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Referéndum Escocia

¿Por qué en Glasgow y Dundee ha ganado el «sí» a la independencia?

El miedo pudo con las ansias secesionistas en toda Escocia menos en estas dos ciudades, afectadas por la decadencia industrial y el desencanto con los laboristas

¿Por qué en Glasgow y Dundee ha ganado el «sí» a la independencia? reuters

f. j. calero

Finalmente, el miedo a que todo pudiera cambiar con la independencia hizo que el «no» ganara al «sí» en el referéndum escocés , con más de diez puntos de diferencia: únicamente cuatro de las 32 circunscripciones -tres de ellas vecinas- optaron por la secesión del Reino Unido. Sin embargo, solo dos grandes ciudades, Dundee y Glasgow, cristalizaron el voto independentista.

Esta última, la urbe más poblada de Escocia, es la gran rival de la rica y turística Edimburgo, donde el «no» cosechó un 60 por ciento de los votos. Glasgow difiere de la capital escocesa tanto en política como en la forma en la que sus ciudadanos consiguen salir adelante. También en cuanto a la religión. El 29% de la población de Glasgow es católica, frente a un 16% que representan en el resto del país.

Tras la muerte de Margaret Thatcher en 2013, trescientos 'glaswegians' salieron a celebrar la noticia a sus calles, entonando los temas que marcaron el punk británico de los ochenta, que era contrario a las políticas tacherianas, contrario a todo. No es más que una anécdota fiel al estereotipo que arrastra Glasgow: ciudad postindustrial, engrasada a base de alcohol y violencia, según describe la «BBC» en su archivo histórico.

Aunque no se cumplieran los augurios del líder de la banda escocesa «The Proclaimers» (de marcado carácter independentista), Charlie Raid, quien aseguró que «las políticas de Thatcher han traído de vuelta la independencia escocesa», las dos ciudades donde ganó el «sí», explican su alejamiento de Londres en las políticas privatizadoras y de recorte.

Otrora principal zona portuaria de Escocia, en los años setenta Glasgow vivió una decadencia industrial que marcaría su futuro. Dundee, por su parte, sufrió la misma suerte, hasta el punto de que la industria del yute (textil), después de ser el principal motor económico de la región, vive hoy en un declive casi terminal. De esta forma, el menguado poderío de la industria tradicional británica frente a la pujanza de sus rivales asiáticos propició los cambios radicales que vinieron en los años ochenta.

Así las cosas, la «Dama de hierro» actuó en consecuencia privatizando industrias y restándole poder a los sindicatos. Su herencia perduró. Puesto que pocas cosas cambiaron con la llegada de Tony Blair al gobierno británico y su «tercera vía» de políticas socialdemócratas o social liberales. Plazas históricas del laborismo británico como Glasgow (donde nació el laborista y ex primer ministro británico, Gordon Brown) o Dundee se vieron de esta forma seducidas por las proclamas independentistas del Partido Nacional Escocés, que en 2007 logró llegar al poder con Alex Salmond al frente.

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