Hazte premium Hazte premium

Moscú y Kiev acuerdan una frágil hoja de ruta hacia la paz en el este de Ucrania

Merkel desconfía de un pacto del que dice que «no es global» y que debe hacer frente a fuertes obstáculos

Moscú y Kiev acuerdan una frágil hoja de ruta hacia la paz en el este de Ucrania Reuters

rafael m. mañueco

Parecía que nunca llegaría el acuerdo. Tras casi quince horas y media de tensas y difíciles negociaciones, la canciller alemana, Angela Merkel, y los presidentes francés, ruso y ucraniano, François Hollande, Vladímir Putin y Petro Poroshenko, consiguieron ayer en Minsk acordar un alto el fuego y elaborar una frágil hoja de ruta de 13 puntos que pretende poner fin a la guerra en el este de Ucrania .

Los cuatro líderes no firmaron nada. Se limitaron a hacer pública una declaración de apoyo a la «soberanía e integridad territorial» de Ucrania y de las medidas incluidas en el documento final de la cumbre. Esta hoja de ruta fue trasladada después a la representante de la OSCE, Heidi Tagliavini, al expresidente ucraniano, Leonid Kuchma, al embajador ruso en Kiev, Mijáil Zurábov, y a los dos cabecillas rebeldes de Donetsk y Lugansk, Alexánder Zajárchenko e Ígor Plotnitski. Estos cinco sí estamparon su firma en ese protocolo de «Minsk-2».

En suma, se trata de una repetición de los acuerdos firmados en la capital bielorrusa en septiembre de 2014 y a ellos se hace referencia constantemente en el texto. El primer punto, el más importante, establece un alto el fuego a partir de las cero horas del próximo domingo día 15.

El segundo punto insta a retirar el armamento pesado de la línea de frente en un radio de entre 50 y 140 kilómetros. Las fuerzas ucranianas deberán efectuar esa retirada siguiendo la actual línea de frente, en tanto que las milicias separatistas lo harán de acuerdo con el trazado de la línea de separación pactado en septiembre. Este repliegue debe completarse en un plazo máximo de dos semanas. La verificación corre a cargo de la OSCE, igual que en septiembre.

La historia se repite

La Rada Suprema de Ucrania (Parlamento) tiene un mes para aprobar de nuevo la ley de «estatus especial» para los territorios controlados por los separatistas. Una norma así ya fue adoptada el año pasado, pero fue derogada después de que los rebeldes decidieran, en violación de los acuerdos de septiembre (Minsk-1), organizar elecciones locales al margen de la legislación ucraniana.

Kiev se compromete a restablecer en el este de Ucrania el pago de pensiones y subsidios –para lo que contará con la ayuda de la UE– y a respetar la «autonomía lingüística» en Donetsk y Lugansk, regiones que deberán recibir una amplia autonomía mediante una «reforma constitucional», que les permitirá, entre otras cosas, crear sus órganos de autogobierno y su propia Policía.

De acuerdo con la hoja de ruta trazada ayer, Ucrania recuperará el control de la frontera con Rusia, a través de la que los rebeldes reciben la preciada ayuda de Moscú. Hasta ese momento, solo las milicias prorrusas controlarán los puestos fronterizos, ni siquiera lo hará la OSCE. El despliegue de una fuerza de paz ha quedado fuera del acuerdo.

El protocolo contempla también una amnistía de Kiev hacia los separatistas y un canje de prisioneros en un plazo de 20 días que, según Poroshenko, deberá beneficiar a la piloto ucraniana, Nadia Sávchenko, detenida en Moscú. El punto diez obliga a las partes a deshacerse de los «grupos armados extranjeros», lo que, en el caso de los insurgentes, supone un enorme número de combatientes.

Fue Putin quien compareció ante la prensa para anunciar un acuerdo que, según sus palabras, aborda «lo más esencial». Daba así a entender que quedan muchos flecos y desarrollo de los acuerdos que tendrán que irse concretando en el futuro.

Escepticismo

El hecho de que la hoja de ruta acordada ayer dependa en el futuro de la capacidad de rusos y ucranianos para ponerse de acuerdo en el detalle de cada acuerdo genérico ha suscitado un cierto escepticismo de la propia canciller Merkel, pese a que esta fue una de quienes más hicieron por el acuerdo. «No ha sido un acuerdo global. No me hago ilusiones. Habrá todavía grandes obstáculos por delante (...) aunque hay una verdadera ocasión de hacer evolucionar las cosas a mejor». También Hollande se mostró muy cauto:«Ha habido acuerdo –afirmó–, y podría haber habido un fracaso, pero ello no garantiza en los próximos días un éxito inmediato». A juicio del presidente galo, «hay que continuar vigilantes, ejerciendo presión y haciendo seguimiento de los compromisos acordados».

El actual proceso de paz comenzó la semana pasada cuando Merkel y Hollande lanzaron su iniciativa. Viajaron el jueves a Kiev y el viernes a Moscú. El domingo acordaron por teléfono celebrar la cumbre que acabó ayer por la mañana tras una maratoniana noche de negociaciones.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación