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Cristina Kirchner se inspira en Hitler

La presidenta, o sus asesores de imagen, se inspiraron en un cartel de Adolf Hitler para promocionar un acto

Cristina Kirchner se inspira en Hitler Twitter

Carmen de Carlos

La presidenta de Argentina tiene un problema inesperado (los otros estaban previstos). Cristina Fernández de Kirchner, o los encargados de su imagen, no tuvieron mejor idea que inspirarse en un cartel de Adolf Hitler para promocionar un acto que celebró el sábado en la Casa Rosada.

«Un pueblo, un proyecto, una conductora», es el texto que ilustraba la imagen de perfil de la jefa del Estado con la melena al aire. La del Führer, también de perfil y como ella mirando al este, aparece estampada en medio del mapa de Alemania con la esvástica y la frase, «Un pueblo, un imperio, un líder».

El tuitero Javier Smaldone (@mis2centavos) descubrió «el plagio» y el escándalo incendió la redes sociales. Conocido por sus comentarios críticos con el poder y su habilidad para advertir las contradicciones y patinazos del Gobierno, Smaldone, descubrió otros carteles de Cristina Fernández copiados de campañas de genocidas como, «Stalin capitán» al frente del timón de un barco y «Cristina capitana» en una imagen similar.

El tuitero difundió algunos de los fragmentos más llamativos de la intervención de la presidenta en un acto donde se conmemoraban 31 años de la recuperación de la democracia argentina. Uno de ellos fue motivo de chacota y la suma de los más sorprendentes dieron lugar al hashtag #LaBruta. Los vídeos recogen imágenes de la viuda de Néstor Kirchner en el que se refiere a Casey Wander, un niño de 11 años «ultra kirchnerista» que se hizo famoso por unas declaraciones donde pedía que el kirchnerismo gobernara para siempre. La presidenta, que recibió al chico en su despacho, dijo que le habían criticado porque era «rubiecito de ojos celestes» cuando el chico tiene los ojos marrones.

Otra de las escenas que corrió como la pólvora en las redes sociales es cuando llama al ministro de Economía, Axel Kicillof para que se acerque a su lado y en lugar de hacerlo por su nombre le convoca: «veni para acá, vení chiquito» y «chiquito», al que posteriormente se refiere como «éste» para hablar de la deuda impaga, no fue porque ya estaba detrás suyo.

El acto, que pretendía ser multitudinario en la histórica Plaza de Mayo, quedó muy deslucido por una terrible tormenta pero, en palabras de la presidenta, «la democracia no se suspende por mal tiempo». Tampoco sus frases estridentes y como muestra otras dos textuales: «saben que estamos dejando una Argentina desendeudada» (el país está en cesación de pagos) y con falsa modestia «nooo, qué voy a ser la mejor».

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