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¿Por qué Yemen puede arrastrar al caos a la Península Arábiga?

La revuelta de los rebeldes chiíes contra el gobierno de la mayoría suní se enrarece con la acción de Al Qaida y el pulso entre bastidores de Arabia Saudí e Irán

¿Por qué Yemen puede arrastrar al caos a la Península Arábiga? reuters

f. de andrés

Siria e Irak se llevan la palma de la atención de los medios occidentales, pero la guerra civil que -con altibajos- sufre Yemen desde 2011 tiene también una formidable carga letal para toda la región. En cierto modo, el patio trasero de Arabia Saudí es hoy un laboratorio de las pugnas sectarias que registra Oriente Próximo, con peculiaridades que acentúan el carácter volátil de otro de los estados fallidos del mundo.

Los rebeldes chiíes, que luchan por las reivindicaciones históricas de un tercio de la población de Yemen (un territorio poco menor que España con 25 millones de habitantes), llevan meses alzados en armas contra el gobierno controlado por la mayoría suní. Desde agosto pasado controlan la capital, Saná, y desde principios de esta semana también el puerto de Hodeida, el segundo más importante del país después de Adén. En septiembre firmaron un acuerdo de paz con el gobierno, por el que se comprometieron a retirarse a sus feudos del norte a cambio de una retorno de los subsidios de la gasolina y de mayor presencia chií (de la secta huti) en el gobierno de Saná. Los últimos acontecimientos confirman que los rebeldes hutíes no tienen interés en honrar ese pacto.

El régimen del presidente Mansur Hadi, por su parte, no logra superar la parálisis pese a la ayuda que recibe del régimen hermano saudí. Hadi sustituyó al impopular presidente Saleh -víctima de la Primavera Árabe en 2011-, pero este sigue teniendo grandes apoyos dentro del ejército, que mantiene una actitud de debilidad pasmosa ante los rebeldes chiíes, La mayoría suní de Yemen cree que detrás de la la fortaleza de los hutíes se esconden Irán (la potencia chií regional) y las maniobras turbias desde el exilio de Saleh para regresar al poder.

Este confuso panorama es aprovechado desde hace tiempo por la red terrorista Al Qaida para ampliar su prestigio y su imagen de «tabla de salvación» de la mayoría suní de Yemen. Los atentados terroristas de Al Qaida menudean en Yemen, y buscan -aunque no siempre- objetivos de la minoría chií.

Para enrarecer aún más la atmósfera del más pobre de los países del Golfo, algunos activistas laicos del sur del país han desenterrado la bandera de la secesión del país, que estuvo dividido en dos -el norte islamista, el sur bajo la férula de un partido marxista apoyado por los soviéticos- hasta 1990. Los líderes del Movimiento Sudista están movilizando a sus partidarios en Adén, y pronto podría brotar en esa región otro foco de inestabilidad en el Yemen.

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