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Así era el tren de vida de José Sócrates

El ex primer ministro luso gastaba, según cuentas de medios portugueses, al menos 15.000 euros al mes para vivir en París

Así era el tren de vida de José Sócrates REUTERS

belén rodrigo

El 5 de junio de 2011 José Sócrates perdió las elecciones legislativas. Durante los siete años anteriores había ocupado el cargo de primer ministro en Portugal pero la crisis económica, que le forzó a dimitir y a pedir un rescate, le obligó a abandonar el poder. Fue entonces cuando anunció que se tomaría un año sabático (que fueron más de dos), que se apartaría de la política. Para muchos fue difícil de creer ya que Sócrates parecía nacido para mandar. Un político «sanguíneo», autoritario, a quien tanto le gustaba salir en la fotografía, con sus trajes de Armani, que cuidaba al máximo su imagen.

Pero optó por dedicar más tiempo a él mismo y a su familia. Separado, padre de dos hijos, por entonces salía con la periodista Fernanda Câncio, de quien se rumorea que ya se ha separado. Eligió París, la capital del glamour, para volver a estudiar y vivir allí con su hijo mayor. Acabó por matricularse en un doctorado en Ciencia Política en la Escuela Doctoral del Instituto de Estudios Políticos de París. Padre e hijo compartieron meses una de vida de estudiantes muy peculiar, que pronto llamó la atención por el lujo derrochado. Ya en los primeros meses del 2012 la prensa portuguesa se hacía eco del estilo de vida que llevaba en la capital francesa el ex primer ministro, a quien no se le conocía ningún tipo de rendimiento. Cabe recordar que en el 2005, poco después de llegar al poder, Sócrates acabó con las pensiones vitalicias que se entregaban a los titulares de cargos políticos con doce años de funciones y también con la que se concedía a los ex jefes de Gobierno. A él le hubiese correspondido, ya que la ley entró en vigor meses después de su nombramiento, pero por opción propia no quiso recibir la pensión.

Según las cuentas realizadas por alto por el rotativo luso Correio da Manhã, Sócrates gastaba al menos 15.000 euros al mes para vivir en París. Siete mil euros se iban en la casa que se pensaba que estaba alquilada (uno de los temas por aclarar en la investigación), situada en Passy, uno de los barrios más caros de París. Se le veía frecuentar algunos de los restaurantes más selectos, donde las comidas pueden superar los 100 euros por día, frecuentó un doctorado de 13.000 euros por año y pagaba la escuela privada de su hijo. Y el pequeño, en Lisboa, estudiando en el Colegio Alemán. Para ir a clase se movía en un Mini Cooper. Ya por entonces se sabía que no tenía declarado ningún plan de pensiones o depósitos a plazo. Él mismo explicaría meses después que para ir a vivir a París «pedí 120.000 euros prestados a mi banco y ya me los gasté todos». Fue necesario recurrir a la ayuda de su madre, cuya fortuna procedía de una herencia, o al menos es lo que siempre ha dicho Sócrates. En su barrio tenía como vecinos a grandes hombres de negocio, herederos, políticos de alto nivel, embajadores, millonarios y príncipes árabes. En esta zona del barrio 16 de París también viven algunos presidentes africanos y misteriosos empresarios. Los otros portugueses que por allí pasaban son empleados del hogar o porteros de algunos de esos edificios. En su último año de estancia en París se cambió de casa, en una zona próxima. Ahora se comenta que la casa de París no era alquilada, sino comprada (valorada en tres millones de euros) y que está a la venta.

También muy noticiado fue la compra, en agosto de 2011, de un Mercedes Clase S 250 cuyo valor en Portugal es de 95.000 euros. Y surgieron varias informaciones sobre los millones de euros que movía la familia de Sócrates (cerca de 400) en varios offshores. Conocido era también su gusto por los restaurantes de lujo (se publicó que en los seis años de gobierno gastó 460.000 euros en comidas y cenas en el país y en el extranjero).

En el 2013 fue contratado por la farmacéutica Octapharma como consultor, recibiendo 12.000 euros por mes. Por su trabajo semanal como comentador de la actualidad política en la cadena pública RTP Sócrates no recibía ninguna remuneración, así le lo quiso, pensaba que estaba cumpliendo con su deber. Sin embargo, el tren de vida del ex primer ministro seguía siendo muy elevado, o al menos así lo entendieron los responsables de la investigación.

Demasiados movimientos de dinero entre cuentas de madre e hijo, sin explicación aparente, también con el chofer de por medio, que podría haber transportado grandes cantidades de dinero de Lisboa a París. Los rotativos Sol y Correio da Manhã afirman que la fortuna del ex primer ministro es superior a los 20 millones de euros. Hay información contradictoria sobre su existencia y su paradero, así como de muchos otros hechos, y serán las autoridades competentes las que traten de aclarar las dudas. Lo que parece claro es que la economía de Sórates ha estado muy mal contada. Su sueldo como primer ministro, que sufrió varios cortes por las medidas de austeridad, no llegaba a los 6.000 euros brutos mensuales de salario base. A lo que parece, nunca fue muy ahorrador, sabía que contaba con la ayuda de la familia. Pero hay demasiado dinero de por medio a la espera de conocer su procedencia.

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