincial y ministerial, para repasar sus conocimientos y, de paso, reforzar su lealtad al Partido Comunista. Además, hay una promoción especial de alumnos de entre 45 y 50 años que se preparan para ascender en el futuro en la cúpula de poder del régimen chino. Como si fuera un internado, los estudiantes viven en distintos edificios y acuden a clases separadas dependiendo de su cargo, pero todos deben levantarse a las siete y media de la mañana y no pueden pasar la noche fuera durante el tiempo que dura su curso. Desde su reapertura en 1977, tras el fin de la «Revolución Cultural» (1966-76), de esta academia han salido más de 60.000 cuadros del Partido y funcionarios de la Administración.

    La Escuela del Partido forma cada año a 1.500 funcionarios del régimen

    Durante la primera semana, todos los estudiantes son examinados para comprobar sus conocimientos teóricos antes del inicio de las clases, que se imparten por la mañana de lunes a jueves. En forma de conferencias, dichas lecciones versan sobre las tres bases teóricas del Partido Comunista chino, que son el marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao y el de Deng Xiaoping, y cinco enseñanzas contemporáneas sobre economía global, sistemas legales, ejército, ciencia y tecnología y corrientes de pensamiento. Además de estudiar la historia del Partido, los alumnos siguen cursillos sobre las etnias y religiones del país, sociología y sobre el liderazgo político analizando casos reales. Para prevenirlos contra la corrupción, generalizada en China, ven documentales sobre funcionarios caídos en desgracia. Y, con el fin de reforzar su conciencia ideológica, cantan himnos revolucionarios. Como los estudiantes están cada vez mejor formados, ya que la mayoría tiene al menos un título universitario y un tercio ha cursado algún máster, las clases han ido evolucionando hasta incorporar enseñanzas más sofisticadas e incluso normas de etiqueta y protocolo.

    Aunque los profesores analizan los sistemas democráticos occidentales, el principal objetivo de esta escuela es justificar la dictadura del Partido, es decir, «el comunismo con características chinas» que se ha abierto al capitalismo, salvaje y de Estado, sin renunciar a su monopolio político. Según los medios estatales, este centro «es líder en el estudio, investigación y difusión del marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong y la teoría de Deng Xiaoping, y sirve además como horno para forjar el espíritu de los miembros del Partido».

    Con las cartas marcadas para su futuro político

    La propaganda insiste en la libertad que tienen los alumnos para hablar en clase, sobre todo en los debates que tienen lugar por la tarde, pero lo que digan y hagan en la Escuela puede marcar su futuro político. Como las lecciones son observadas con frecuencia por funcionarios del Departamento de Organización, determinan en muchos casos las promociones de los cuadros o, por el contrario, sus defenestraciones. Por su parte, los estudiantes también evalúan a los profesores, que tienen en sus manos la importante misión de formar a los dirigentes del mañana.

    Desde 2002, la Escuela también admite a algunos empresarios y hombres de negocios. Según cuenta Richard McGregor en su libro «The Party», una profunda radiografía del Partido Comunista, «la oportunidad de tomar parte en uno de sus cursos es el equivalente en Estados Unidos a ser invitado a un máster en Harvard junto con la próxima generación de líderes políticos. En China, es una oportunidad sin igual para hacer contactos». Tal y como describe McGregor, las instalaciones del centro son «fabulosas» y cuentan con «una piscina de 50 metros, pistas de tenis y squash, y monitores para entrenamiento privado en un bien equipado gimnasio».

    Como laboratorio de ideas del régimen y vivero de sus dirigentes, la Escuela Central del Partido no solo determina el futuro de la nación más poblada del mundo, sino del resto del mundo.

  6. Alemania, abonada a las fundaciones de los partidos

    Central de la Fundación Konrad-Adenauer, en la capital teutona
    Central de la Fundación Konrad-Adenauer, en la capital teutona - afp

    Leandro Uría, desde Berlín, informa de que en Alemania no existe una instancia de formación centralizada de políticos de elite como la Escuela Nacional de Administración de Francia. Pero los propios partidos políticos juegan un rol fundamental en la formación de futuros dirigentes, mayormente a través de sus propias fundaciones, que funcionan tanto en Alemania como en el Exterior. Cada partido cuenta con una organización de este estilo. Por ejemplo, la de la Unión Cristianodemócrata de Angela Merkel es la Fundación Konrad Adenauer; la del Partido Socialdemócrata Alemán, del vicecanciller Sigmar Gabriel, es la Fundación Friedrich Ebert.

    Pero también partidos opositores, como Los Verdes y La Izquierda, cuentan con organizaciones similares, como la Fundación Heinrich Böll y la Fundación Rosa Luxemburgo, respectivamente. Básicamente estas organizaciones financian carreras de educación superior, posgrado o doctorados vinculadas con la política o la administración de diferentes instancias del Estado a alumnos aventajados que puedan dar con el perfil de futuros dirigentes. También realizan en forma constante seminarios vinculados con la formación política, no sólo en el país sino también en el exterior. Paralelamente, la institución privada Herthie School of Governance se convirtió en una opción muy solicitada para estudiantes alemanes o del exterior que quieran hacer programas de doctorado o masters en asuntos internacionales o políticas públicas.

  7. Chávez fue el maestro de los fundadores de Podemos

    Web del Centro Internacional Miranda
    Web del Centro Internacional Miranda - http://www.minci.gob.ve/tag/centro-internacional-miranda/

    El presidente Hugo Chávez, que gobernó a Venezuela durante 14 años hasta su muerte en 2013, fue el maestro de los fundadores de Podemos. Su relación con Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, entre otros, fue muy estrecha en la parte de formación ideológica para entrenar cuadros políticos revolucionarios. De esa relación influyente y recíproca entre Chávez y sus amigos de la Complutense nacieron dos centros de formación, fundados ambos en 2006. La Escuela Venezolana de Planificación, situada en el antiguo Hipódromo de la Rinconada en Caracas con capacidad para 1.000 alumnos, está adscrita al Ministerio de Planificación y al de Educación, informa Ludmila Vinogradoff desde la capital caraqueña.

    Fachada del Centro Internacional Miranda
    Fachada del Centro Internacional Miranda

    Esta escuela es un centro formal de estudios diseñada para dictar cursos de un año de duración a los venezolanos sobre socialismo y marxismo, capitalismo, economía y políticas públicas. Los profesores españoles de la Complutense impartieron muchas conferencias desde la perspectiva marxista, y eran prácticamente asalariados del gobierno de Chávez, cobrando sueldos altos de 7.000 euros al mes, mucho más que un ministro venezolano cuyo ingreso no llega ni a 600 euros. Esta comparación de sueldos la da el analista Manuel Malaver a ABC. En su análisis concluye que «Chávez corrompió a Podemos antes de nacer», es decir, antes de su fundación.

    Escuela Venezolana de Planificacion
    Escuela Venezolana de Planificacion

    En segundo lugar, el fallecido mandatario también creó el Centro Internacional Miranda (CIM), situado en el último piso o en el ático de Residencias Anauco, en el Parque Central y frente al Hotel Alba, antiguo Caracas Hilton, donde se dictan cursos, seminarios, conferencias y talleres, además de la publicación de libros de los conferencistas internacionales.

    El CIM es la fachada que han utilizado los miembros de Podemos para cobrar los jugosos contratos que les proporcionaba Chávez a través del Centro de Estudios Políticos y Sociales, CEPS, entre otras empresas. Sus conferencias dictadas en los auditorios del segundo nivel del ático están grabadas en vídeos y son para formar cuadros políticos.

    Para Manuel Malaver, el chavismo está exportando su modelo con la gente de Podemos a través de la escuela y el CIM. Y lo compara: «El chavismo fue originalmente un movimiento político nacionalista, barnizado de raíces presuntamente autóctonas y crecido en las dificultades que siempre acarrea ser antisistema. Podemos, al contrario, nace amamantado por la vaca lechera venezolana (petróleo), exprimida por un ordeñador tan eficiente, Hugo Chávez, que, más allá de toda duda, la dejó exhausta».

    Podemos nace «amamantado por la leche venezolana que exprimía Chávez»
  8. Francia y los «enarcas» de la Escuela Nacional de Administración

    Imágenes de la Escuela Nacional de Administración en Francia
    Imágenes de la Escuela Nacional de Administración en Francia - http://www.ena.fr/index.php?/fr

    Quiere la leyenda que la École Nationale d'Administration (ENA) sea un vivero del paisaje político en Francia, un puro producto del sistema galo de «fabricación» de políticos «profesionales». Fue una realidad palmaria hasta la llegada al poder de François Mitterrand (1981). Desde entonces, los «productos ENA» siguen teniendo bastante éxito entre la clase política nacional. Pero Mitterrand, que ejerció de presidente durante catorce años, abrió una vía muy distinta de acceso al poder supremo, poniendo en evidencia el «fallo» esencial de una Escuela fundada en 1945 para «democratizar» el acceso a la función pública, informa desde París el corresponsal Juan Pedro Quiñonero.

    La ENA fue concebida por otro personaje histórico que tampoco pasó por sus aulas, el general de Gaulle, convencido, sin embargo, de que Francia necesitaba, en la posguerra de 1945, una escuela de gestores y administradores de los negocios públicos, teóricamente alejados de las banderías políticas.

    Año tras año, sucesivas promociones de antiguos alumnos de la ENA pasan a ocupar cargos de cierta relevancia en todos los grandes partidos. De centro, derecha e izquierda socialista, preferentemente. Giscard, Chirac y Hollande fueron alumnos de la ENA. A ellos hay que incluir un interminable rosario de consejeros políticos: un cargo de influencia del que gustan rodearse los jefes de Estado franceses.

    Ni Sarkozy ni Valls son producto de la ENA

    Otra excepción a la «regla», Nicolas Sarkozy, tampoco pasó nunca por la ENA, pero está rodeado de «enarcas» de muy distinto sexo. La ENA produce cantidades «industriales» de grandes gestores y administradores, capaces de producir un número impresionante de «notas» y «consejos» que aspiran a influir en los destinos de la nación, con distinta fortuna.

    Mitterrand, por ejemplo, prefería seguir sus «instintos» personales, alejado de la frialdad de los «consejos técnicos» de un «enarca» convencional. Sarkozy, por el contrario, usó consejeros de distinta sensibilidad, con preferencia para los ideólogos contra los «enarcas».

    En el nuevo paisaje político francés, la ENA sigue siendo una buena factoría de políticos con oficio que aspiran a casi todo. Pero los dirigentes más populares no siempre siguen esa «vía». Marine Le Pen, por ejemplo, dice pestes de los enarcas. Manuel Valls prefiere un perfil menos «gestor».

  9. El Colegio de Europa de Brujas, cuño de Salvador de Madariaga

    Captura de la web del Colegio de Europa, cuya sede radica en la bella población belga de Brujas
    Captura de la web del Colegio de Europa, cuya sede radica en la bella población belga de Brujas - https://www.coleurope.eu/

    El Colegio de Europa es una institución dedicada a formar a los posgraduados de toda Europa y de otros países del mundo, en el dominio y la comprensión profunda de las instituciones comunitarias. Fruto de una idea propuesta por el español Salvador de Madariaga en el Congreso Paneuropeo de La Haya de 1948, el Colegio de Europa acoge cada año a cerca de 500 estudiantes entre los que la mayoría acabarán siendo funcionarios de las instituciones europeas o emprenderán carreras profesionales relacionadas con Europa, informa el corresponsal de ABC en Bruselas, Enrique Serbeto.

    La sede principal e histórica del Colegio de Europa se encuentra en Brujas (Bélgica) y muchos de los que pasan allí diez meses de estudios acaban construyendo su carrera en la cercana Bruselas, en alguna dependencia del Parlamento o de la Comisión Europeas. En un periodo de formación tan corto como 10 meses, no se puede considerar que proporciona una formación comparable a la de la Ecole Nationale d’Administration (ENA) francesa, pero los responsables de la institución consideran que los requisitos de admisión son tan estrictos que el nivel de sus alumnos es de los más altos de Europa.

    Fue un cura el que logró que la sede del Colegio de Europa se instalase en Brujas y no en Bruselas en 1950. Desde entonces han pasado por sus aulas miles de alumnos y decenas de dirigentes políticos han impartido conferencias.

    A la caída del telón de Acero, con la incorporación a la Unión Europea de los antiguos países satélites de la Unión Soviética, el Colegio de Europa tomó la decisión de extenderse al este y en 1993, con la ayuda de la Comisión Europea, inauguró su segunda sede en Natolin, a las afueras de la capital polaca. La idea era aproximar la posibilidad de desarrollar vocaciones europeas a los universitarios de los países que acababan de dejar el comunismo y que en su mayoría no gozaban de rentas para poder sufragar los gastos de los estudios en Brujas.

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